País sorprendente País sorprendente

País sorprendente

Postrado durante meses, he asistido desde el balcón de las TVs a los hechos sorprendentes que han marcado la agenda política en España. He vivido en la distancia momentos de curiosidad, de frustración y de inquietud a tenor de lo que ha ocurrido en estos meses. Y finalmente alguna satisfacción, que ha habido de todo. Gran sorpresa, o no, la victoria contundente de Pedro Sánchez. El tremendo revés electoral de Susana Díaz en su primera incursión política fuera del feudo andaluz. Los barones y el poder orgánico del PSOE se ha plegado a las cuotas de delegados para el próximo Congreso de Junio. Para quienes cuestionaban la capacidad de Sánchez en asuntos de Estado, ha debido ser una sorpresa su decidida declaración de apoyo al Gobierno y al orden constitucional ante el anunciado golpe de Estado que pretenden perpetrar los políticos catalanes secesionistas/golpistas con el entusiasta impulso de las CUPs, izquierda extrema anti sistema , radical y golpista. Motivos para felicitar al nuevo Secretario General del PSOE, si bien lo ocurrido es ni más ni menos que continuar con la tradición e historia del PSOE partido comprometido con la unidad e integridad territorial de España cuestión que ha probado en otras ocasiones históricas frente del desafío independentista; 1.931 con Francesc Maciá, y 1-934 con Lluis Comanys. Y en este asunto de vital importancia, resaltar que por vez primera desde el Gobierno de España se califica a los golpistas como tales. Se anuncian medidas proporcionales a la desmesura del desafío y se proclama por el propio Presidente del Gobierno que jamás se llevara a cabo la consulta sobre la secesión de Cataluña y menos aún la proclamación unilateral de independencia creando una República de Cataluña separada del resto de España. Es decir, el Gobierno de España, esta vez sí, está firmemente decidido a que se respete en Cataluña el orden constitucional, a que se cumplan las leyes y a que quienes traten de alterar la legalidad vigente paguen por ello ante los tribunales de Justicia. La soberanía nacional, amenazada flagrantemente por este grupo de exaltados nada menos que en la propia capital del Reino de España, ha de prevalecer sobre cualquier grupo o partido, sobre cualquier región o comunidad, sobre una minoría que podría decidir sobre su futuro dentro de los límites de la Constitución y con la voluntad expresa del conjunto de los españoles. Es la eterna cantinela del nacionalismo insurrecto que retrocede ahora en el siglo XXI globalizado, a los comienzos del siglo XIX por la machacona conveniencia de un grupo no tan numeroso pero que viene ejerciendo un férreo control de las emociones, alterando conceptos primarios como la identidad y tergiversando una larga historia donde Cataluña ha sido partícipe de tantas glorias de España.

Y para alegrar el postre, queda la moción de censura presentada ya en el Congreso de los Diputados por el grupo parlamentario de Podemos que se debatirá el próximo 13 de junio. La sorpresa viene cuando dicha moción se utiliza torticeramente para lograr fines espurios y puramente propagandísticos que no se atienen al espíritu de la misma. El líder tan aclamado de Podemos debió consultar previamente con grupos políticos afines para evaluar el posible éxito de la moción. Porque el espíritu claro de la misma es constructivo. Y si bien se trata de derribar a un Presidente del Gobierno, también es cierto que ello debe contar con un programa pormenorizado sobre aspectos fundamentales de la gobernación, no con proclamas de apretujados sloganes de posible impacto mediático. Y debe contar asimismo con un candidato que tenga alguna posibilidad teórica de alcanzar el Gobierno de España. Sobre el candidato, sabemos que será el mencionado líder de Podemos. Sobre los apoyos ya se conoce la negativa del PSOE a apoyar esta moción. Tampoco ciudadanos, y cabe imaginar que tampoco los grupos que ahora apoyan al PP; Foro Asturias, Nueva canarias , Coalición Canaria y el PNV. Lo que se deduce de esta suma aritmética es que la moción tiene escasa o nulas posibilidades de prosperar. Si Podemos ha articulado esta propuesta para obligar al nuevo PSOE de Pedro Sánchez ha "retratarse", lo ha logrado, y la respuesta es negativa. Quedan pues pocos flecos en este asunto, más allá del ritual en el Congreso donde Pablo Iglesias tendrá una ocasión de oro de ejercer la auténtica labor de un parlamentario responsable capaz de presentar un verdadero programa de Gobierno que esté al alcance y comprensión de todos los españoles. Hay en Madrid mucha curiosidad por visualizar este evento. Será la puesta de largo de un líder extremista con ensoñaciones sobre un poder sin límites. Ocurre que enfrente se encontrará a un peón de brega quien dará la respuesta. Parece que el Sr Rajoy, sin atosigarse demasiado, prefiere no participar en este duelo dialéctico.

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