Tribuna

Javier soriano

Coronel de Infantería DEM en la reserva

Una Junta de Gobierno de trileros

Una Junta de Gobierno de trileros Una Junta de Gobierno de trileros

Una Junta de Gobierno de trileros

El mismo día de la Toma de Almería por los Reyes Católicos, pero de 2019, el Excmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Almería firmó un Decreto por el que constituía una Comisión Gestora en la Hermandad de la Santísima Virgen del Mar para regir "temporalmente esta asociación de fieles, convoque nuevas elecciones en el plazo de dos o tres meses, y dé paso al gobierno ordinario de la misma una vez cumplidos los objetivos señalados en este Decreto". El origen del asunto estuvo en el resultado de las elecciones del 30 de septiembre de ese mismo 2019 para renovación de Hermano Mayor y Junta de gobierno, y el malestar manifestado por algunos grupos de fieles cofrades a la gestión del Hermano Mayor saliente.

Unas elecciones que no fueron impugnadas por ninguno de los candidatos ni electores, pero tampoco puestas en duda por la Junta Electoral, como órgano responsable de velar por el cumplimiento de las disposiciones referentes a las elecciones y que todos los candidatos y electores reúnan las condiciones exigidas por los Estatutos.

Así, mediante un Decreto, con total falta de transparencia ante la Asamblea General como Órgano Superior de la Hermandad, se fulminó al Hermano Mayor saliente y se obvió el resultado electoral, poniendo a la Hermandad en manos de una Comisión Gestora en la que se integró a la Camarera Mayor de la Junta de Gobierno saliente (y actual Hermana Mayor), en una demostración de deslealtad supina hacia el que fuera su Hermano Mayor.

Una Comisión Gestora que ha sido juez y parte, y que en ningún momento ha sido lo escrupulosamente discreta y respetuosa con todas las partes como debiera haber sido, siendo evidente su animadversión hacia el Hermano Mayor saliente y a la candidatura ganadora en unas elecciones que nunca han existido de acuerdo al Decreto de la Autoridad Eclesiástica.

Y tras dos años esperando, en diciembre ha vuelto la "normalidad" impuesta por la Comisión Gestora, con unas elecciones "urgentes", convocadas con un mes de antelación, cuando en las "Indicaciones sobre procedimiento para elecciones de nuevo Hermano/a Mayor" de la Diócesis de Almería, se establecen dos meses. Unas elecciones con una única candidatura, la de la Camarera Mayor de la Junta de Gobierno responsable del supuesto desgobierno que originó el Decreto, y también miembro de la Comisión Gestora.

Y una Junta de Gobierno integrada por dos miembros de la Gestora, por el propio candidato derrotado en las elecciones "que nunca existieron", con dos miembros del equipo de la candidatura derrotada y con tres miembros de la Junta de Gobierno del Hermano Mayor saliente.

El refrán "Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como" viene muy bien para definir lo que, desde mi punto de vista, ha ocurrido: el interés de unos por una candidatura concreta, que es derrotada; no lo asumen y provocan una crisis resuelta con la designación de una comisión para restablecer el buen orden (el de ellos) y convocar unas elecciones de las que sale un equipo dirigido por una felona e integrado por una parte de la candidatura derrotada, de la propia gestora y de la Junta de Gobierno anterior, o lo que es lo mismo, un equipo de "retales".

La Real Academia Española define "corresponsabilidad" como "responsabilidad compartida", por lo que es evidente que todos los miembros de la nueva Junta de Gobierno que proceden de la anterior, son corresponsables de la gestión llevada a cabo por el Hermano Mayor saliente, como también es corresponsable el Consiliario, que lo ha sido y lo es de las dos Juntas de Gobierno. Así mismo, los miembros de la Comisión Gestora que se han integrado en la nueva Junta son un claro ejemplo del refrán de Juan Palomo. Y a los miembros de la nueva Junta procedentes de la candidatura derrotada, desde mi punto de vista les ha faltado un poco de dignidad.

Con esta nueva Junta de Gobierno, los instigadores y conspiradores de la Comisión Gestora, algunos ahora integrados en esta nueva Junta, han conseguido "entre bastidores" lo que no consiguieron en las elecciones de septiembre de 2019.

Siendo la Hermandad de la Virgen del Mar una asociación pública de fieles cristianos que debe desarrollar su vida y actividad de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, y que tiene entre sus fines promover la formación cristiana de sus asociados, valores tan cristianos y universales como la humildad, la lealtad o el amor, entre otros, deberían constituir el marco de relación entre hermanos, y no lo contrario.

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