Tribuna

Rubén San Isidoro Martínez

Periodista

EL MERCADO LITTLE SPAIN

Para los que nos encontramos fuera el Mercado Little Spain supone un oasis de placer entre tanta hamburguesa grasienta (hay otras muy buenas), pizza, hot dogs y brócoli cocido

EL MERCADO LITTLE SPAIN EL MERCADO LITTLE SPAIN

EL MERCADO LITTLE SPAIN

Frente No se trata del primer artículo en el que hablo de la inexistente gastronomía americana, sin embargo, en esta ocasión, el tema que nos ocupa es diametralmente opuesto, y no precisamente por su forma, sino por su fondo. Ahora bien, el tema que trataremos es cómo la gastronomía española se abre paso en una ciudad como Nueva York, máxime con la reciente apertura del Mercado Little Spain, comandado por los hermanos Adrià y el chef José Andrés, este último afincado en Estados Unidos desde hace casi 30 años. Juntos han lanzado un proyecto ambicioso, de calidad y que pugnará por convertirse en el espacio gastronómico de comida internacional más importante de la ciudad, un hito que llevaría la imagen de estos cocineros y la comida española al Olimpo de la gastronomía mundial. El único espacio que podría compararse con este nuevo mercado sería Eataly, el apogeo gastronómico italiano hecho éxito, que fue fundado en 2007. Hasta el momento, la comida italiana tiene una mayor relevancia en la ciudad de Nueva York por la grandísima influencia de la población italiana que habita en ella desde hace decenios. Sin embargo, con el Mercado Little Spain, la gastronomía española demanda su cuota de protagonismo y está llamada a convertirse en una de las referencias culinarias en la capital del mundo.

Hasta el momento, han sido muchos los centros culturales y gastronómicos de origen español que han intentado convertirse en referencia para la sociedad neoyorquina, sin embargo, su prestigio no ha sido suficiente como para atraer la mirada de cientos de personas, que observaban con curiosidad la apertura del Mercado Little Spain. Su encuadre es perfecto, en un barrio llamado Hudson Yards, que ha quedado inaugurado en la zona oeste de la ciudad, bañado por el famoso río Hudson. No sería desdeñable mencionar algunos restaurantes españoles que gozan de cierta fama, como el Tomiño, La Nacional o el Círculo Español de Queens. Sin embargo, con este espacio, los hermanos Adrià y el chef José Andrés quieren dar el renombre merecido a una de las gastronomías más reconocidas a nivel internacional, como es la española. Los restaurantes mencionados anteriormente dejan al consumidor con un buen sabor de boca, pero este mercado tiene algo especial, goza de un encanto renovador que sumerge al cliente en una experiencia única e inolvidable. Una vez dentro del mismo, tu mente puede provocar que creas encontrarte en cualquier emplazamiento español, si no fuera porque el acento americano sigue predominando entre los habituales que visitan el mercado con el objetivo de ser deleitados por sus ofertas.

Unas ofertas que suponen un abanico de posibilidades para el consumidor más elitista, una auténtica oda a la gastronomía española tradicional, porque el espacio Little Spain no aboga ni mucho menos por el minimalismo en sus platos, sino por lo más tradicional de la cocina española, provocando precisamente que los españoles que nos encontramos viviendo en Nueva York contemplemos con añoranza platos que hemos degustado desde que éramos pequeños. Paella valenciana, paella de verduras, cochinillo asado, patatas bravas, salmorejo, surtido de ibéricos, marisco, coca catalana e incluso los churros tienen cabida en este espacio. Lo mejor de cada casa. La paella no estaba mal, las bravas sencillamente deliciosas y los churros pueden mejorar. No intentaré yo apropiarme del delantal del crítico de cocina, pero la progresión que puede y debe experimentar este mercado es directamente proporcional a la sonrisa que se dibuja en nuestra cara cuando vemos que platos de toda la vida son realizados en territorio norteamericano por las mismas manos de siempre, cocineros españoles que han probado suerte y tienen el orgullo de representar lo mejor de la cocina española.

En definitiva, para los que nos encontramos fuera de casa por diversos motivos, el Mercado Little Spain supone un oasis de placer entre tanta hamburguesa grasienta (hay otras muy buenas), pizza, hot dogs y brócoli cocido. Ahora los españoles que admiramos nuestra cocina, y los americanos que aún tienen que descubrirla, tenemos la posibilidad de satisfacer nuestro apetito en un centro variado y asequible. Espero que, en unos años, los americanos puedan abrir su propio mercado gastronómico en la ciudad de Nueva York. Significará que han conseguido aunar diferentes ideas para crear su propia seña de identidad.

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