Tribuna

JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO

Escritor y periodista

RECONCILICACIÓN

Por si fueran pocas las inquietudes de los españoles, ahora se pone en escena de parte del Gobierno de coalición otro nuevo motivo de preocupación para millones de españoles. La llamada Ley de Memoria Histórica, continuación al extremo de la Ley de Memoria Democrática, es un proyecto de agitación y propaganda del mismo cariz que otros que enturbiaron la política española entre 1.931 y 1.936 . La enmienda pactada entre socialistas, comunistas, separatistas y filo terroristas trata de saldar ochenta y dos años más tarde "cuentas pendientes" contra los vencedores de aquella guerra. Y para ello establece dos categorías, los que causaron tantos crímenes en el "bando nacional" y las victimas situadas en el "bando republicano". La abundante historiografía y la exhaustiva investigación sobre aquellos años terribles nos deja la indiscutible certeza que hubo crímenes y atrocidades en los dos bandos enfrentados, sobre todo en la retaguardia. Crímenes en su mayoría instigados por las más bajas pasiones humanas, entre ellas el odio. Resulta abominable la pretensión de los redactores de esta ley y su reforma ignorar lo que ocurrió en los primeros años de la guerra en Madrid, Cataluña, y todo el territorio de la zona republicana. Ignorar los asesinatos masivos de lesa humanidad de hombres, ancianos y niños en Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz como ejemplo de los crímenes cometidos en nombre de la República.

Los que tuvimos la ocasión de presenciar y participar en aquellos años de ilusión colectiva para avanzar hacia la democracia, recordamos los prolegómenos de la Ley de Amnistía de 1.977. La Ley de Reforma Política daba paso a la legalización de todos los partidos políticos. Protagonistas de la guerra civil del bando republicano volvieron del exilio y otros de la clandestinidad. Desde el dialogo entre todos, se preparaba una base legal que diera paso a una Constitución elaborada por consenso entre todos los grupos políticos. La Ley de Amnistía fue propuesta por los partidos de izquierdas; PCE, PSOE, PSUC, (Partido Socialista Unificado de Cataluña) PSP (Partido Socialista Popular). Los ponentes de la ley fueron; Pilar Bravo y Marcelino Camacho (PCE) Pablo Castellano y Plácido Fernández Viagas (PSOE), Xavier Arzallus (PNV). No hubo ningún ponente de UCD que votó as favor de la ley ,ni de Alianza Popular que se abstuvo. Las izquierdas herederas de la República impulsaron esta ley y los llamados herederos del franquismo, se abstuvieron. Aquel día memorable en el Congreso de los Diputados se respiraba un aire de triunfo, la votación resulto abrumadoramente mayoritaria; 296 votos a favor, 18 abstenciones (AP) y 2 votos en contra. Esto lo explica todo. Pero los aplausos atronadores que inundaron el Congreso fueron la mejor expresión de lo que significaba esta Ley, la reconciliación de todos los españoles. Toda bancada socialista aplaudiendo en pie, Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri, Justino de Azcarate, Marcelino Camacho, Simón Sánchez Montero, todo el hemiciclo, con excepción de los diputados de Alianza Popular, corroboraron el deseo de los españoles representados en aquellas Cortes plenamente democráticas. La reconciliación era una realidad afirmada en una Ley. El discurso de Marcelino Camacho ha quedado en la historia como una pieza de extraordinario sentido; "Srs. Diputados, esta es la amnistía que el país reclama…. Nosotros los comunistas pedimos amnistía para todos, sin exclusión del lugar que hubieran estado… Y esta ley es la única consecuente que puede cerrar ese pasado de guerras civiles… Nosotros, precisamente los comunistas que tanto hemos sufrido, hemos enterrado a nuestros muertos y enterramos nuestros rencores, hemos de marchar hacia adelante en esta vía de libertad, de paz y de progreso".

Así lo manifestaba con emoción y convicción un militante del PCE, obrero del metal y activista en la clandestinidad encarcelado por el franquismo. Y así lo sintieron los españoles de aquellos años cuando Santiago Carrillo caminaba por las calles y frecuentaba los restaurantes y cafés de Madrid con total normalidad sin que algún tribunal le reclamara para juzgarle por los crímenes en Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz en 1.936 cuando era Director General de Seguridad de la República. Ninguno de los protagonistas de aquella guerra fratricida tuvo problemas en volver a España y disfrutar de la convivencia pacifica sin ser reprochado por actos del pasado. La reconciliación fue posible por la convicción democrática y la libre voluntad de todos para construir un futuro mejor alejado de los rencores y los deseos de venganza. España, por fin, estaba en paz con su pasado después de siglos de guerras fratricidas, los vencedores y los vendidos en 1.939, aplaudían una misma causa en el Congreso e los Diputados en 1.977, la causa de la paz.

Este gesto de virtud democrática, el sentido profundo de la reconciliación, lo cuestionan ahora revolviendo el pasado y reescribiendo la Historia a la medida de quienes se coaligan en un gobierno de socialistas y comunistas apoyados con fervor por separatistas y filo terroristas que presentan esta" Ley de la Revancha" profundamente desleal con las siglas del PSOE, PCE y todas las izquierdas españolas, excepto las que arraigan en un espíritu cainita incrustado en un adn patológico e irredento. No encuentran tan "ilustres" revisionistas del pasado remoto ahora en el Gobierno y en el Parlamento, alguna motivación para aclarar los asesinatos de ETA con la impunidad de tantos otros que jamás hicieron frente a la naturaleza de sus crímenes.

Pero habría de haber alguna otra explicación más allá de la revancha. Se trata del oportunismo político muestra de vileza e irresponsabilidad. La situación de conflictividad laboral está creciendo en todas las regiones de España. Las protestas, manifestaciones y barricadas del sector del metal en Andalucía. Otros sectores productores también se unen a las protestas y así se manifiestan los agricultores y ganaderos de toda España que anuncian paros en la producción y cuya situación rebasa los límites de abandono. También los transportistas que anuncian paros estas Navidades. Este escenario de agitación laboral ocurre cuando los funcionarios de Justicia, policías nacionales, guardia civil y policías locales se manifiestan y protestan por la nueva Ley de Seguridad Ciudadana. El coctel para un invierno que "sería un infierno" en palabras de Pepe Álvarez Secretario General de UGT, está servido

Una cortina de humo, dispersar la atención del presente y llevarla al pasado, técnica de los expertos en artes ocultas que han de recurrir a desenterrar a Franco, más televisivo que nunca. .José Antonio, aún por desenterrar. El Valle de los Caídos, la Guerra Civil siempre presente como telón tras el que se vislumbra un futuro incierto para España y los españoles.

Si no somos capaces de enterrar nuestros rencores (palaras de Marcelino Camacho), no seremos capaces de construir una paz verdadera.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios