Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Universidad

Inés Arrimadas, voz y poema

Con dedicación, carisma y esfuerzo ha llegado a donde ha llegado

Inés Arrimadas, voz y poema Inés Arrimadas, voz y poema

Inés Arrimadas, voz y poema

Son las seis de la mañana de este sábado, 25 de noviembre, donde el otoño en algunos paraísos como Almería tiene ese olor a sol y luz, a nostalgia y literatura en la cercanía de este mar de historia y leyenda de ayer a hoy en los horizontes del presente. Se acerca el 21 de diciembre, en la misma entrañas de la familiar Navidad. Inés Arrimadas es ese poema albertiano, que, nacida en el aroma de Jerez, inspira la suave brisa de la bahía entre El Puerto y Cádiz, entre Chipiona y Sanlúcar; allí donde el Atlántico la convirtió en diosa en la playa de la Caleta, donde la letra de Antonio Burgos y la copla de Carlos Cano recitan que y verán que no exagero si al cantar la habanera repito: La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz, La Habana con más salero. Ante las apasionantes elecciones del esperado 21 de diciembre, surge una pregunta, entre la retórica clásica y ateniense, ¿puede ser presidente de la Generalitad la diosa jerezana y, actualmente, presidenta de la oposición en el parlamento catalán? Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, ha manifestado que los socialistas no apoyarán a la política de Ciudadanos; pero nunca en la dialéctica de los días se puede saber que puede pasar, cuando el debate y el diálogo abran sus puertas a la esperanza. Inés Arrimadas, quien dice que todos los días recibe tantas muestras de cariño como de odio, puede ser el revulsivo que necesita el constitucionalismo para mirar el futuro de manera diferente y conjugarlo de modo bien diferente, de forma tal que España sea Cataluña y Cataluña siga siendo una parte fundamental de España.

Esta mujer, que se ha hecho a sí misma y que está casada con Xavier Cima, ex miembro de Convergencia Democrática de Cataluña, tiene personalidad, valentía, encanto, aquello que los franceses dicen "charme" y belleza de actriz y musa poética, como si hubiera inspirado a Petrarca y Garcilaso, Bécquer o Salinas. Esta diosa helénica es la fotografía de una nueva generación que siente la política con pasión y entrega y con un perfil y una manera de hablar y decir originales. La política necesita ese endecasílabo que inspira la métrica de la Voz a ti debida, que Pedro Salinas habría escrito, sin duda entre métrica machadiana y perfección borgeana, a quien causa sensación entre propios y extraños, entre los que la aman y la odian, entre partidarios y detractores, entre simpatizantes y adversarios, entre amigos y enemigos. Arrimadas es, así, la mujer que, en el parlamento catalán, dice lo que piensa, recordando, alguna vez, lo que decía Quevedo y Baltasar Gracián matizó en su obra genial. Porque esto es Inés Arrimadas: perfección y dulzura, inteligencia y poesía; soneto quevediano, al fin, en la métrica inefable de Juan Ramón.

Luchadora infatigable, estudió la doble titulación de Derecho y Administración y Gestión de Empresas en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, para trabajar después en la empresa privada y adquirir preparación y experiencia. Con dedicación, carisma y esfuerzo ha llegado a donde ha llegado. Las preguntas, con retórica y sin retórica, se vuelven, otra vez, a resumir en una sola: ¿Hay posibilidad alguna de que esta vez sí la democracia española impulse, desde la presidencia de la Generalitat, otro modo diferente de hacer política y conduzca la gestión de lo público a la creación de bienestar, riqueza y progreso en el provenir de Cataluña y, por ende, de la propia España? Ya falta poco para saberlo. Pero, como Inés Arrimadas es poema y métrica, aquí está el recuerdo: ¿Cómo ve me vas a explicar, /di, la dicha de esta tarde, / si no sabemos por qué / fue, ni cómo, ni de qué / ha sido, / si es pura dicha de nada? En nuestros ojos visiones, / visiones y no miradas, /no percibían tamaños, / datos, colores, distancias. / De tan desprendidamente / como estaba yo y me estabas / mirando más que mirando, / mis miradas te soñaban, / y me soñaban las tuyas. / Palabras sueltas, palabras / deleite en incoherencias, / no eran ya signo de cosas, / eran voces, puras voces / de su servir olvidadas. / ¡Cómo vagaron sin rumbo, / y sin torpeza las caricias! Largos goces iniciados, / caricias no terminadas, / como si aun no se supiera / en qué lugar de los cuerpos /el acariciar se acaba, / y anduviéramos buscándolo, / en lento encanto, sin ansia /.

El poema de Pedro Salinas no tiene fin. Inés Arrimadas es musa y soneto o verso libre. Porque su homenaje es el homenaje a la mujer, que, con su lucha callada y ejemplar, ha llegado a la política, a la Universidad y a la empresa para demostrar su valía en cualquier dimensión o apartado. Inés Arrimadas, entre la política y la rima.

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