Tribuna

José María Martínez de haro

Escritor y Periodista

Solo puerde vencer el Estado

Solo puerde vencer el Estado Solo puerde vencer el Estado

Solo puerde vencer el Estado

Poa más que se trate de no causar alarma, el problema en Cataluña se agrava y se desplaza hacia una situación insostenible entre continuas muestras de desafección y chulería. La presencia institucional del jefe del Estado en Tarragona dio lugar a otra de las escenas que con tanto esmero prepara el Presidente Joaquin Torra para agraviar a España. Se sumó a los cachorros de la CUPS y las CDR que gritaban contra la presencia del Rey. Le entregó una colección de fotos, posiblemente trucadas, de los heridos,¿ mas de mil dice?, en aquel aciago día que se perpetró la afrenta a la Constitución y a España. Avisa que nunca asistirá, ni él ni ningún cargo de la Generalitat a un acto donde esté presente el Jefe del Estado. En Gerona la alcaldesa y la Diputación impiden que el rey haga uso de un espacio público en la entrega del os premios Princesa de Gerona y el acto ha debido programarse en un restaurante de los hermanos Roca. Estas son solo dos de las más recientes afrentas que señalan cual será el clima del diálogo que tanto reclaman de una parte los separatistas golpistas y de otra el Gobierno de España y su flamante Presidente. La cuestión es que la situación empeora a tenor de los hechos. Y resulta imposible asimilar las sesudas reacciones ante estos agravios y digerir los razonamientos para lanzar la pelota algo más lejos cuando estamos ya en situación de clara rebelión de parte de los representantes del Estado en Cataluña. Ante semejantes amenazas, avisos y altaneras maneras de insultar a los símbolos de esta Nación, el Gobierno de España repite el mantra de que se trata de corregir las políticas de Rajoy en Cataluña. Olvida Pedro Sánchez que en lo esencial de aquellas políticas él estaba formalmente de acuerdo y que fue freno de alguna iniciativa más severa en la aplicación del artº 155. Y causa decepción leer los editoriales de los principales diarios españoles, y algunos de sus columnistas. Palabrería hueca, y poniéndose muy magistrales se hacen mención de las obligaciones de Joaquin Torra o de Rogelio Torrent con la Constitución, con los Tribunales, etc., etc. Asimismo esta situación límite da pié a los expertos en Derecho Constitucional o cualquiera otro llamado a aclarar lo evidente. Pero ocurre algo muy sencillo de visualizar, El Presidente de la Generalitat y el del Parlamento de Cataluña se pasan cada mañana toda la Constitución y toda la legalidad española, sus símbolos y representación por los huevos mientras toman un cruasant. Eso lo saben ellos que lo dicen y lo hacen y lo sabemos todos nosotros solo que hacemos como que no lo sabemos. Comenzando por el jefe del Estado, seguido del Presidente del Gobierno, y así en escala descendiente.

Esto no es el escenario imaginable en un país que se respete asimismo. Y resulta clamoroso que los insultos y afrentas no tengan otra respuesta que la vacuidad y la sonrisa torcida donde la palabra diálogo asemeja una pócima maravillosa que aplicada al racista Torra y al títere desilustrado Torrent pudiera desviar sus propósitos claramente señalados y repetidos hasta la saciedad; quieren romper la integridad territorial de España y proclamar la República de Cataluña. Son sinceros y cumplidores. Nosotros, los españoles del común alarmados ante esta realidad y a la espera que nos salven la dignidad y la honra para no vernos señalados como simples espectadores en las páginas que narrarán aquellos años cuando descuartizaron España. Nos quedan algunas secuelas de que llegue el mecánico en el último minuto y lo arregle todo de manera fáctica. Pero no se perciben mecánicos capaces, ¿Pedro Sánchez?, ¿Meritxel Batet?, ¿Miguel Iceta,?. Han pasado treinta días de este nuevo Gobierno y lo que sabemos es que el jefe del Estado no puede entrar en un espacio público en Gerona y que el Presidente de la Generalitat lo ningunea de lo lindo. Y que Sánchez anuncia una reunión con Torra para el 9 de julio. Pero en las mismas fechas, el Jefe del Estado ha de alquilar un restaurant para pisar Gerona. No está mal el diálogo, pero las palabras se han de basar en alguna realidad que les de forma. Y aquí las formas son las que conocemos y el fondo es que no hay nada que hablar sino es para convocar una consulta para la autodeterminación a instaurar una República independiente en Cataluña. Torra lo ha dejado claro, "promete crear otro momento de ruptura con España, es decir reeditar otro 1 de octubre y aplicar la secesión" .La amenaza queda clara. ¿Tenemos todos los españoles derecho a decidir sobre una parte de España?. Esto no lo aclara Sánchez, ni Meritxel Batet, pero si lo tiene claro Torra y el nuevo Vicepresidente del Gobierno de facto, Pablo Iglesias que afirman sin pudor alguno que los españoles no tenemos nada que decir, solo podrían votar los empadronados en Cataluña . ¿La Constitución de 1.978? papel para envolver sardinas. ¿Los guardianes del orden Constitucional?, observando el panorama con paso alegre y decidido hacia la derrota y el ridículo.

Hay lecciones que se repiten en la historia de España. Hace apenas un mes, D. Mariano Rajoy perdió el Gobierno de España en una moción de censura. Ocurre que el Sr. Rajoy ya estaba censurado por la mayoría de sus votantes y militantes por sus negligencias, ausencias y errores en Cataluña. Pedro Sánchez fue la herramienta visible, pero en realidad el Presidente del Gobierno ya había caído ante el veredicto de la opinión pública por su actitud ante el problema en Cataluña. Algunos Gobiernos de España antes que el hubieron de enfrentarse a problemas de similar naturaleza en Cataluña. Ninguno de esos Gobiernos cayó ni en el siglo XIX ni en el siglo XX porque de un modo u otro supieron defender la dignidad de la nación, la de todos los españoles, derrotando a los golpistas con audacia y premura.

El Presidente de España parece que desconoce la Historia. y continúa sonriendo ante la magnitud del problema. Puede que sea la ignorancia o el miedo que le empujen hacia la palabrería, las gafas de sol y bronceadores. Apela al diálogo, si, ya se sabe, el diálogo es la base del entendimiento pero el dialogo no es el fin en sí mismo, es una vía hacia algo concreto y cabe imaginar que Sánchez habrá preparado algún plan por si el entendimiento no fuera de ningún modo posible sin violentar la Constitución y la legalidad que obliga en España a todos por igual. Es decir, que hubiera de salir a torear el toro que no quiere torear. Así de crudo se percibe un futuro no muy lejano a no ser que pudieran cambiar hacia la razón obligados por un peligro cierto estos que hoy se sienten seguros de su triunfo.

Si Pedro Sánchez no se atraganta de éxito en la mercadotecnia política puede que sea capaz de sacar a España de este atolladero. Para eso se presentó como candidato en la moción de censura, y sería la más honorable vía para legitimarse ante los ciudadanos y continuar en el poder. Cuando se enfrentan dos poderes tan desiguales, un Estado democrático y de Derecho, una Nación de las más antiguas del mundo y una parte de la misma que se enfrenta por la fuerza de los hechos y pretende consumar un golpe contra ese Estado y esa nación, solo una parte puede ganar la partida. Será el Estado, la Nación española, no cabe otra alternativa, aún en el peor de los supuestos.

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