Tribuna

JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO

Escritor y periodista

EL 15M, MITOS Y LEYENDAS

Desde el pasado 15 de marzo en los periódicos y revistas corren ríos de tinta sobre lo ocurrido en Madrid el 15 de marzo de 2011. Cada cual pone su granito de arena sobre un relato mil veces repetido y muy manido. Con el permiso de ustedes yo discrepo de la premisa, es decir del relato oficial y oficioso sobre el 15 M. Por aquello de la edad pude seguir desde la lejanía otro movimiento ciudadano y revolucionario de protesta como ha pasado a la historia Mayo del 68. Paris, Francia, el paraíso inalcanzado en aquella España de las bambas Pirelli. Las imágenes y noticias de televisión española eran escasas, pero un servidor entonces leía en francés y de algún modo traté de entender el significado de la protesta de aquellos jóvenes con elaboradas consignas y pancartas, con actos de rebeldía en barricadas frente a la policía, con las élites de la intelectualidad como guías de aquel movimiento que puso en un brete al mismo Presidente de la República francesa. El mundo entero sintió un estremecimiento, algo anunciaba un cambio de actitudes y de mentalidad en la sociedad de la post guerra. Y ello empujó a un cambio en la política francesa con sus sacudidas en otros países democráticos.

Como suele ocurrir con la burguesía que alimenta el capitalismo, al final triunfó Burger King y Coca Cola. Aquella fuerza inicial se fue diluyendo bajo la confortable nube de la sociedad de consumo. Habría que recordar cuantos "rebeldes" españoles, antifranquistas, ácratas y bohemios estuvieron presentes en París en Mayo del 68. Echando cuentas, aquí no debió quedar ninguno de los que solían autocalificarse de intelectuales, artistas, escritores, pensadores, conspiradores, etc. Todos estaban en Paris. .Un periodista muy mordaz, Jaime Capmany, escribió su columna sobre la picaresca de un escritor e "intelectual" ya fallecido que mientras escribía crónicas diarias, "sobre el asfalto" las titulaba, detallando el mayo del 68, lo hacía confortablemente instalado en su casa sin haber pisado Paris.

Con notables diferencias algo de esta historia me recuerda el 15 M en Madrid. Para los jóvenes que no tuvieron ocasión de ser modernos y rebeldes, la frustración de no haber tenido en España algo semejante a mayo del 68, era un asunto pendiente en el que singularmente la izquierda estaba ojo avizor esperando la ocasión. Y llegó la crisis económica y las consecuencias de unas políticas catastróficas para las clases medias y asalariados. La caída de la economía ofreció datos espeluznantes y el desempleo y falta de oportunidades de los jóvenes hizo de España uno de los países menos atractivos de Europa para lograr un trabajo. Y se dieron los tres factores determinantes; la izquierda "revolucionaria" mayoritaria en casi todos los campus universitarios, los jóvenes titulados que habían de emigrar para lograr un trabajo y las redes sociales como altavoces masivos del descontento social. El cocktail estaba servido y con un click de los teléfonos móviles se organizó una concentración que demostró una formidable capacidad de convocatoria.

Yo si estuve en la Puerta del Sol en dos ocasiones. Y me gustó. Por razones de edad me llevé un cojín hinchable y asistí sentado sobre la acera en una "asamblea ciudadana" donde escuche propuestas razonables que podrían compartir la mayor parte de los españoles. La crisis tuvo sus voces de protesta que mostraban una conciencia social contraía a la decrepitud de entonces. Fue un ambiente festivo, variopinto por la edad, los atuendos y las diferentes intervenciones con megafonía de mercadillo. El impacto visual y el mensaje dieron en el blanco de la opinión pública y singularmente en el ámbito de la política. La transición española no había conocido algún freno a las políticas de signo capitalista más o menos disfrazadas del PP y del PSOE. Aquel grito unánime llegó a toda España; !¡ indignación¡! fue la consigna repetida por miles de voces. Contra las políticas de uso de los fondos públicos, contra la precariedad laboral, contra la corrupción institucional instalada en casi todos los partidos políticos, contra las élites de la política y las finanzas. "No nos representan" frente a los parlamentarios y senadores a las puertas del Congreso.

La revolución social de Mayo del 68 no trascendió en alguna organización o partido que irrumpiera en la política francesa. Quedó un cierto sabor nostálgico con ese toque de importancia que tan bien hacen notar los escritores, periodistas, filósofos y pensadores franceses. En España los organizadores más visibles del 15 M encontraron la ocasión para alcanzar otras metas y con el fervor de la mayoría asamblearia formaron un partido político. Y como era previsible, la huella de aquella espectacular protesta de la Puerta del Sol apenas ha quedado para crónicas apresuradas recordando la fecha con nostalgia. El partido que surgió del 15 M marca un rumbo incierto y sus dirigentes fundacionales han seguido distintos caminos dentro y fuera de la política activa. Lo más reseñable de este relato es la trayectoria del "Líder Indiscutible" del 11 M, conocedor de todas las soluciones posibles a los muchos problemas de esta España atrasada. En una magistral pirueta circense y tras abandonar la Vicepresidencia del Gobierno y protagonizar el mayor fracaso político electoral en Madrid, ha renunciado a todos sus cargos y a su escaño para disfrutar una vida más holgada regada de dinero público en una suntuosa mansión de la Sierra de Madrid. Este es el fruto más reluciente del añorado 15 M.

Escribí al comienzo que discrepaba de la premisa, lo hago en el convencimiento que es posible organizar otro 15 M cualquier fin de semana. Las bases esenciales siguen intactas; el desempleo juvenil es sencillamente insoportable, el descontento de los jóvenes universitarios ha ido en aumento, la frustración de las clases medias, autónomo, pequeños empresarios y asalariados es mayor aún que el 15 M. Y las redes sociales han ampliado su capacidad de difusión y de opiniones distintas capaces de cualquier convocatoria masiva. Por todo esto y mucho mas, el 15 M es perfectamente repetible, lo que no ocurrió así con el Mayo del 68 francés teñido en la aureola de lo irrepetible.

Ocurre sencillamente que en España la izquierda no se moviliza en la protesta por dos hechos diferenciales respecto a aquel 15 M; ahora en España gobierna una coalición socialista y comunista con el apoyo explicito de otros partidos de izquierda radical. Y también, el hervor primigenio de aquella protesta parece apaciguado ante la opulencia visible de un señor que desde los altos de Galapagar debe estar riendo a mandíbula batiente de aquellos ingenuos asamblearios que abrieron la puerta para su verdadero destino.

Voici la différence.

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