Tribuna

JOSÉ MANUEL lópez garcía

Escritor

Salud o economía

La vida social no se desarrolla en compartimentos estancos y las relaciones interpersonales o sociales son difíciles de controlar

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Salud o economía

Con las decisiones que está tomando el Gobierno central se deduce claramente que se está considerando y dando más valor a la economía que a la salud. Es un gravísimo error. Y es una falta de responsabilidad en relación con el derecho a la atención sanitaria de todos los ciudadanos. La técnica del ensayo y error no debe ser la propia del campo de la atención hospitalaria ni tampoco de la gestión de la misma.

Es necesario que pongan en marcha medidas de restricción de la movilidad que sean completas y no parciales o a medias, ya que es la única forma de hacer que baje considerablemente el excesivo número de personas que se contagian por coronavirus.

La medida más efectiva, sin ninguna duda, es el confinamiento domiciliario, según dicen los expertos. Con las medidas de restricción que impone el Gobierno del Principado de Asturias creo que no se va a conseguir una gran reducción en la cifra de contagios, porque no se aplica todavía el confinamiento en casa.

A mi juicio, se está perdiendo un tiempo precioso y se está dejando avanzar al Covid-19. En las últimas 24 horas Asturias ha registrado 18 fallecidos y 245 nuevos casos con una población de aproximadamente un millón de habitantes. El esperar ha dicho el exdirector de emergencias de la OMS Daniel López Acuña tiene un coste en vidas. Es cierto, sin duda.

Con el coronavirus no valen las actitudes especulativas y se deben tomar, de manera inmediata, medidas de control de la movilidad muy duras. El Gobierno español no se preparó durante el verano ante la previsión de que iba a haber una segunda ola de la pandemia muy fuerte en el otoño. Y las consecuencias las estamos sufriendo ahora.

Es urgente que se contrate más personal sanitario y que haya más hospitales de campaña o más instalaciones sanitarias de calidad. El sistema de salud está prácticamente colapsado y este mes de noviembre y los siguientes serán muy duros. Y es evidente que todos los ciudadanos tienen derecho a una atención médica adecuada. Francia ha puesto en vigor un confinamiento mucho más duro y que durará hasta el 1 de diciembre. Este pasado fin de semana ha dejado en nuestro país 55.000 contagios y 379 fallecidos. No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de la situación crítica que está atravesando nuestra nación.

El 9 de noviembre el Gobierno de Pedro Sánchez valorará el nivel de aumento de los contagios para, tal vez, autorizar a varias Comunidades Autónomas el confinamiento domiciliario.

En Cataluña en los datos registrados las últimas 24 horas se han contabilizado más de 6.000 contagios. Son cifras exponenciales. Y no es suficiente con decir que han bajado algo los casos de nuevos contagios, si es que se logra con las medidas actuales.

Pensar que se va a salvar la campaña de Navidad es vivir de ilusiones intentando infundir falsas esperanzas a la ciudadanía. Lo que se debería hacer es decir la verdad y no ocultar la realidad de lo que está sucediendo. La salud no se puede supeditar a la economía y es lo que, en mi opinión, está haciendo el Gobierno en estos momentos.

Si se ordena el confinamiento en casa tiene que ser completo para las actividades no esenciales y también para toda la actividad escolar. La enseñanza online es posible y ya se ha puesto en práctica durante la primera ola de la pandemia con buenos resultados. Lo primero es proteger la salud y después viene todo lo demás. No al revés.

Daniel López Acuña, experto en cuestiones sanitarias, se ha mostrado convencido de que lo mejor es cerrar, al menos durante 15 días toda la actividad no esencial y también toda la enseñanza presencial para cerrar un boquete abierto en el dique de contención, por medio del confinamiento domiciliario. Ya que, por ejemplo, los asintomáticos son foco de contagios y los hay en todas las edades y también las conductas de riesgo que están a la orden del día en diversos espacios de convivencia. La vida social no se desarrolla en compartimentos estancos y las relaciones interpersonales o sociales son difíciles de controlar. El comportamiento incívico e irresponsable existe en relación con gente que no se pone la mascarilla o se la pone mal y con la que hace fiestas ilegales en sus domicilios y botellones en todo el territorio español. También con los que no respetan la distancia de seguridad y tiene como consecuencia que se siga acelerando la expansión del coronavirus.

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