Tribuna

José María Martínez de Haro

Sobre los extremos políticos

Desde el inicio de esta etapa democrática España se orientó hacia posiciones de centro donde la moderación y el respeto a las minorías fue clave para la convivencia. Según circunstancias este centro estratégico, que no ideológico ,se desplazaba hacia la derecha o hacia la izquierda y así formaron gobiernos estables UCD, PSOE y PP. El centro ha sido un espacio de entendimiento que ha dado resultados inéditos en nuestra agitada historia y durante más de treinta años los españoles hemos asumido esta forma templada alejada de extremismos y mensajes disolventes. En estos últimos años todo ha cambiado hacia situaciones de riesgo para la estabilidad política y económica cuyas consecuencias últimas son imprevisibles. Los partidos moderados defensores de la Constitución estaban situados en la izquierda socialdemócrata y la derecha conservadora de raíz cristiana. Pero la mutación de esa izquierda centrada se hace ya una evidente realidad quedado a la vista del travestismo ideológico que empapa al PSOE, partido fundacional de esta democracia de 1.978, y la radicalidad de sus dirigentes más distinguidos hasta su base militante le sitúa en el límite de la izquierda europea donde no se conciben alianzas y sonrisas con los extremistas populistas de izquierda que se declaran abiertamente comunistas. Prestigiosos analistas políticos observan que esta deriva del PSOE podría deberse al empuje y calado social de la izquierda extrema que compite en un espacio electoral cada vez mas fragmentado. Podría ser así, pero también hay que recalcar la ausencia de escrúpulos y la nula preparación intelectual de estos que ahora gobiernan los asuntos de España. Si una estrategia política empuja al PSOE hacia la izquierda extrema abriendo los brazos a Pablo Iglesias y declarándolo como su socio de Gobierno es entre otras razones por el ansia desbordada de Pedro Sánchez por ser investido Presidente de Gobierno. A cualquier precio, aunque este precio sea la desmembración de España y la liquidación del régimen del 78 que aceptamos los españoles por aplastante mayoría. Como peligro añadido esta investidura habrá de contar con la abstención pactada con partidos secesionistas como ERC y Junts Per Cat enemigos de España y de su Constitución y asimismo con el PNV muy activo en la declaración del País Vasco como nación soberana y Bildu que no reniega de los crímenes de ETA con los que el actual PSOE comparte mesa y mantel. Jamás en la larga historia de España se ha dado una situación tan aberrante. Los enemigos de esta nación , aquellos que están activamente decididos para acabar con su unidad territorial son ahora los aliados de Pedro Sánchez responsable directo de la defensa de esta nación, de su Constitución y del Estado de Derecho que nos ampara a todos. Una peligrosa alianza propiciada y deseada por el Presidente del Gobierno en funciones solo es posible desde la más abyecta traición a todos los principios y todos los juramentos. La persona que ha emprendido este viaje infernal es un peligro real para España pero es igualmente preocupante la ausencia de criterios dentro de la dirigencia del PSOE. Criterios y actitudes capaces de frenar lo que se está promoviendo en presencia de todos y en tiempo real. Se hace difícil imaginar presidentes de Comunidades Autónomas con gobiernos del PSOE callando y aceptando la disolución de la Nación Española en mini Estados soberanos y la liquidación de la Constitución vigente por la vía de los hechos. Asimismo la desaparición de aquel amplio espacio de convivencia y respeto a las libertades de todos los españoles únicos y legítimos soberanos del destino de España. La mancha de esta traición a España y la renuncia expresa a todos sus valores políticos y a su propia historia manchará al PSOE durante generaciones si no se logra frenar a Pedro Sánchez envalentonado ante el espeso silencio de su Ejecutiva y de los Presidentes autonómicos . Preparando el terreno de todo lo que ahora vemos con claridad, Sánchez ha conformado un Gobierno y una Ejecutiva Federal muy a su medida de político mediocre con ambición extrema; Calvo, Ábalos, MeBatet, Lastra y tantos otros no hubieran logrado ser directores generales de gobiernos europeos y ahora brillan por su incapacidad y servilismo apesebrado. De muy poco han servido las cartas y manifiestos de prestigiosos socialistas de antaño, ahora sin poder alguno en el PSOE que no merecen de Sánchez la más remota consideración. La extrema izquierda de raíz comunista se han aglutinado en varias siglas electoralmente reconocidas; Mas País, la CUP, Podemos, Compromís, Mareas, En Comú, etc, etc. Y han logrado gobiernos municipales y autonómicos en alianza con el PSOE . En este escenario la peligrosa deriva del PSOE que atenta contra la propia democracia y la unidad territorial de España no ha de resultar extraño que surja con fuerza otro de los extremos políticos desde la derecha. El fenómeno de VOX tiene su explicación también en la similitud con otros partidos y grupos de derecha radical que se hacen muy visibles en Alemania, Francia, Austria, Holanda, Polonia, Hungría, Italia, etc. Faltaba que esta ideología apareciera activamente en España y la situación ha surgido desde la irrupción en la Presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez y la débil respuesta del PP a los asuntos primordiales; Unidad de España, Constitución y Estado de Derecho aplicado en todas las regiones de España. Ante vacilaciones y ausencias, ante el panorama que ofrece la que fuera izquierda moderada, ante los ataques constantes a España desde el secesionismo en Cataluña, País vasco y ahora Baleares y Valencia, el nuevo partido VOX ha irrumpido en el Congreso con 52 diputados lo que le sitúa en la tercera fuerza política parlamentaria. La conclusión es que por intereses bastardos se ha llegado a la ruptura de lo que Adolfo Suarez llamó la concordia, sello indiscutible de la transición. Se amenaza y se actúa contra la unidad de España sin que quienes debieran defender el derecho soberano de los españoles hayan dado muestras de frenar estas amenazas y hechos delictivos considerados ilegales por el TS. Y ahora parece llegado el momento de los extremos, como en otras ocasiones de nuestra historia de triste memoria. Pocas dudas hay que de formarse el Gobierno que pretende Sánchez el ganador por razones obvias sería Pablo Iglesias y su extrema izquierda y como efecto lateral todos los partidos secesionistas y golpistas que le apoyarían con la abstención. El único posible valladar ante este gravísimo panorama sería el PP cuya debilidad y bisoñez se manifiestan en ocasiones limite con escasos resultados. Y ahora VOX con un mensaje definido y claro que defiende sin complejos buena parte del electorado de la derecha tradicional. No puede saberse con certeza a donde conducirá todo esto, pero se vislumbra un cambio de actores y el protagonismo de la derecha y la izquierda que dieron paso a la transición parece llegado a su límite y ahora irrumpen con fuerza determinante otros partidos más comprometidos ideológicamente por la derecha y por la izquierda que cuentan de manera efectiva con gran influencia social.

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