Tribuna

Fran García

Escritor

Suárez, Cabo de Gata y la Democracia

Un político no puede ser un hombre frío. Tiene que recordar que cada una de sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica

Suárez, Cabo de Gata y la Democracia Suárez, Cabo de Gata y la Democracia

Suárez, Cabo de Gata y la Democracia

Este pasado sábado fue el "Día Internacional de la Democracia". Creo que poco, muy poco, se ha llegado a mencionar la "celebración" de este día tan simbólico en Almería.

Quisiera, por consiguiente, recordar unas palabras de un "vecino" y referente histórico de mi mágico barrio (Cabo de Gata); un paraíso turístico que aún no ha logrado adecuar su historia, y con ella su "Cultura", permaneciendo sin ofrecer los lugares y/o creaciones artísticas a sus "padres e hijos" más destacados e involucrados:

"Un político no puede ser un hombre frío. Tiene que recordar que cada una de sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica. Y debe recordar siempre a los perjudicados".

Tan solo es una de las muchas frases que lanzaba, una y otra vez, desde la humildad, el concilio, la unión, la diplomacia, la seriedad, el compromiso y el centrismo.

Que no se me malinterprete; yo defiendo y practico el "socialismo" "democrático" dentro de una "monarquía" (que venga o no lo que tenga que venir pero, por lo pronto, le debo "total" lealtad al Rey), desde un enfoque de centro-izquierda, si bien desde siempre me he considerado (y considero) más de "centro".

Jamás he tenido reparo en exponerlo, porque además lo llevo dentro desde niño y me considero, ciertamente, "transparente" en tal caso.

Además, si bien no expondré su nombre ahora mismo por mero respeto, aunque ello suponga un verdadero elogio por mi parte, existe un socialista aún en activo, y que espero y deseo que siga por mucho tiempo, que me recuerda en parte a aquellas formas de hacer política, fuera de descalificaciones, soberbias, circos, "postureos", "supra-hipocresías", etc.

No se hacen la idea de lo que, al menos yo, echo de menos ese talante a la hora de generar y representar política.

No obstante, me gustaría aprovechar esta tan querida columna que me brinda este magnífico medio de comunicación, aunque creo que ya lo dejaba medio claro en un artículo previo ("Andalucía, tierra mía"), para adelantar la proposición de este autor por escribir, en tiempo maduramente prospectivo, un libro que trate el sector político almeriense desde diversos puntos de vista. Ya tengo en mente un título bastante sugerente para ello, pero aún quedan escaladas para eso...

Con todo esto, creo que es idóneo recordar el símbolo humano de esta "palabra" que, para mí, no es "palabra"... para nada.

De ahí mi última frase de autor ya registrada:

"... No es excusa ni palabra... Es el brillo del pasado reciente, el reparo del presente y la única salvación del futuro".

Y de ahí la "esencia" política que igualmente practico: la socialdemocracia.

Esté donde esté y practique lo que practique, jamás querré pasar por alto las enseñanzas y el buen hacer político de quien nos brindó esa "democracia", que todo el mundo debería defender con sumo tacto y con especiales miras al día de mañana.

No son pocos los que, desde hace tiempo, llevan preguntándome; unos con ironía y otros sin ella; unos mayores y otros jóvenes; unos amigos y otros conocidos; acerca de "dónde" se encuentra esa "democracia" y ese "centrismo" tan anhelado por tantos ciudadanos.

Creo que ya les he contestado con humilde y suficiente soltura acerca de ese minúsculo resquicio ya histórico, más que práctico, desde Almería.

Mientras meditan en torno a estos hechos almerienses, que no solo palabras, del hijo de un auténtico y veterano socialista (José Ramón García López) - quien trabajó duramente durante su juventud para el Sindicato Vertical ("El niño de la CNS"), pero que siguió el camino ideológico que le marcaba el corazón y la razón, y quien conoció en persona al primer presidente de la Democracia Española en su mismo barrio de forma tan cercana - les animaré a reivindicar esa "memoria democrática" al Excmo. Ayuntamiento de Almería, gobernado aún por el Partido Popular; ese mutismo teórico y práctico, existente en Almería, alrededor de quien trajo aquella forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía española.

"El futuro no está escrito, porque solo el pueblo puede escribirlo", dijo aquel ciudadano, y político ejemplar, Adolfo Suárez.

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