Tribuna

Juan José García

Experto en Inteligencia Económica y Competitiva

Relación trasatlántica y defensa en la UE

En los últimos años algunas decisiones de la presidencia de Trump cuestionaron la relación trasatlántica e hizo que la UE se planteara un impulso de la política de defensa propia

Relación trasatlántica y defensa en la UE Relación trasatlántica y defensa en la UE

Relación trasatlántica y defensa en la UE

Durante los últimos años algunas decisiones de la presidencia de Donald Trump cuestionaron la denominada relación trasatlántica y ello hizo que la Unión Europea se planteara un impulso de la política de defensa propia. En las últimas semanas ha habido dos reuniones que han traído a la actualidad de nuevo la relación trasatlántica y su incidencia en el desarrollo de la política de defensa en la UE.

En la reunión del Consejo Europeo celebrada los pasados días 25 y 26 de febrero, se subrayó que se espera con interés cooperar con el nuevo gobierno de los Estados Unidos en un programa trasatlántico que incluya un diálogo estrecho en materia de seguridad y defensa. A la vez, los miembros del Consejo reafirmaron su determinación de aumentar la capacidad de la UE para actuar de forma autónoma en materia de seguridad y defensa y la necesidad de que asuma una mayor responsabilidad en cuanto a su propia seguridad.

En ese sentido, los miembros del Consejo manifestaron su deseo de seguir avanzando en la política de defensa y resaltaron la necesidad de intensificar la cooperación entre los estados miembros, aumentar la inversión en defensa y mejorar el desarrollo de capacidades civiles y militares y la disponibilidad operativa.

La Conferencia de Seguridad de Múnich es una conferencia anual sobre política de seguridad internacional que se celebra en la ciudad bávara desde 1963 y conecta a líderes europeos con sus homónimos de todo el mundo y cuyo eslogan es "Peace through dialog" (paz mediante el diálogo). El pasado 19 de febrero se celebró un adelanto de la reunión correspondiente a 2021 que, debido a la pandemia, se ha retrasado para el segundo semestre y que tenía como uno de sus objetivos renovar la relación trasatlántica y discutir sobre los desafíos del mundo actual.

En la reunión participaron de forma virtual los Presidentes, Jefes de Gobierno o representantes del máximo nivel de Alemania, Francia, Rusia, Estados Unidos, Unión Europea, OTAN, Naciones Unidas y Organización Mundial de la Salud. Una de sus conclusiones fue que los líderes europeos y el presidente norteamericano enviaron un mensaje rotundo mostrando su deseo de retomar la relación trasatlántica. También se pusieron de manifiesto los desafíos que deben afrontar las democracias occidentales, procedentes de dentro y fuera de los países, y la necesidad de renovar la cooperación para contrarrestar la competencia de los regímenes autoritarios más poderosos cuya presencia y capacidad de influencia en el mundo es cada día mayor.

Si bien la UE empezó como una alianza económica, ha ido avanzando como unión política incorporando aspectos como la seguridad y la defensa porque son una forma de completar esa unión y coordinar el esfuerzo de cada país en esos ámbitos. Lo mismo ocurre con la política exterior, donde los países mantienen una autonomía elevada pero que, cada vez más, tiene un contenido mayor dentro de la política común.

Occidente está atravesando momentos de crisis intensa y de dudas internas y son muchos los frentes abiertos que la pandemia ha relegado en algunos casos a un segundo plano, pero no por ello dejan de ser importantes. La relación trasatlántica ha sido hasta ahora un pilar importante para la colaboración entre ambos lados del Atlántico norte, pero el centro de gravedad del mundo se está desplazando hacia el Pacífico y Estados Unidos que, hasta ahora, tenía a Europa como un socio fundamental para la política internacional y la de defensa, cada vez vuelca una mayor atención hacia la otra zona con el fin de poder mantener su hegemonía en el mundo.

Para Europa, la relación con EE.UU., China y el resto de las potencias económicas es importante, pero tiene que evitar una dependencia grande del exterior y definir una política exterior propia clara y constante, así como una política de seguridad y defensa que la doten de autonomía y capacidad de actuación para defender sus intereses. Cada vez que hay una crisis se pone a prueba la fortaleza de la UE y, lo mismo que ha ocurrido en el caso de la pandemia actual, en el ámbito de la seguridad y la defensa la excesiva dependencia del exterior puede terminar convirtiéndose en un elemento de debilidad en el futuro.

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