Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista. Premio de Ciencias Sociales y Letras

Nostalgia de otro tiempo

Nostalgia de otro tiempo Nostalgia de otro tiempo

Nostalgia de otro tiempo

En estas fechas de miedo y confinamiento la memoria de algunos que ahora tratan de destrozar la transición y los valores que la inspiraron les ha traicionado. Acorralado este Gobierno por los datos escalofriantes sobre contagios, insuficiencia de medios de protección de la población en general y los sanitarios en particular y el número de víctimas mortales del coronavirus ha recordado ahora, como ungüento balsámico, la concordia en aquellos años que España emergía hacia un futuro que se construyó codo con codo entre las principales fuerzas parlamentarias. Le llamaron Pactos de la Moncloa, y yo estaba allí en los pasillos y en los despachos para ir anotando e ir preparando el comunicado de Presidencia. Para llegaral acuerdo los líderes de los partidos que acudieron al Pacto practicaron de principio la tolerancia y hubieron de aparcar parte del nutrido bagaje ideológico que alimentó el exilio y la clandestinidad en el PCE y el PSOE. Y asimismo los partidos emergentes; UCD como referencia del Gobierno. Incluso los nacionalismos constitucionales, entonces, PNV y CiU estuvieron a la altura de aquellas circunstancias. Grandes hombres con talento, patriotismo y generosidad pudieron lograr un gran acuerdo para España. Muchos de aquellos ya no están con nosotros. Otros se están yendo víctimas de este maldito virus, por recordar a Landelino Lavilla y Enrique Múgica, entre otros tantos. Quedan pocas voces de aquellos demócratas que puedan esclarecer ahora mismo este panorama desolador que nos asuela. La voz autorizada y prestigiosa de un gran socialista que estuvo allí en aquellos Pactos se alza vigorosa y lúcida para iluminar el presente y un futuro posible. Se trata de Felipe González que si no el único, si es el más representativo del PSOE en su larga etapa de gobierno tras la guerra civil. En una entrevista en RNE el Ex Presidente nos avisa y avisa sobre los intentos de los socios de gobierno de Pedro Sánchez; Podemos e Izquierda Unida. Y es claro y trasparente en sus afirmaciones; "No es momento de romper el marco constitucional en medio de esta pandemia" Y refiriéndose a Pedro Sánchez afirma que "el líder del Gobierno no puede ni debe tolerarlo". Y continua; "si durante el dialogo algunos de los socios o no socios del Gobierno creen que es el momento para cambiar el marco constitucional o romper las reglas de juego con la UE, se están autoexcluyendo". Y concluye con frase elocuente; "para esto nadie podrá contar, creo yo, con los socialistas". En aquellos años hube de redactar con otros compañeros las réplicas parlamentarias a Felipe González que ejercía con brillantez como líder de la oposición. Y creo haber descubierto en este veterano político un toque de ingenuidad o nostalgia. Felipe González aun se mueve en el ámbito intelectual y político de aquel PSOE recién llegado del Congreso de Suresnes (Francia). No parece haberse percatado que aquel PSOE ya no existe. Se lo ha tragado la ola gigantesca del populismo sin otro norte que el poder como único objetivo. Las ideologías tradicionales que señalaron a Europa y más tarde a España como el faro que iluminaba el mundo que alumbraron grandes estadistas, intelectuales, profesores, filósofos, periodistas y políticos tras la segunda guerra mundial, se han desvanecido. Y en su lugar aparecen los que se comen el queso parasitándolo de hongos. Hongos que han logrado corroer el pensamiento, la política, la filosofía, el periodismo y por ende la opinión pública junto a una sarta de acompañantes que encuentran "la gloria" en un hábitat nunca imaginado a sus limitaciones profesionales. Creo que Felipe González no quiere acreditar la defunción de la socialdemocracia que procuró tantos logros políticos, económicos y sociales a sus gobiernos y tanta tranquilidad y prosperidad a los españoles. Y aquí está la clave, ¿ a qué PSOE se refiere Felipe González?. Quienes representan ahora esas siglas centenarias parecen no conocer el alcance y las posibles consecuencias del momento dramático e histórico que estamos viviendo. Toda su energía política está orientada a permanecer en el poder incluso por encima y más allá de los datos estremecedores de la gestión de esta pandemia.

Nada habría de sorprender en el afán de poder, aspiración de cualquier político, pero hay situaciones tan excepcionales y dramáticas que este objetivo habría de ser compatible con una visión de Estado capaz de frenar las ambiciones y delirios de algunos que no esconden su oportunismo sectario. En todo caso, estos pactos que ahora se proponen no se fundamentan en aquel modelo de colaboración y concordia, ni persiguen los mismos objetivos porque están guiados por afanes concretos de un gobierno que trata de mutualizar sus ausencias, errores y faltas de previsión en los tiempos que desde el inicio ha gestionado esta pandemia.En España vivimos desde hace meses una situación abrumadora donde la propia vida está amenazada. En este escenario de una gran morgue nacional se alzan las voces de jóvenes actores políticos; Podemos, Bildu, IU, CUPs, Anticapitalistas, incluso en el PSOE que recuperan insensatamente la cartelería guerra civilista reavivando rencores de tiempos oscuros donde España naufragó. Ni el drama nacional de más de 20.000? españoles fallecidos porque nada es capaz de frenar la marcha hacia modelos estatalistas de corte bolivartiano. Este es un escenario tremendo para el presente y dramático para el futuro tan incierto que nadie se atreve a perfilar. En ninguna otra democracia europea, en ningún otro país del mundo se están escuchando en medio de la pandemia los discursos encaminados a la ruptura del modelo constitucional y político en declaraciones y propuestas de algunos miembros del propio Gobierno de España. Más que una anomalía, es una enfermedad del alma. Y como muestras esclarecedoras; el cierre del Portal de Transparencia del Gobierno nos retorna a la oscuridad informativa más propia de una dictadura que de una democracia. Y la encuesta reciente del CIS con una pregunta sobre la pertinencia de "mantener la libertad total de difusión de noticias e informaciones" La degradación de este Gobierno no tiene límites y ahora se mueve para sus fines en la más abyecta maniobra censora. Respecto al Director del CIS José Félix Tezanos no cabe ya mayor degradación profesional rebajando la reputación del CIS a simple lacayo de los intereses del Gobierno y ahormando un poderoso frente contra la democracia, la Constitución y el Estado de Derecho con ansias liberticidas y totalitarias bajo la negra sombra del Estado de Alarma. Sin apreciar el drama que se observa desde las ventanas hay políticos y gobernantes que se alejan de esta incómoda realidad y siguen enfrascados en las viejas rencillas sin percatarse que ya nada será igual, ni para ellos, ni para nadie, ni para los partidos políticos, ni para las democracias, ni el mundo que hemos conocido porque todo está cambiando ante nuestros ojos y la mente no está preparada para dimensionar lo que está ocurriendo y lo que nos aguarda. La mayoría de expertos creen que este virus ha llegado para quedarse y el mundo habrá de regirse por esta realidad Y como reflexión metafísica y filosófica; este virus y sus efectos letales para la humanidad debieran haber dado paso a un mejor entendimiento donde no caben los odios, ni los rencores ni las posibles cuentas pendientes con el pasado. Es tiempo de una gran reconciliación ante la vulnerabilidad de la especie humana. En este abrazo universal, según expertos, no tienen cabida los viejos políticos de manual y consigna estigmatizados por siglos de enfrentamientos cainitas. Ese mundo donde ellos guiaban el destino de la humanidad se desvanece y no sabemos qué emergerá para continuar la vida en sociedad en este planeta Tierra.

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