Tribuna

Javier Pery Paredes

Almirante retirado

Del imperio al equilibrio de poder

En el orden mundial surgido en la segunda mitad del siglo XX, una hegemonía al estilo imperio se vislumbraba como una carga pesada y difícil de soportar durante mucho tiempo

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Del imperio al equilibrio de poder

Diplomacia y Milicia son elementos de la Política, el gobierno de los pueblos. Hay más, pero estos son instrumentos de poder en el manejo de las relaciones internacionales. Desde la antigüedad, ambas estaban ligadas entre sí, pero actuaban por separado y sucesivamente. Cuando la Diplomacia fallaba, se jugaba con la Milicia y tras la victoria militar de unos y la derrota de los otros, aparecía de nuevo la Diplomacia para establecer los términos del triunfo para unos y del fracaso para otros. Era así hasta bien entrado el siglo XX porque resultaba inconcebible terminar un enfrentamiento en tablas. La llamaba paz, en el fondo, era simplemente un alto el fuego ya que, con intereses vitales en juego, nadie renuncia a ellos a perpetuidad.

Lo normal de la historia es que, con Diplomacia y Milicia, las naciones buscasen la hegemonía mundial. Así nacieron los imperios que, sin florituras semánticas, basaban su poderío en la expansión constante de la propia identidad. Occidente conoció muchos. Muestras fueron Cartago y Roma. La primera, obstinada sólo en la destrucción del adversario, se vino abajo sin dejar muchas huellas. La segunda, con la misma obsesión, se empeñó sin embargo en anexionar a los vencidos en una misma organización, legislación e infraestructura y así dejó huella en la cultura occidental hasta nuestros días.

Como Roma pocos dejaron tantas señas de identidad reconocibles en la cultura de nuestros días como el español. España, además de extender su geografía con el Descubrimiento del Nuevo Mundo y más allá en el Pacífico, globalizó el mundo con la expedición de Magallanes y la circunnavegación del globo de Juan Sebastián de Elcano y, sobre todo, abrió horizontes a la humanidad con el mestizaje que supuso la Hispanidad, algo mucho más que mezclar razas, una fusión de culturas que sobrevivieron al entreverarse con en un mundo hispano. Si se sabe algo de los imperios precolombinos es porque España los dio a conocer al resto del mundo hace cinco siglos. Es de justicia decir que, mientras permanecen vestigios culturales de todo orden de la cultura incaica, la civilización azteca, como la cartaginesa, dejó poco más que unas cuantas piedras sin alma. Ya se sabe, las culturas que sacrifican seres humanos inocentes dejan poco más que pedruscos en la historia.

A partir del Imperio español, otras naciones se convirtieron en imperios continentales: el austro-húngaro (este nombre lo incluiría Berlanga en todas sus películas), el alemán, el ruso,…; y otros marítimos como el británico. Unos con éxito geográfico y de siglos, otros con grandes triunfos políticos pero efímeros como el francés. El Reino Unido fue el último en calificarse como imperio. A partir de la Segunda Guerra Mundial, el término se utilizó para calificar despectivamente las formas liberal y conservadora de hacer política o tratar la economía, mientras se excluía al comunismo de tal calificación, a pesar de su imperialismo basado en una totalitaria ideología, un nefasto sistema económico y un espíritu belicista.

En el orden mundial surgido en la segunda mitad del siglo XX, una hegemonía al estilo imperio se vislumbraba como una carga pesada y difícil de soportar durante mucho tiempo. Así, como señalaba Henry Kissinger en "Diplomacy" en 1996, se instauró el Equilibrio de Poder entre los vencedores de la Segunda Guerra Mundial y se impulsó el Derecho Internacional, donde la Diplomacia en los foros y la Milicia en los teatros de operaciones batallaban al mismo tiempo en una Guerra Fría. Y, vencido el comunismo soviético, el político estadounidense consideraba un nuevo equilibrio de poder en el siglo XXI donde, además de Estados Unidos y Rusia, participarían China, Europa, India y Japón. Sin embargo, ya en la tercera década de este siglo, sólo China se incorporó a la pugna por el poder en la Competencia entre Grandes Potencias que se abrió en estos años, donde la Economía se unió a la Diplomacia y la Milicia, Japón parece optar por una alianza tácita con Estados Unidos de América, India se fortalece económica y militarmente desde su neutralidad y ¿Europa? Por lo que se ve, ausente de todo, siente como sus miembros forman alianzas fuera de ella, buscan el camino de salida, y los más, con la mirada en direcciones diferentes, observan como se desorienta su Diplomacia, se reduce su Economía y se deja de creer en la necesidad de la Milicia.

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