Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Universidad de Almería

Sánchez y Rivera juegan al póquer

Es posible que en este agosto, donde el calor arde como el infierno de Dante, el secretario general del Partido Socialista y el presidente, otrora kennedyano, piensen que ser rounders, por un tiempo, puede servir a sus intereses particulares

Sánchez y Rivera juegan al póquer Sánchez y Rivera juegan al póquer

Sánchez y Rivera juegan al póquer

Rounders es una excelente película, que refleja con maestría la relación entre la realidad y la ficción a través del juego de las cartas. De este modo, nos presenta en escena a un magnífico jugador; o sea, un rounder, Mike MCDermott (Matt Damon). Sin embargo, aconsejado por su novia, decide dejar esta aventura para dedicarse a estudiar la carrera de Derecho. Ocurre, no obstante, que un íntimo amigo Lester Murphy (Edward Norton), conocido como el Gusano, sale de la cárcel y pide ayuda a Mike para pagar el dinero que debe a un peligroso delincuente. Esta fidelidad a la amistad le va a hacer volver a la jungla del azar, donde se encuentra con personajes, que representan la fotografía al revés de una vida, en la cual todo vale, con tal de conseguir el dinero. Pedro I el Resucitado y Albert Rivera, Billy el Niño (¡es lenguaje figurado!), no son jugadores profesionales de cartas o rounders, pero, entre bambalinas, sí están pensando qué cartas jugar para que el poder les rinda pleitesía. Sánchez, haciéndose la víctima de Podemos y de su líder, Pablo Iglesias, y Rivera usando el disparatado vocablo de banda para referirse a partidos y formaciones que son democráticos. En círculos periodísticos bien informados se comenta que hay movimientos estratégicos con el fin de conseguir un acercamiento entre entre el sanchismo y el riverismo. Entre el puño y la rosa actual y el color naranja del partido centrista; de un tiempo a esta parte, escorado a la derecha, con el consiguiente sonrojo de algunos de sus dirigentes. Sobre todo, de aquellos que cuestionan el liderazgo de Rivera y de la misma Inés Arrimadas; que, desde que dejó Cataluña, anda como alma en pena y muy lejos de aquel momento que tanto ilusionó. Manuel Valls no disimula sus críticas a una estrategia, que considera equivocada.

Es posible que en este agosto, donde el calor arde como el infierno de Dante, el secretario general del Partido Socialista y el presidente, otrora kennedyano, piensen que ser rounders, por un tiempo, puede servir a sus intereses particulares. Mas no para recordar aquella obra de Francisco de Rojas Zorrilla, Entre bobos anda el juego, sino aquella película, Entre pillos anda el juego, dirigida por John Landis y protagonizada por Eddie Murphy, Dan Aykroid y Jamie Lee Curtis. Pedro I el Resucitado y el novio de la guapa Malú deben poner su coeficiente intelectual al servicio de la nación y tener altura de miras en un período en el que las nubes de la recesión amenazan con tormenta la economía mundial. Un gobierno de coalición entre socialistas y riveristas es posible, como lo también lo era con Podemos. Mas, para el logro de este propósito, es imprescindible que los dos políticos vuelvan a la escena del análisis y olviden la propaganda y la imagen, de modo que el señor Sánchez distinga, sin las gafas de sol ray ban, entre constitucionalistas e independentistas y separe la paja del trigo, de manera que este sea molido y resplandezca la harina. ¿Para qué buscar pan de trastrigo, siendo tan bueno el de trigo? Lo imposible, hoy, puede hacerse real mañana. Nada más lírico que reflexionar sobre aquellas palabras de Indira Gandhi: «Nunca olvides que, cuando estamos en silencio, somos uno. Y, cuando hablamos, somos dos».

La grandeza de la política está en el diálogo; el género literario y filosófico, que nació en Grecia, continuó en Roma y alcanzó su plenitud en el Renacimiento. ¿Es mucho pedir que Iván Redondo reserve a Sánchez y Rivera dos cubiertos en un restaurante y lleven, bajo el brazo, el libro de Emilio Lledó, El origen del diálogo y la ética? Las tardes de agosto son como preguntas libres. El gran Berlanga, don Alfonso, socialista histórico, pronto presentará su nuevo libro de poemas. Le voy a pedir que regale un ejemplar al secretario general del PSOE y otro, al presidente de Ciudadanos. Y, así, distingan la luz de un ace in the hole, de un call the bluff y de un joker. La política se parece, muchas veces, al póquer. Pero necesita la poesía para que las palabras definan el camino de la verdad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios