Tribuna

José María Martínez de haro

Escritor y Periodista

Héroes de pacotilla

Héroes de pacotilla Héroes de pacotilla

Héroes de pacotilla

La maquinaria de la Justicia continúa su labor ejemplar de aplicar la Ley allí donde se vulnera. Las imputaciones a algunos de los principales actores políticos del golpe de estado y las medidas cautelares de prisión a otros se realizan sin titubeos. Incluso la rocambolesca detención en Alemania del fugado Puidemont señalan a los independentistas que fuera de la Ley no puede construirse ningún proyecto político. Esa elemental premisa perecen ignorarla los sediciosos golpistas y el presidente del Parlamento de Cataluña convocando sesiones plenarias conducidas al ridículo de la Cámara cuya votación para la investidura fantasma de Puigdemont ha alcanzando cotas de esperpento jamás conocidas. La escena cómica la salvó Inés Arrimadas señalando con rigor el uso sectario de Parlamento catalán y la limitada capacidad intelectual de su presidente. En consecuencia a esta delirante vorágine, tratan de ignorar la legitimidad de los Tribunales españoles para encubrir una cobardía vergonzosa y aceptar la responsabilidad de sus actos incluidas las previstas en el código penal. Vemos el lento desfilar de los golpistas hacia las prisiones. Lágrimas y mas lágrimas, lamentos victimistas, declaraciones contra la democracia española, contra la independencia judicial, contra el Estado. La triste balada de quienes se veían ya en el poder y la gloria de esa República de chocolatina. Caretas de mártires paganos que viven una ensoñación cuyo final no habían previsto. Proclamaban un país sin desempleo, una economía solvente, una moneda propia apreciada en el mundo, sin cifras relevantes de fracaso escolar, puntera en la investigación, en las ciencias, en las infraestructuras y transportes. Un país sin desigualdad social donde los pajaritos cantarían a las nueve en punto y las dulces baladas empaparían valles y montañas, calles y plazas. Un país de sonrisas y abrazos. Una Arcadia feliz. Todo con un solo click en el botón de la independencia. Muy sencillo para los profetas de esta revelación que descubrió en un banco de Andorra el muy venerado; Jordi Pujol y su reverenda esposa en compañía de su apóstol preferido, Arturo Mas.

Cuando el proyecto se enfrentó a eso tan vulgar como la Justicia española, encontraron un necio de provincias que soñaba como Napoleón con un poder sin límites hecho a su medida. Los demás estaban ya instalados en el decorado barroco de esa República. El reparto también pactado con los anti sistema, los anti capitalistas, los anti hemorroidales, anti calvicie, todos sin excepción cabrían en esta igualitaria panacea donde los catalanes pata negra utilizaron, otra vez, a charnegos de postín tal que Ana Gabriel, Rufián, Puigedmont, Jordi Sánchez y tantos otros que escupen sin pudor contra sus orígenes extremeños, andaluces, murcianos o castellanos en busca de una nueva identidad donde encubrir sus muchas frustraciones. Además la cuota argentina que siempre está en guardia, Pisarello y adláteres. El independentismo una mera farsa para alcanzar el verdadero botín del poder con pleno sometimiento del poder judicial como ya han anunciado. Impunidad para continuar la perseverante labor de saqueo de instituciones públicas y empresas privadas que aumentarían con mordidas del 5 o el 6 por ciento. Impunidad para gravar impuestos sin control alguno. Para crear instituciones sectarias al servicio de un único patrón. Dinero e impunidad, que buena ensoñación.

La visión rural y atrasada del mundo globalizado y del futuro inmediato. Y todo ello se fraguaría bajo la egregia figura de Puigdemont cuyo mayor logro es haber alcanzado por mérito propio la fama universal de necio. Necio en Gerona, necio en Waterloo y necio en Alemania que ahora se enfrenta a una dura realidad. Esta baratija política y toda la quincalla que le acompaña han confundido la capacidad del Estado español y de la Justicia española con una fiesta de" calsots " en pleno Ampurdán con barretina incluida. En su aturdimiento cavernícola ignoraban que Europa, esa Europa democrática madre de la civilización occidental no podrá reconocer la fragmentación de sus Estados miembro. Ahora habrán de lamerse en prisión las costras de su absoluta soledad. Ni República independiente, ni leches. La breve escapada de los promotores de esta Arcadia feliz ha acabado entre rejas. Y el Napoleón de pacotilla a punto de conocer la cárcel de Estremera lugar de meditación y reposo.

Queda la violencia como práctica aberrante y anti política. Quedan esos cincuenta mil agitadores callejeros, profesionales de la barricada con la mecha en la mano. Otros en la misma Europa hace ochenta años también vociferaban y encendían hogueras y quemaban símbolos alentados por la esvástica de un Imperio que duraría mil años. En aquella Alemania eran muchos más que los de ahora en Cataluña. Aquel Imperio sucumbió ante las democracias y la Justicia dictó la última palabra. Ahora la Justicia con plena legitimidad ha tomado la palabra en España amparada en un Estado de derecho que está reconocido y respetado en el mundo entero. Son ejemplos a tener en cuenta porque la historia se repite para desgracia de miles y miles de ciudadanos que estiman sus libertades y derechos protegidos por la Constitución española clamorosamente aprobada en Cataluña por un 91% de votos libres. Pequeña lección que podrían haber estimado los próceres del independentismo golpista y haber ahorrado estos episodios que cubren de verguenza ese pequeño rincón de la península ibérica. Y por extensión a España entera. Como último atisbo de lucidez mental apaciguar la jauría que ahora mismo amenaza la paz en calles y plazas de Cataluña a toque de silbato. Muy lamentable balance de este intento golpista. Y para aquellos catalanes que votaron contra el delirio independentista cabe aludir que a la postre triunfa la razón del Estado , aunque se haya vulnerado el Estado de la razón de parte de estos delincuentes políticos.

¡!Le pétit Napoleón a prisón¡!

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