Tribuna

Javier Ángel Soriano

Coronel en la reserva

A unos cobardes papagayos

En 1587 los "Papagallos" catalanes de nuestro ejército en Flandes dieron ejemplo de gallardía y valentía. En 2017 los que huyeron a Flandes han demostrado un grado de cobardía inaudito

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A unos cobardes papagallos

En el marco de la guerra de los 80 años o de Flandes, en diciembre de 1587 llegó a ese territorio a través del conocido como "camino español" un Tercio formado por 1.900 catalanes al mando de D. Luis de Queralt, con la misión de unirse al Ejército de Alejandro de Farnesio para intervenir en la invasión de Inglaterra, operación que quedó anulada debido al fracaso de la Armada apodada por nuestros enemigos como "La Invencible". Este Tercio de Queralt recibió el apodo del "Papagayo" por los otros Tercios porque la mayoría de sus Soldados casi no hablaban la lengua castellana y cuándo la usaban se expresaban de forma ininteligible para sus compatriotas. La anulación del desembarco en Inglaterra dio lugar a una reorganización de nuestras fuerzas en Flandes, redistribuyendo las compañías de los bisoños Soldados catalanes de este Tercio de Queralt entre las de los Tercios viejos de Sicilia, Lombardía y de Bobadilla. 430 años después, en 2017, con nocturnidad y alevosía, otros "Papagayos" llegaron a Flandes huyendo de la justicia para establecerse en Bruselas, ciudad con profundos vínculos con España desde que en el siglo XV, Felipe "el Hermoso" contrajera matrimonio con Juana "la Loca", hija de los Reyes Católicos, y posteriormente, en 1515, los Estados Generales nombrasen Señor de los Países Bajos a nuestro futuro Rey Carlos I y V del Sacro Imperio Romano, vínculo que se mantuvo hasta que en 1713 pasó de la soberanía española a la austriaca por el Tratado de Utrecht. Dos siglos de soberanía española que han dejado su huella en la ciudad que fue sede de nuestros Gobernadores en Flandes, y donde aún perduran las ruinas del que fuera Palacio de Carlos V, donde fue proclamado el Emperador mayor de edad, y donde abdicó del gobierno de Flandes a favor de su hijo Felipe II, y que resultó destruido por un incendio en el siglo XVIII. O La Grand Place, que fue destruida por la artillería francesa en 1695 durante la guerra de los 9 años, y que en poco más de 3 años, por impulso de nuestro Rey Carlos II, quedó reconstruida como en la actualidad se puede disfrutar, y cuyo número 1 corresponde al edificio llamado "Le Roi d´Espagne", que tiene una gran escultura adosada a la fachada de su segundo piso representando el triunfo del Rey Carlos II de España, bajo cuyo busto figura la mención "Den Coninck van Spaignien" (El Rey de España). En la planta baja se encuentra el conocido restaurante que toma el nombre del edificio en el que está. Es evidente que estos fugados "Papagayos" han elegido bien su destino, ya que van a tener la oportunidad de conocer (o recordar) un importante periodo histórico de nuestra Nación con sólo pasear por sus calles. Y si Bruselas se les queda pequeña, pueden acercarse a Empel, una localidad a hora y media en coche, donde la noche del 7 al 8 de diciembre de 1585 se produjo el llamado por nuestros enemigos de entonces "milagro de Empel", que dio la victoria en ese lugar al Tercio de Bobadilla sobre una fuerza rebelde, cuando se le daba por derrotado. El mismo día 8, tras la victoria, los Soldados proclamaron Patrona de los Tercios a la Inmaculada Concepción, en la actualidad Patrona de la Infantería española y también de España, y a quien el poeta catalán Jacinto Verdaguer tenía gran devoción. Pueden aprovechar para visitar la capilla que existe en el mismo lugar donde surgió el Patronazgo de la Inmaculada Concepción. O también pueden acercarse a otros lugares históricos para nuestra Infantería, como la ciudad de Goes, a una hora en coche, donde en agosto de 1572, el Maestre de Campo Cristóbal de Mondragón llevó a cabo una espectacular operación de socorro a las fuerzas españolas sitiadas en esa ciudad por los rebeldes; o como la ciudad de Gembloux, a media hora en coche, donde en 1578 las fuerzas españolas aplastaron a las rebeldes. Podríamos seguir citando escenarios en Flandes importantes en nuestra historia, pero con la visita a los citados lugares creo suficiente para insuflar en este grupo de modernos "Papagayos" los valores de honor y ejemplaridad, contrarios a la cobardía que demostraron al abandonar a su suerte en España a sus subordinados. En 1587, los "Papagayos" catalanes de nuestro Ejército en Flandes dieron ejemplo de gallardía y valentía. En 2017, los que huyeron a Flandes, sólo han demostrado una falta de valores y un grado de cobardía inaudito. Para los primeros, todos los honores son pocos; para estos últimos, si impera el estado de derecho y no una confabulación, la máxima condena.

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