Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Universidad

La carta de Patricia Ramírez

Poesía es Patricia Ramírez, pues poesía es lo que reside en su corazón y en lo que ha escrito a Gabriel y al mundo entero con indescriptible emoción

La carta de Patricia Ramírez La carta de Patricia Ramírez

La carta de Patricia Ramírez

Literatura son las Cartas persas de Montesquieu, las Cartas marruecas de Cadalso y Las cartas a un joven poeta de Rilke. Literatura son Lady Susan de Jane Austen, La dama de blanco de Wilkie Collins y Cartas desde Dinamarca de Karen Blixen. Literatura son Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, Cartas a Eva Haldiman de Imre Kertész y las Cartas escogidas de William Faulkner. Literatura son las Cartas de Emily Dickinson, las Cartas de verano de 1926 de Marina Tsvietsáleva y El invierno que tomamos cartas en el asunto de Ángeles Doñate. Literatura son Donde el corazón te lleve de Susanna Tamaro, Querido Diego, te abraza Quiela de Elena Ponitiawska y Querida Susy, querido Paul de Christine Nöstlinger. Literatura son las Cartas literarias a una mujer de Gustavo Adolfo Bécquer, 84, Charing Cross Road de Helen Hanff, De corazón y alma de Carmen Laforet y Elena Fortún. Literatura son las Cartas a su madre de Antoine de Saint-Exupéry, 22 cartas extraordinarias de María Negroni y Escritor en guerra de George Orwell. Literatura mirífica del sentimiento es la carta prodigiosa y bellísima que ha escrito Patricia Ramírez para recordar a su hijo Gabriel y dar las gracias a todas las personas que participaron en su búsqueda. «He vuelto a leer tu carta y, como las otras veces, tengo los ojos llenos de lágrimas… Nunca hasta ahora había pensado que una carta, una simple hoja de papel pudiera transmitir algo tan sublime, infundir sentimientos tan elevados. Tú le has dado un alma», escribía Patrick Deville. La carta de Patricia trasciende la literatura, porque es más que literatura, ya que reúne en la sintaxis los sentimientos de la verdad y la sinceridad, del amor y la pasión de madre ejemplar, convirtiendo los sintagmas en enunciados que nos hablan a todos con la métrica del corazón. Francisco Umbral perdió a su hijo Francisco, cuando tenía cinco años, víctima de la leucemia. Su novela Mortal y rosa es uno de las mejores obras que la historia de la literatura puede encontrar en las bibliotecas de la existencia. Entre la carta de Patricia, la heroína del siglo XXI, y Mortal y rosa de Umbral, hay analogías y paralelismos, que engrandecen la esencia de la propia literatura, puesto que, si universal es la novela umbraliana, igualmente universal es la carta tan original y perfecta que ha legado a la historia esta mujer excepcional para perpetuar la memoria de su hijo. A quien ha hecho eterno en la luminosidad de una pregunta que encuentra su respuesta en la mirada de los siglos, página a página. «A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la rosa, sino solo entre las lágrimas y, entonces, hay que saberse decidir por las más hermosas», versificaba Maurice Maeterlinck como si fuera un verso de Borges, que hace infinito un instante del universo. Es esto mismo lo que ha caligrafiado Patricia, con una naturalidad, una sensibilidad y una ternura que el mundo entero siente suyas en los rincones más profundos del alma: aquellos que son lírica hermosa en su dialogo con el tiempo. La carta de la madre de Gabriel es otra forma de entender la literatura, ya que, antes y después, es la realidad y no la ficción en la sonata de la intimidad. Para transmutar el lenguaje en río y llanto, en mar y filosofía, que nos explican la vida, segundo a segundo, como si su prosa fuera machadiana y manriqueña, hernandiana y lorquiana en ese tic tac que marca el reloj del corazón. Patricia, como Francisco Umbral, ha vencido a la muerte y ha aventajado a la propia literatura, porque ha llegado a metrificar lo que enunció Julio Cortázar en la noche serena que labra el ayer más noble: «Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma». Esta gran mujer ha expresado lo mismo que Bécquer: «Yo deseo saber lo que es la poesía, porque deseo pensar lo que tú piensas, hablar de lo que tú hablas, sentir con lo que tú sientes; penetrar, por último, en ese misterioso santuario en donde, a veces, se refugia tu alma y cuyo umbral no puede traspasar la mía». Por ello, ha inmortalizado a su hijo, ha vencido a la parca y ha llegado más allá que la literatura. Poesía es Patricia Ramírez, pues poesía es lo que reside en su corazón y en lo que ha escrito a Gabriel y al mundo entero con indescriptible emoción. Fecundizar el sentimiento de manera tan fúlgida es un imposible que ella ha hecho posible. Cartas, como esta, poetizan la literatura universal entre el alba y la noche. Como la música de Mozart y la pintura de Rembrandt, esta carta es misterio; un misterio inefable, como los mares de Ítaca, entre la luz y el recuerdo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios