Tribuna

iNOCENCIO f. aRIAS

Diplomático

Sale Merkel, sigue Alemania

En las reuniones de los lideres del G-20 Angela Merkel, en sus 16 años al frente de Alemania, se ha codeado con 76 colegas, ( 9 italianos, 4 franceses, etc...). Un récord sólo compartido con el turco Erdogan y en cierto sentido con el ruso Putin, dos modelos no ejemplarmente democráticos. Pocos de ellos estarán tentados de no elogiar a Merkel en las fechas en que hace mutis. Todos ellos se explayarán diciendo que era una increíble y paciente negociadora, que rehusaba los titulares, que era modesta y honesta y que poseía un enfoque técnico, práctico de los temas que resultaba envidiable y limaba asperezas. Incluso entre los griegos, donde hay sentimientos encontrados, les impuso duras condiciones en el programa de austeridad pero desoyó a su poderoso ministro de Finanzas que propugnaba que Atenas dejase el euro, no habrán faltado los elogios. Es con diferencia la líder más apreciada por la opinión pública de Europa según la encuesta del ECFR.

Los dirigentes alemanes de la postguerra han sido longevos políticamente, Adenauer gobernó durante 24 años y Kohl, mentor de Merkel, 16. Los dos tuvieron sus crisis, Adenauer vivió la de Berlín y la amenaza sovietica y fue el arquitecto de la recuperación económica germana, Kohl la tarea inmensa de engullir a la Alemania comunista, un régimen impresentable que abatía como a conejos a la gente que saltaba el muro y que curiosamente aún despierta admiración en algún miembro comunista del gobierno de Sánchez. Doña Angela, con todo, mujer y procedente de esa Alemania comunista, también ha tenido sus problemas, una crisis económica en 2008, la migratoria en 2015 y, como todo hijo de vecino, la pandemia. Ha navegado con habilidad, con tacto y, en ocasiones, levantando alguna ampolla no generalizada entre sus colegas europeos, con firmeza.

Hay bastantes cosas que poner en su haber. Manejó bien durante su presidencia del Consejo europeo en 2007 la crisis institucional que estalló con Francia y Holanda, fue muy generosa en la cuestión migratoria en 2015 surgida a raíz de la guerra civil en Siria, Alemania acogería a casi un millón de refugiados, cifra increíble comparada con la cicatería de otros países, y, algo trascendental dadas las reticencias de otros naciones " frugales y de bastantes medios alemanes, accedió a mutualizar la deuda europea que va significar un inyección muy saludable para, sobre todo, los países del sur entre los que nos encontramos. Un paso, que años antes, hubiere sido considerado blasfemo en el Parlamento teutón.

Merkel ha tomado otras decisiones audaces. Prometió que cerraría las centrales nucleares en 2022 y que acabaría con el carbón en 2038. Sus críticos que los hay veladamente pero que aumentarán como hemos visto que ha ocurrido con Obama, alegan que la medida nuclear, una reacción a la catástrofe ocurrida en Japón, fue precipitada por no calcular rigurosamente el tiempo y el costo que implica el pase total a la utilización de energías limpias. Y aquí está una de sus primeras contradicciones, se define con convicción como una campeona climática, imbuida de la necesidad de detener la contaminación y la emisión de CO2 pero Alemania era y sigue siendo la mayor emisora de gases de Europa. ( El carbón es una buena fuente de empleo). No se le puede aplicar lo que podríamos decir de China, la mayor emisora de gases del mundo, o de Rusia, aquello de que "una cosa es predicar y otra dar trigo" , esas dos grandes naciones han prometido reducir sus emisiones pero no dan fecha para implementarlo lo que hacen Alemania o la Unión Europea, pero existe la impresión de que Berlín, aún sin intentar hacer trampas, no ha realizado totalmente los deberes y tendrá problemas para ejecutarlo. De ahí su sed por el gas ruso, energía limpia, que explica la complacencia de Merkel y otras fuerzas políticas alemanas con las trapacerías de Putin.

En política exterior, tema que curiosamente ha estado casi ausente de la campaña electoral, la Alemania merkeliana se ha llevado bien con todo el mundo. Para sus sucesores, no obstante, el panorama dista de ser idílico porque tendrán que tomar decisiones, son el país mas importante de Europa, en cuestiones que Merkel capeó pero que no están resueltas; una es interna europea, el estado de derecho en determinados países, la decisión de los tribunales polacos negando la primacía del derecho de la Unión es preocupante, y otra externa, la defensa de los intereses alemanes en la escena internacional, tema en el que entra la variante militar bastante melindrosa en el teatro político alemán. ( Algo semejante ocurre en el otro gran perdedor de la II Guerra mundial, Japón).

Los países de la OTAN prometieron hace unos 6 años gastar en defensa el 2% de su Producto Nacional . Solo 6 países de 27 lo cumplen , Alemania, a la que la OTAN viene arropando desde su nacimiento, está entre los no cumplidores ( España es aún más rosoña). Da un pobre ejemplo siendo la más rica de Europa. Los remilgos militares van más allá, cuando se produjo la invasion de Afganistán en Estados Unidos hubo voces que creían que derrotados los talibanes era el momento de irse. Otros pensaban que debían quedarse y construir democráticamente el país. Alemania apoyo con rotundidad esta versión, ellos no participaban en guerras sino en la implantación de la democracia. El resultado es conocido, el sistema político afgano se pudrió y Estados Unidos especialmente invirtió billones de dólares para salir, como nosotros , trasquilado.

La forma como ha acabado la odisea afgana, la forma unilateral con la que ha actuado Washington, no pensemos solo en Trump sino en Biden, lleva a los lideres europeos, no a todos, a deducir que deben montar su propia defensa independientemente de Estados Unidos. El tema es peliagudo para los sucesores de Merkel, no quieren gastar mucho en defensa y son conscientes de su impotencia, en los días de la debacle afgana no podían ni defender su Embajada sin la protección de los soldados americanos. Merkel hizo hábiles componendas pero en este tema , como en las relaciones con Rusia y los tratos con la avasalladora China es posible que tengan que optar por soluciones más radicales.

Estos son los problemas que enfrenta la nueva coalición, interiormente Merkel deja el paro en un tercio de como lo encontró pero no ha reducido la desigualdad y hay mucho empleo precario. En el exterior , uno de los integrantes, el FDP de Christian Lindner quiere bajar los impuestos, reformar las pensiones y limitar la integración fiscal europea, los Verdes son radicales en el tema medioambiental y en denunciar la violacion de los derechos humanos en países como China. Los socialistas, vencedores, deben ser capaces de gobernar con los dos. Pero hay algo seguro : la época de dos grandes partidos está momentáneamente agotada( por primera vez ninguno ha sacado más del 25%), es momento de coaliciones, y no es previsible que un canciller esté 16 años en el poder.

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