Tribuna

Inocencio F. Arias

Diplomático

Terrorismo islamista y la soledad de Macrón

Terrorismo islamista y la soledad de Macrón Terrorismo islamista y la soledad de Macrón

Terrorismo islamista y la soledad de Macrón

La cifra global de víctimas del terrorismo en el mundo ha descendido por quinta vez consecutiva el pasado año. "Sólo" habría que contar unas 13.900 y se han concentrado especialmente en Nigeria, Agfanistán e Irak. La parcial retirada de efectivos estadounidenses de estos dos países puede, a largo plazo, aumentar el número de atentados. La violencia la originan fundamental pero no únicamente grupos extremistas islámicos.

No obstante, a pesar de esa disminución y de la eficacia de los servicios de seguridad de los países desarrollados, Francia, una nación importante occidental, ha sido golpeada repetidamente en los meses pasados, un profesor de liceo, Paty, fue salvajemente degollado por hablar de las caricaturas de Mahoma, tres personas asesinadas en Niza….. Ya ocurrió hace un lustro con la masacre de la discoteca "Bataclan" y el espeluznante atentado contra la revista satírica "Charlie Hebdo". Podemos tratar de encontrar las razones de esa fijación terrorista con nuestros vecinos. De un lado, como razonaba el diario alemán "Die Zeit", hay un intento islamista en desestabilizar a un país clave de Europa. Su debilitamiento y su deseada reacción desproporcionada ante el crimen puede repercutir en los países de su entorno.

De otro, es obvio, la eficacia de nuestra policía y de nuestros servicios de inteligencia no nos hace , en las condiciones actuales, invulnerables. El terrorismo islámico cuenta con una abundante cosecha de suicidas: jóvenes, ya de ambos sexos, a los que se ha lavado el cerebro convenciéndoles de que si mueren matando infieles van directamente al paraíso. Los que sembraron el terror en Francia este año o en el 2015 asi como los autores de los atentados de Cataluña estaban persuadidos de que lo importante era matar al mayor número posible de personas; si ellos perecían serían instantáneamente recompensados con el goce eterno.

Paralelamente, al no importarles morir, la creación de un sofisticado dispositivo logístico que les permita huir después del golpe es algo secundario, a menudo totalmente innecesario. Sólo necesitan saber manejar un arma, una metralleta, conducir un camión, etc… Las armas de fuego circulan ampliamente por el mundo, decenas de millones de AK-7, las famosas Kalachnikof, se adquieren en el mercado negro en varios países. Bruselas ha sido con frecuencia un lugar de aprovisionamiento y en estos momentos los Balcanes son una buena tienda de armas ligeras. Un periodista de esa zona, Mario Pusic, ha narrado que recientemente encontró escasas dificultades para hacerse con una AK-7 por 600 euros. Podría haber conseguido las que quisiera. ¿ Y qué chiflado, religioso o no, va a detenerse ante un desembolso tan ridículo? Los asesinatos en Francia han conmovido el país y creado, es lo que buscan los cerebros del terrorismo islamista, una fricción con la opinión pública y los dirigentes de no pocas naciones musulmanas. Azmi Bichara, un intelectual palestino residente en Quatar, escribía recientemente que el asesinato de un profesor de historia es necesario condenarlo sin reservas, sin añadir después la palabra "pero"…Añade que tampoco es de recibo justificar un asesinato argumentando que aún hay muchos musulmanes que padecen aquí o allá…( "Al Jazeera", de su parte, abrió su pantalla para una entrevista con Macron).

Sin embargo, la opinión de Bichara no está muy expandida en el mundo musulmán. Allí, pocos creadores de opinión se atreven a explicar que aunque los musulmanes consideran blasfemo caricaturizar a su profeta Mahoma no se puede pedir lo mismo a las sociedades occidentales donde es posible mofarse de Jesucristo, de la Virgen o del Papa.

Este agravio popular musulmán es explotado rápidamente por políticos audaces, visionarios o demagogos. El turco Erdogan, que quiere resucitar el pasado de gran potencia de Turquía y no vacila en emplear medios considerables en busca de esa meta, ha aprovechado declaraciones del presidente Macron- en las que éste decía que no había que estigmatizar a los musulmanes pero que el Islam es una religión en crisis en el mundo y subrayaba que Francia seguirá siendo un estado laico que respeta la libertad de expresión-para arremeter con insultos sobre la lucidez del presidente galo y en buena medida aprobar un boicot de los productos franceses. El órgano egipcio Al-Azhar señala que las "declaraciones racistas francesas tienden a inflamar los sentimientos de 2.000 millones de musulmanes". Un número no escaso de publicaciones europeas han salido en defensa de Macron y de Francia. "The economist" escribía que el país de Voltaire defiende el derecho a creer y no creer así como el derecho a tratar irreverentemente cualquier creencia religiosa. "La Vanguardia" concluye que es un combate que afecta a toda la comunidad europea y que debe ser manejado de manera solidaria. "El Frankfurter Allgemeine Zeitung señala que lo de Francia muestra una nueva fase del terrorismo islámico en Europa". Otros apuntan que no hay que creer que los musulmanes fanáticos y que pregonan la violencia tienen rencor hacia un país europeo determinado, "golpean, donde hacen más daño a la belleza, el ingenio, el saber o el orden".

Si en la reacción mediática hay bastantes dosis de solidaridad, ésta, para algunos , resulta cicatera en los dirigentes. El semanario británico "The Spectator" es implacable. Reproduciendo el cuadro "La libertad guiando al pueblo" de Delacroix, denuncia que el presidente francés se encuentra solo. Angela Merkel y Boris Johnson, reproducidos en el cuadro, miran para otra parte. "Si Macron se ha ganado la cólera de una gran parte del pretendido mundo musulmán, el silencio de los países europeos es lo que llama más la atención. ¿Donde están los aliados de Francia, el gobierno alemán, el británico…?. "Sólo el primer ministro holandés M. Rutte ha mostrado su apoyo explícito a y en cuanto al canadiense Trudeau parece que "toma el partido de Erdogan sosteniendo que la libertad de expresión no deja de tener límites". Los europeos han tenido miedo, concluye The Spectator.

Un semanario danés "Weekendavisen" aporta un dato revelador sobre el talante europeo: "unas 20.000 personas se echaron a la calle en Copenhague hace semanas para protestar por la muerte de George Floyd por un policía en Minneapolis. El pasado domingo sólo habia unas 200 enfrente del Parlamento danés para defender la libertad de expresión después del asesinato del profesor francés Samuel Paty". Da que pensar.

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