Tribuna

jOAQUÍN rEVUELTAS

Profesor

Libertad animal

La ausencia de ruido, aviones y gente ha provocado que nuestros animales hayan dejado su hábitat y se hayan acercado a nuestro mundo

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Libertad animal

El confinamiento sigue su curso y nuestras casas se han convertido en ecosistemas. Desde nuestras ventanas hemos observado como nuestras calles han sido tomadas por nuestros animales.

Los medios de comunicación comienzan a echar en los informativos videos donde podemos ver imágenes insólitas: jabalís corriendo por nuestras calles, delfines llegando a nuestros puertos, cabras montesas y diferentes especies son los habitantes que pisan nuestros espacios urbanos.

Hay especies que ahora podrán sufrir una repoblación, como es el caso del gato montés o del águila perdicera.

La ausencia de ruido, aviones y gente ha provocado que nuestros animales hayan dejado su hábitat y se hayan acercado a nuestro mundo.

Este aislamiento ha provocado también que la atmósfera esté limpiando su interior, provocando un descenso de contaminación y como consecuencia el aíre es más limpio y puro.

La ausencia de vehículos en nuestras ciudades, ha provocado que las producciones de las concentraciones de dióxido de nitrógeno hayan bajado y han beneficiado a que nuestras ciudades se libren del efecto perjudicial que este gas provoca en todos nosotros.

Este virus tiene un efecto muy negativo en las personas, pero ha beneficiado nuestra atmósfera, limpiándola.

Es admirable el comportamiento de los animales, su lealtad incondicional con los humanos.

Comprenden cada palabra, nos acompañan siempre en los momentos buenos y en aquellos donde muchas veces nadie se queda, aquellos donde descubres la verdadera lealtad.

Son enfermeros incondicionales que están siempre a nuestro lado y todo ello acompañado por un silencio enriquecedor del que deberíamos aprender los humanos.

Durante estas semanas de confinamiento en mi mente ha estado grabada la imagen de una jaula y un pajarillo dentro.

No somos conscientes de que tienen alas, que quieren rozar el aire, sentir la libertad y en definitiva salir de esos barrotes que le aíslan de su mundo.

Ahora nosotros somos esos pajarillos que miramos con esos ojos, ansiamos la libertad y queremos respirar ese aire limpio que ahora fluye en nuestras ciudades.

Los animales nos dan lecciones de vida y durante este confinamiento me estoy haciendo una pregunta, ¿qué estábamos haciendo con nuestros ecosistemas, con nuestros animales, con nuestro aire?

Se puede salir a la calle a pasear a nuestras mascotas, ¿paseamos a nuestras mascotas o ellas son las que nos pasean a nosotros?

Ante esta situación han proliferado el número de adopciones en las protectoras de animales, perreras, refugios y diferentes asociaciones.

Se ha producido un aumento vertiginoso en el número de adopciones y quiero pensar bien.

¿Se ha adoptado un animal para quererlo, cuidarlo y disfrutar de su amistad incondicional, o hemos adoptado para salir como esos pajarillos que están en sus jaulas ausentes de libertad?

Ojalá durante este tiempo hagamos un acto de conciencia y pensemos en todo lo negativo que estábamos haciendo con un mundo que jamás nos traicionará y abandonará: EL MUNDO ANIMAL.

Como si se tratara de un ordenador que ante cualquier virus necesitase formatear su disco duro, espero que nuestro planeta haya aprendido que este formateo planetario sirva para empatizar con las distintas especies que habitamos en este mundo.

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