Tribuna

JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO

Escritor y periodista

El gran fracaso

Se acabaron los balidos de lo imbéciles, imbécilos e imbécilas y ahora llega el lamento de los corderos. Así fracasa la política ejercida por aprendices de diablillos que tratan de aparentar lo que no son. La batalla de Madrid no podría terminar de otra manera, la derrota aplastante de una izquierda cromañón cuyo programa para el triunfo y el "progreso" se ha limitado a unos gruñidos guturales que nadie ha logrado entender mas allá de las pedradas.

Algunas conclusiones al respecto; la alarma "antifascista" ese truco de la propaganda del siglo XX no funciona en Madrid. Por orden de responsables; El Chamán Errático que susurra al Supremo. Se ha creído que posee el don de la certeza indiscutible, y el Supremo le cree porque no tiene otro recurso que creerle. Van por la vida en un pack único de "dos por uno" en la salud y en el fracaso hasta la extinción de la especie, porque esta especie de izquierda cromañona quedará embalsamada en el museo de los anacronismos para divertimento del público. Tras ellos la Vice, un prodigio de la intelectualidad, cuya aportación para la historia de la Ciencia Política al mismo nivel que Karl Popper y Hanna Arendt ha sido declarar muy seria que el triunfo aplastante de Isabel Díaz Ayuso se debe a la afición a las cervezas y a los berberechos de sus votantes, todos fascistas por supuesto. Eso es lo más intelectual que produce el cerebelo de la Vicepresidenta del Gobierno. Pero la vida da sorpresas y la amenaza de los anunciados batallones de fascistas que aguardaban el toque de corneta para tomar Madrid y perseguir cromañones, fue desmentida al conocerse que se fueron de juerga entre cañas, bailes y berberechos. El fascismo según Carmen, viene de contrabando en las latas de berberechos.

Y después la tropa enardecida hacia el triunfo; un tal Marlasca ha soltado de un solo bufido; "el PP es una organización criminal" lo que levantó mucho el ánimo de la Tribu con cánticos y danzas rituales. Poco puede decirse de quien ha perdido los papeles. También lo que le restaba de dignidad y honor. Y queda el Memo del CIS, un necio de baba que quiere ponerse medallas ante el Jefe Supremo asegurándole el triunfo porque él y solo él, sabe interpretar los signos de la victoria electoral. Y el Supremo le creyó porque no tenía otro recurso que creerle, y se lanzó a la lucha seguro de su superioridad. Y la cagó.

Volvemos al siglo XXI. Las enseñanzas de las derrotas son a veces más útiles que las victorias. Y este proverbio podrían aplicárselo quienes han creído estar por encima del bien y del mal y han menospreciado la aparente debilidad del adversario. En estas elecciones ha quedado patente que no es posible avanzar eternamente con las mentiras, ni con el desprecio, ni con insultos. Menos aún con pedradas y agresiones. La dimensión de la derrota es de magnitud desconocida. La que fue tildada de Tonta e Irrelevante ha obtenido el respaldo de más votos y escaños que todas las izquierdas cromañonas juntas. Y el Supremo que tiró muy seguro los dados del destino en Murcia los ha tenido que recoger en Madrid envueltos en lava hirviente. No hay adivinos, sino la voluntad de un pueblo cansado del espectáculo y enfadado por haberle tratado de embaucar con engaños muy ofensivos al sentido común. Los millones de votantes que han permitido a Isabel alzarse victoriosa han manifestado su repulsa a unas políticas impropias de una democracia. Y a una campaña electoral al rojo vivo entre adoquines, rugidos, insultos, balas en sobres y navajitas pintadas con carmín en un espectáculo de circo ambulante.

Por encima de todo esto queda como siempre el balido de las ovejas bien alimentadas. Una tal Celia Blanco, colaboradora del diario el País y de Televisión Española ha escrito un tuit donde "desea a los votantes de Ayuso una enfermedad con diagnóstico tardío" ¿entenderá con claridad la izquierda cromañona que con estas ayudas es imposible ganar elecciones? Ignoro quién es esta odiadora capaz de expresar sentimientos de tal pureza criminal. En la Alemania nazi había periodistas e intelectuales que deseaban algo parecido a los judíos, a los gitanos y los disminuidos físicos y psíquicos. Alguno de estos periodistas e intelectuales se suicidaron tras la guerra incapaces de soportar el reproche social. Hasta aquí nos ha llevado la escalada de fanatismo y odio que han derramado los dirigentes cromañones en los últimos meses. La agitación social no es aliada de los vencedores, al menos en Madrid.

Y queda algún comentario sobre los 2.000 escritores, actores, periodistas y sindicalistas que firmaron un manifiesto, Ahora Si "para acabar con los 26 años infernales años en Madrid" Cabe imaginar que estarán hasta el cogote de Lexatin o Valium para la depre al comprobar que nadie les hizo puto caso. Y que más de dos millones de votantes les han tomado por gilipollas haciendo una pedorreta a su escrito. A los votantes de Madrid cabe preguntarles; ¿ de verdad estos firmantes del manifiesto han vivido en un infierno durante 26 años? Aquí responde un veterano socialista que fue Presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina; "¿Cómo pueden calificarse de infernales los años madrileños que van desde 1.995 a la actualidad? ¿En qué Madrid han vivido estos lunáticos? Todo se aclara al ver la identidad de los firmantes, entre ellos Juan Carlos Monedero activista político cromañón y sablista profesional de los gobiernos de países subdesarrollados. Y otros firmantes que viven en la más extrema pobreza y carentes de todo confort a la espera de la próxima subvención; Carlos Bardem, no hay manifiesto sin un Bardem, Fernando Trueba, Almudena Grandes y tantos otros que no pueden seguir viviendo en este infierno que es Madrid gobernado por la derecha. La izquierda caviar, la izquierda Galapagar, la izquierda cromañona, derrotada por los analfabetos. Ya conocen la humillación de sus palabras; los 65 escaños para quienes han gobernado "el Infierno de Madrid" suman más que toda la izquierda cromañona junta. Y ellos, los firmantes, han hecho el ridículo escénico más impactante que puede recordarse. Su panfleto ha estimulado miles y miles de votos a favor de Isabel Díaz Ayuso. No son nadie más que en la impostura de sus complejos de superioridad. Lo resume acertadamente un periodista e intelectual decente; "la izquierda ha naufragado estrepitosamente como nunca antes. La verdugo no ha sido Isabel Díaz Ayuso, sino Pedro Sánchez", la frase lapidaria la firma Antonio Lucas en el diario el Mundo. Y ahora entre las cenizas del desastre han puesto al sol la cabeza de José Manuel Franco como responsable unipersonal de esta derrota humillante. Y para mayor certificación de la derrota Sánchez abre un expediente de expulsión a Joaquín Legumina y Nicolás Redondo Terreros, esencias de lo que fue el socialismo, la caballerosidad y el talento.

Leo un tuit que avisa; cuidado cromañones, no comáis berberechos os acechan los fascistas dentro de una lata.

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