Tribuna

Juan José García

Experto en Inteligencia Económica y Competitiva

INVESTIGACIÓN+FINANCIACIÓN=VACUNAS

Entre las más avanzadas en el mundo occidental están las de Pfizer/BioNTech, ModeRNA y Astrazeneca/Universidad de Oxford, en Rusia Sputnik V y en China hay 12 en desarrollo

INVESTIGACIÓN+FINANCIACIÓN=VACUNAS INVESTIGACIÓN+FINANCIACIÓN=VACUNAS

INVESTIGACIÓN+FINANCIACIÓN=VACUNAS

El mundo está en plena campaña de vacunación para inmunizar a la población contra el virus COVID-19 que tardará bastantes meses en completarse, pero ha calado entre la población la duda que suscita un desarrollo en tan corto espacio de tiempo, en comparación con casos anteriores, que se ha visto amplificada por campañas de desinformación relacionadas con supuestos efectos perniciosos de las vacunas.

Para los que somos gente de a pie y no tenemos conocimientos de biomedicina nos cuesta entender los aspectos más técnicos de las vacunas que se están desarrollando, pero aun así hay hechos objetivos a los que se puede llegar después de analizar mucha de la información disponible. Además, la alternativa a no vacunarse, en mi opinión, no inspira mucha confianza vistas las cifras de fallecidos que lleva acumuladas esta pandemia.

Actualmente, según la OMS hay cerca de 200 vacunas experimentales contra la COVID-19 (de ellas 19 españolas). Entre las más avanzadas están en el mundo occidental Pfizer/BioNTech, ModeRNA y Astrazeneca/Universidad de Oxford, en Rusia Sputnik V y en China hay 12 vacunas en desarrollo de las que 4 están ya disponibles.

Sin duda estas cifras muestran claramente el gran esfuerzo realizado por la comunidad científica, las empresas farmacéuticas y los países para conseguir las vacunas lo antes posible. En este proceso hay que resaltar dos factores fundamentales: investigación y financiación.

Las vacunas se han desarrollado en poco más de 10 meses porque en las últimas décadas ha habido muchos científicos trabajando en distintas técnicas relacionadas con la producción de vacunas para luchar contra muchos tipos de enfermedades. Además, en este caso se ha batido el récord de colaboración entre expertos y se han sumado muchos de los conocimientos acumulados durante todo ese tiempo.

Las técnicas empleadas para producir las vacunas son muy diferentes. Sin pretender ser exhaustivo, las hay que usan métodos más tradicionales para generar inmunidad mediante el uso de una versión muerta del coronavirus o las basadas en un virus del resfriado común fusionado con una proteína para estimular la respuesta inmunitaria. La otra técnica que ya nos empieza a resultar familiar es la del ARN mensajero, que utiliza una metodología más novedosa.

Algunos investigadores llevan trabajando en esta última desde la década de los noventa, pero entonces las empresas apostaban por otras tecnologías más clásicas. Antes de esta pandemia ya había empresas que habían adquirido las patentes para desarrollar vacunas basadas en la tecnología ARNm y por ello, los tiempos de respuesta han sido menores de lo que cabría esperar. Algunos expertos señalan que este método es el futuro en el campo de las vacunas por su gran potencial y abre una ventana de optimismo para combatir otras enfermedades.

También la financiación pública y privada ha sido muy grande y por eso las empresas farmacéuticas han dedicado grandes recursos humanos y materiales al desarrollo de las vacunas. No hay cifras exactas de la financiación pública o privada utilizada por cada empresa, pero sin duda son cantidades nunca vistas hasta ahora (hay un gráfico de la BBC que da una idea de ello).

Las empresas han dedicado mucho dinero y los países también para comprar millones de dosis que servirán para pagar el coste de la investigación, la producción y distribución y el margen de beneficio de las empresas. Las cifras que se manejan no nos deben escandalizar porque la investigación tiene un coste y cada vacuna también y los beneficios servirán para seguir investigando nuevas vacunas y nuevos tratamientos para otras enfermedades.

Sin financiación no hay investigación y sin investigación no hay avances y en este caso no habría vacunas. El famoso divulgador científico Carl Sagan dijo que "vivimos en una sociedad totalmente dependiente de la ciencia y la tecnología y casi nadie les presta atención y esa es una receta clara para el desastre".

Esa es una de las lecciones que entre otras muchas se deberían aprender de esta pandemia. La ciencia y la tecnología son motores que nos permiten avanzar hacia el futuro; así ha sido a lo largo de la historia y así deberá seguir siendo. En esta ocasión la ciencia ha respondido.

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