Tribuna

jOSÉ mANUEL LÓPEZ gARCÍA

Escritor

Trescientos millones

Trescientos millones Trescientos millones

Trescientos millones

El proyecto del nuevo El Molinón con un coste de 300 millones de euros, puede parecer estupendo. El grupo Orlegui quiere, entre otras cosas, situar al Real Sporting y a Gijón en el mapa europeo y mundial, pero dudo que lo consiga con este planteamiento. La mejor repercusión es la que se consigue, con más fichajes de futbolistas de alto nivel. De este modo, las posibilidades de subir a Primera aumentan de forma clara.

Construir dos torres de viviendas residenciales al lado del estadio y un hotel, con un aparcamiento subterráneo con capacidad para 5.000 automóviles y otras instalaciones y mejoras de la zona es la puesta en marcha de un plan especulativo para ganar dinero que es legítimo, pero que, en mi opinión, no va a producir los éxitos deportivos que se presuponen.

Además, si pensamos en la necesidad de viviendas sociales baratas que existe en Gijón y en toda Asturias, parece que sería necesario que el Ayuntamiento de Gijón no dedicara ni un euro a este proyecto, aunque sería una aportación testimonial teniendo en cuenta la envergadura de la inversión, por debajo de un 3%. Pero es que un 2% de 300 millones es nada menos que 6 millones de Euros. La iniciativa privada o empresarial podría asumir todo el coste económico.

Que Gijón para el año 2030 sea sede del Mundial me parece muy bien, pero para este fin no es necesario aumentar el aforo del estadio a más de 40.000 aficionados. Actualmente, tiene una capacidad de 30.000 espectadores. Creo que es más que suficiente. En cada partido no se suele llegar a los 23.000 espectadores. Que también se construya un espacio comercial es un ejemplo de que prima más el interés, por las grandes ganancias, que el espíritu deportivo en sí mismo. Es prioritario que la inversión económica se centre en lo deportivo y no en otros aspectos.

En Gijón hay ejemplos de grandes inversiones que no han servido para nada, como es el caso del Metrotren que parecía la panacea para todos los problemas de movilidad. En una situación de crisis económica a nivel mundial, lo más sensato es ocuparse de reducir la tasa de paro y ayudar con subvenciones para la vivienda y con otras medidas sociales, como el salario social o el Ingreso Mínimo Vital, que requiere que se empleen fondos procedentes de los impuestos. Esto es lo relevante en estos momentos. Creo que habría que preguntar a los socios y a los aficionados del Real Sporting para saber, si están de acuerdo con la puesta en marcha de este proyecto de construcción o no, puesto que es cambiar lo que representa El Molinón en España.

Parece que seguiría siendo el campo de fútbol más antiguo de nuestro país. De todos modos, cambiaría su aspecto, sin duda. Lo que más necesita el Sporting es una remodelación o potenciación de Mareo de tal forma que sea modernizado. Además, que los sistemas de entrenamiento sean más exigentes para que se logren rendimientos superiores de los jugadores. Mejorar la calidad del juego, en todas las líneas del equipo es lo prioritario y lo restante llega solo. También dejarse la piel en el césped es algo obligado para todos los futbolistas siempre.

El deseo de que, si el Sporting sube a la máxima categoría se mantenga de modo estable está muy bien como intención, pero es de difícil realización, si pensamos en que muchos equipos también lo pretenden, con presupuestos superiores o similares.

La competitividad es lo que se debe potenciar al máximo. Es la forma de llegar a ganar más partidos y lograr el ansiado ascenso que todos deseamos. El Mundial dará más visibilidad a Gijón y a Asturias y las campañas de marketing publicitario se pueden realizar, sin mucho coste económico y con gran rentabilidad. No hacen falta grandes construcciones que pueden no dar el resultado económico que se espera.

Si sale adelante este proyecto del Grupo Orlegui, veremos lo que sucede y si merece la pena el dinero gastado, pero insisto en que valdría más gastar esos 300 millones, en construir viviendas sociales baratas para los miles de personas que las necesitan y se podrían poner como ejemplo de una actitud solidaria, lo que dejaría beneficios al grupo empresarial, aunque fueran menores.

En definitiva, se podría aumentar un poco el aforo del estadio, si lo exigiera la organización del Mundial, pero con unas condiciones más limitadas en las dimensiones de las obras a realizar.

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