Tribuna

jOSÉ mARÍA Martínez de Haro

Escritor y periodista

Estan ganando

España se desliza cuesta abajo y sus enemigos van ganando esta partida que será determinante para la existencia del propio Estado y de esta vieja Nación

Estan ganando Estan ganando

Estan ganando

La situación que atraviesa la política española puede considerarse insólita. Un hecho trascendental se pone de manifiesto; el espíritu de la transición que alumbró el régimen del 78 ha desaparecido tras cuarenta años de progreso y concordia. La arquitectura política se agrieta rasgada por impulsivas fuerzas que desde dentro y desde fuera hacen de España un país irreconocible. En aquellos años cuando creíamos ser felices, nadie imaginó que esa concordia llegaría a su fin. Los más confiados creyeron que la Constitución y el Estado de Derecho serían pilares de una democracia adulta que diera estabilidad a este castigado país. Pero ha ocurrido que la democracia se ha vaciado de demócratas y estos han sido engullidos o apartados por profesionales de la política como única forma de vida y en régimen de heredad. La Constitución está huérfana de auténticos constitucionalistas. Y el Estado de Derecho no alumbra hombres ni mujeres de Estado, si acaso acólitos de una patología política marcada por el egoísmo y el sectarismo. Y en estas circunstancias vivimos sin atisbar un presente y un futuro razonable y tranquilizador. Pocos, muy pocos se comportan según las graves circunstancias que afectan la integridad del Estado, la convivencia entre los españoles en cualquier región de España, ni la la alteración flagrante de la legalidad constitucional y jurídica. La frase grabada en la tumba de Adolfo Suárez; "la concordia fue posible" ha dejado de tener sentido superada por el rencor y el fanatismo, el supremacismo, la intolerancia a la pluralidad, incluso la negación de la Historia común. Es cierto que la historia de España muestra un país muy complejo atado a viejas rencillas que alimentan una tensión social inconcebible en otros países europeos. Los viejos demonios al acecho acaban con los mejores esfuerzos que han marcado etapas de bienestar, libertades y paz social. Los españoles así lo celebraron con sus votos y con el entusiasmo que corría por pueblos y ciudades con aires de libertad.

Hoy parece cierto que muchos se empeñan en cavar más honda la trinchera de los dos bloques irreconciliables, la antesala de dos frentes irreconciliables. Pocos recuerdan que la transición hizo posible la reconciliación entre las izquierdas derrotadas en aquella guerra cruenta y las derechas vencedoras que gobernaron cuarenta años en régimen autoritario. Para fijar fecha; analistas y politólogos coinciden en señalar que la transición comenzó a desnaturalizarse con los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. El Necio de la mirada azul, tan ignorante como irresponsable decidió alejar al PSOE de la socialdemocracia a la par que reabrir la causa general de la guerra civil marcando líneas infranqueables entre buenos y malos, izquierdas y derechas. La llamada Ley de Memoria Histórica es la más palpable muestra del rencor que había anidado en algunos de los hijos y nietos del bando perdedor de la contienda que espoleados por señalados medios de comunicación, escritores, artistas, saltimbanquis y políticos sin preparación y pocos escrúpulos se alzan ahora para ajustar cuentas a los descendientes o simpatizantes de los vencedores tras ochenta años del final de aquella guerra. Ocurre sin embargo que esta historia está suficientemente estudiada y explicada en centenares de libros y ensayos que reflejan fielmente lo que ocurrió y la verdad de aquel horror no está tan lejana como para reescribirla a capricho. Evidentemente se trata de una perversa estrategia de división y alteración de la paz social que busca la alineación de votos hacia diversas siglas que amparan inusitado rencor y revisionismo histórico como se viene probando hasta ahora mismo. En la dinámica de exaltación de la II República, el Necio abrió (también) las puertas a las aspiraciones separatistas en Cataluña y el País Vasco Animadas por el éxito y la impunidad ya se suman Galicia, Baleares, Navarra y Valencia. El daño causado en la sociedad civil por semejante irresponsabilidad política se mide por los enfrentamientos entre ciudadanos, vecinos y familiares en tantos pueblos y ciudades de España. Cataluña es un hervidero de conspiraciones contra España, los político catalanes encumbrados en las Instituciones declaran día tras días su objetivo separatista a cualquier precio, incluso violentando la Constitución, el ordenamiento jurídico y la autoridad judicial. Vejando los símbolos del estado, mofándose de la presencia del Rey de España en Cataluña, retirando sus retratos y sus emblemas de los edificios oficiales, quemando la bandera, y alterando la paz y la convivencia con técnicas de guerrilla urbana en permanente agitación. Por delitos gravísimos que atentan contra el propio Estado, contra la Constitución y las leyes han sido juzgados unos dirigentes catalanes por el Tribunal Supremo. La sentencia se hará pública tras el verano pero en este ambiente de descomposición se alzan voces que ya reclaman sobre el sentido de esta sentencia. Además de otros dirigentes socialistas y de la izquierda populista, la ineludible opinión del Necio se escucha con el empalago que acostumbra. Rodríguez Zapatero se sentiría muy satisfecho con una sentencia de trampantojo que no obstaculizara el dialogo. Asimismo, sin haber siquiera emitido los magistrados su veredicto, se adelanta sugiriendo las bondades de un indulto a los políticos juzgados y encarcelados cautelarmente. Es evidente, un necio con tiempo libre es un peligro universal. La situación se deteriora aún más tras conocerse las escasas posibilidades de la investidura del candidato Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. La negativa de la izquierda populista, del centro y las derechas a abstenerse pone en peligro el comienzo de esta legislatura por lo que se avisa desde Presidencia de Gobierno la posibilidad de nueva convocatoria de elecciones generales lo que prolongaría el largo periodo de inestabilidad política. Y para describir con mayor claridad la ambigüedad y laxitud del Gobierno, la Televisión pública concedió una entrevista a Arnaldo Otegui en el programa de mayor audiencia de TV1. Las reacciones en contra colapsaron las redes sociales y los partidos de centro y derechas han pedido la fulminante dimisión o cese de la presentadora y ahora Presidenta nombrada a dedo el Ente, iletrada e inculta llegada a mas ,Rosa María Mateo. Ni antes ni ahora se ha arrepentido de tantos crímenes. No cabe imaginar a las TVs públicas de EE UU o de Francia entrevistando a los terroristas de las Torres Gemelas de New York o de la discoteca Bataclán de París. Se da la triste circunstancia que los asesinos son tratados como asesinos en todo el mundo excepto en España y en Televisión Española. Las cenizas de la transición se esparcen por el aire y ensombrecen el cielo de España.

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