Tribuna

Antonio Martínez

Senador por el PSOE de Almería

Dos formas de hacer política

En Andalucía tenemos más de lo mismo. La fábrica del autobombo y del marketing que dirige Bendodo no da abasto

Dos formas de hacer política Dos formas de hacer política

Dos formas de hacer política

En alguna ocasión, todos hemos podido escuchar a alguien afirmar que no le interesa la política, en la -equivocada- idea de que las decisiones que toma quien gobierna no tendrán ningún efecto sobre su presente o su futuro. Craso error: es la política la que decide construir colegios o no, levantar hospitales, diseñar carreteras, subir las pensiones y el salario mínimo o, por el contrario, olvidarse de los más vulnerables y de la igualdad de oportunidades.

Los ejemplos de lo que uno puede esperar de la política según quien lidere un gobierno son innumerables y en nuestro país se hacen más evidentes si nos fijamos en cómo se gobierna España con un Ejecutivo progresista y cómo lo están haciendo las derechas en Andalucía. Las diferencias son sencillamente abismales.

El liderazgo que ejerce Pedro Sánchez al frente del Gobierno de España está cimentado en la proactividad, la búsqueda de soluciones, el diálogo institucional y social y la suma de sinergias en favor del interés general para que nadie quede atrás. Esto se ha podido ver claramente en los últimos días a través de medidas y acciones concretas, como la exitosa y fructuosa gira del presidente por los EEUU en busca de nuevas inversiones, ofreciendo una imagen inmejorable de España.

De otro lado, el Gobierno de España acaba de anunciar la mayor oferta de empleo público de la historia con más de 30.000 plazas en la Administración General del Estado, de las que casi 10.000 serán de promoción interna. Además, los socialistas vamos a impulsar un sistema de becas a los estudios de la judicatura para

que cualquier ciudadano, sea cual sea su condición social y económica, pueda tener acceso a la carrera judicial y romper, de esta manera, el elitismo existente.

La guinda de las buenas noticias de los últimos días la ha puesto el ritmo de vacunación que ha experimentado nuestro país y que nos ha situado a la cabeza de Europa. Con las cifras en la mano, España ha dado ejemplo de su buen hacer y de que el compromiso anunciado por el presidente del Gobierno se está cumpliendo. De la misma manera, se ha comprobado la gran capacidad de reacción que tiene nuestro sistema sanitario público, al que debemos seguir protegiendo de las garras privatizadoras de la derecha, y la valía de sus profesionales sanitarios.

Frente a toda esta excelente gestión se sitúa el cansino cenizo político de Casado y del resto del Partido Popular, intentando hacer política a golpe de ocurrencia. Sin embargo, no puede aspirar a ser presidente alguien que cuando está en la oposición bloquea las instituciones por mero interés partidario y personal, como ocurre con el CGPJ. No puede ser presidente alguien que basa su política de oposición en hacer electoralismo de la cuestión territorial, en lugar de situarse al lado del gobierno de su nación, por no hablar de las continuas alusiones a la felizmente extinta ETA, a las que acude como despreciable coletilla cuando se queda sin argumentos.

En Andalucía tenemos más de lo mismo. La fábrica del autobombo y del marketing que dirige Bendodo no da abasto, pagando publirreportajes aquí y allá con el objetivo de ocultar la realidad, que no es otra que nuestra comunidad autónoma sigue sin remontar a pesar de que ha recibido 11 millones de euros al día del Gobierno de España durante el pasado año. ¿Qué ha hecho el presidente andaluz, Moreno Bonilla, con ese dinero? Pues no se sabe, lo que sí se sabe es que no ha dedicado los recursos necesarios a reforzar la sanidad como es debido ni tampoco ha ayudado como debía a los sectores que peor lo han pasado y lo siguen pasando como consecuencia de la pandemia.

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