Tribuna

José María Martínez de haro

Escritor y Periodista

¡!Vaya también el sexo¡!

¡!Vaya también el sexo¡! ¡!Vaya también el sexo¡!

¡!Vaya también el sexo¡!

Y A decía que esto duraba demasiado. Ahora el afán de los nuevos redentores sociales atacados de un feminismo feroz y combativo, se ha fijado en el sexo y adláteres como segmento de voto emergente. Lo que faltaba.

Los que conocimos aquellos años de los noviazgos largos previa aceptación parental y las citas y paseos jamás a solas. Los que vivíamos encogidos bajo aquellos ojos vigilantes de la moral pública en plazas y jardines. Aquellos años que era necesario el carnet de familia para pernoctar con una fémina. Años del NO previo y rotundo, el NO orgulloso de su propia identidad protectora de la virtud. El NO era la norma de vida . Y si acaso ella, en un arrebato apasionado se atreviera a perder la decencia, una congregación familiar de escopetas o navajas te invitaban severamente hacia el altar. A todo esto pregunto a los vigilantes actuales ¿existe la pasión? Ese momento único que el cerebro se inunda de sensaciones y traspasa a la estricta norma?. Pues parece que no, que era una quimera de noches de luna y perfume de jazmín. Fueron aquellos años del triunfo de Onán, cuando los españolitos soñábamos despiertos sobre aventuras amorosas, cuando el baile "agarrao" de un bolero de Machín era una lucha titánica contra la muralla de los codos que ella interponía para que pasara el aire.

Pero llegaron por entonces las francesas, las inglesas, las alemanas, las suecas, etc, etc. Y todo cambió por ensalmo. Los ecos de Mayo del 68 influyeron decisivamente en el litoral español , y como una flauta mágica , tras los escarceos de ritual, atracones de sexo a la luz de la luna sobre arenas cálidas y sangría barata. Fue un sueño que cobró realidad para desprestigio de Onán. Y frente al tradicional y formalísimo NO, llegó un SI suave, alegre y abierto. Y el mundo cambió para siempre para aquellas generaciones que pudimos experimentar el sabor de la libertad y la intimidad sin traumas ni complejos. Y entendimos el placer como una forma de expresión corporal y del alma, los que percibimos el alma como llama que alumbra la felicidad. Fueron décadas prodigiosas y las españolas observaban asombradas que no se les acercaba un mozo, ni de coña, para perder el tiempo precioso de la juventud y la aventura que anima a vivir plenamente. Llegó el sexo libre y el mundo mejoró al menos en la España del litoral. Al menos en Andalucía, al menos en Mojácar. Recuerdo los carteles y grafitis " Prohibido prohibir" que pintaban como triunfo en las paredes blancas aquellos jóvenes melenudos que en los años sesenta descubrieron el sexo con fogatas y guitarras en la playa. Pasados los años, algunos llegaron a ministros y altos cargos del socialismo. Lo anterior trata de explicar la belleza de unas relaciones donde el arte, la pasión y el amor encajan sin estruendo. Así queda tan aberrante cualquier forma de violencia, de intimidación, de acoso de torpeza o abuso. La violación es una manifestación de primitivismo cavernario, repugnante y repudiable, y con evidencia absoluta debe ser castigada con severidad. Pero hay en esto, por ser asunto sensible, cuestión de fondo y forma.

Han pasado muchos años y por fin llegó la democracia y un gobierno socialista y renovador anuncia que quiere reconducir mediante leyes el sexo y su libérrima expresión. Advierten con el Código Penal para situaciones que se escapan al sentido común. La Vicepresidenta, de Cabra como cabe imaginar la Andalucía profunda de botijo, dice solemnemente que "si una mujer no dice si expresamente, todo lo demás es violación". Ni tanto ni tan Calvo. Porque cabe imaginar que ocurría en Cabra en los años sesenta en plena dentadura sonriente de D. José Solís. Ni una rosca. Por ello habrá que ser indulgente con la Ministra/ Fraila cuando afirma sobre el SI explicito. Y como uno es de pueblo solo se me ocurre algún tipo de certificado para acreditar el acuerdo más allá de lo verbal. ,¿ tal vez con testigos?, ¿ señalando el plazo de caducidad?, ¿temporal o permanente?. Y queda en el aire otras formas sutiles como la mirada, el gesto, las manos, el contacto, que indican una complicidad para seguir avanzando, una forma del SI pero sin la obligatoriedad del pronunciamiento de manera documental. ¿Qué ocurre con los "tocamientos"?,¿ se castigarán igualmente?,¿ con los juegos previos?. Debe ser un SI en cada una de las etapas previas? la paciente y antigua escenificación del ligue queda así desterrada por el Código Penal. Adiós a los romances, a los atrevimientos, a los preludios que inician el camino al amor físico en su amplia extensión. Ahora que Onán quedó antiguo es el momento de los Notarios.

Puede que sin pretenderlo guiados de un adanismo extremo, los nuevos gobernantes quieran cambiar el mundo y su complejidad reduciéndolo a leyes sancionadoras. Arrastrados por las olas de un feminismo que considera al varón un peligroso depredador imaginan que se puede legislar como se anuncia para solventar un asunto que merece reflexiones éticas, morales, filosóficas, culturales, religiosas y antropológicas. Cuestiones sobre la civilización en definitiva. Y castigar por supuesto todo acto de violencia, también sexual, pero sin restringir la sutil manera de un acercamiento que puede conducir al éxito o al fracaso pero que en todo caso es lo más extraordinario que experimenta el ser humano cuando el mundo estalla en mil colores.

Habíamos olvidado aquellos años del NO por norma y costumbre y resulta que en el siglo XXI un gobierno de progresistas nos ha llevado a añorar la aventura de la libertad exigiendo un certificado previo. Quien lo diría. Y como remate, espantosa manada de lobos y de hombres Incapaces del respeto infinito que merece una relación que es le esencia de la humanidad.

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