Tribuna

Javier Soriano Trujillo

Coronel en la reserva

De albeitares y mariscales

A la medicina, cirugía y podología equinas, se sumó la reproducción y alimentación en las yeguadas y remontas del Estado, con expertos en genética y reproducción

De albeitares y mariscales De albeitares y mariscales

De albeitares y mariscales

Del 26 al 28 de este mes, se celebrará en Almería el XXIV Congreso Nacional y XV Iberoamericano de Historia de la Veterinaria, una actividad que se enmarca dentro del programa previsto para conmemorar el Centenario del Colegio Oficial de Veterinarios de Almería (1918-2018). En este Congreso no faltará la presencia de expertos en la historia de la veterinaria militar española como la del General Veterinario D. Luis Ángel Moreno Fernández-Caparrós, hoy en la reserva pero que en su día fue el responsable máximo de la Veterinaria militar española como General Subinspector de Apoyo Veterinario. Es Académico de número de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España y responsable de un "Plan museológico" para la conservación y disfrute del patrimonio veterinario español, recuperando con ello una gran parte del patrimonio histórico de la veterinaria militar española, tanto bibliográfico y documental como museológico.

Y no faltará en este Congreso su presencia y la de otros expertos militares, puesto que si se habla de historia de la veterinaria española, hay que hablar de una parte esencial de la misma como es la historia de la veterinaria militar, una medicina animal vinculada a los ejércitos desde su mismo origen. Es evidente la relación histórica del hombre y el caballo, una máquina biológica cuya domesticación permitió el desarrollo del comercio, la industria, las relaciones sociales y que fue utilizado como potente máquina de guerra, de lo que hay constancia de su empleo por los ejércitos desde el siglo XXVI a.C., como así lo demuestra el conocido como "Estandarte de Ur", antigua ciudad localizada al sur de Bagdad (Irak), que data de ese siglo. En este estandarte se representan carros de guerra de cuatro ruedas tirados por recuas de asnos u onagros, de lo que se deduce la presencia de personal especializado en el cuidado de estos animales ya en esa época. Desde el "hipiatros" de los griegos, el "veterinarius" de los romanos, el "albéitar" de los árabes en el ámbito civil o "mariscales" en el ámbito militar, siglos de historia y evolución de la medicina para sanar los animales domésticos, en especial a los équidos, hasta la creación en el año 1792 de una enseñanza oficial, normalizada y reglada en España, y en 1845 de un Cuerpo específico de veterinaria militar en el Ejército, que se ha consolidado con el actual Cuerpo Militar de Sanidad, donde se incluye la especialidad fundamental de Veterinaria. Una especialidad que en los ejércitos españoles tuvo una clara y especializada ocupación hipiátrica a lo largo de más de cuatrocientos años. Curar, sanar y aliviar los padecimientos del caballo fue la principal ocupación de los antecesores de los veterinarios militares. Del hipiatra, es decir, del médico de los caballos de antaño al servicio de las formaciones castrenses, al veterinario militar del presente, hay un enorme trecho a lo largo del cual su campo de actuación se ha ampliado enormemente. A la medicina, cirugía y podología equinas, se sumó la reproducción y alimentación en las yeguadas y remontas del Estado, con expertos en genética y reproducción. La aparición de las granjas militares en periodos de carestía, requirieron los servicios de los veterinarios militares. El control de los brotes epidémicos y sobre todo los referentes a las enfermedades zoonóticas, también necesitaron y necesitan la presencia de veterinarios militares para evitar el contagio humano.

En la actualidad, los Oficiales veterinarios trabajan, gestionan y dirigen laboratorios dotados con alta tecnología, desarrollando su actividad en la defensa biológica, química, nuclear y radiológica. El que nuestras tropas gocen de bienestar pasa porque los veterinarios militares realicen con prontitud y eficacia continuas campañas de saneamiento ambiental y de control de plagas en las instalaciones militares. La seguridad alimentaria de nuestras tropas también es una de sus misiones. La preparación e instrucción de los equipos caninos en la Escuela Cinológica de la Defensa, tan eficaz en los campos de la defensa, seguridad, lucha contra las drogas, detección de minas y artefactos explosivos, y localización de personas, o su labor de conservación de un importante patrimonio genético del pura raza español en el organismo Cría Caballar de las Fuerzas Armadas, completan el amplio curriculum del veterinario militar español. Sin duda, con este bagaje, la aportación de la veterinaria militar española al Congreso será muy importante e interesante.

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