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Según encuestas recientes la inmigración, (lo escribo con i ) porque así se denomina a quienes llegan, ocupa el primer lugar entre las preocupaciones de los españoles. Algunas razones importantes han desplazado el problema de la inmigración del noveno puesto, hace tres meses, a escalar el primer puesto de las inquietudes sociales.
Conviene tratar con mesura y respeto un asunto que afecta a diversas sensibilidades singularmente religiosas, a la economía, a la conciencia social y al espíritu humanitario de nuestra cultura europea fundamentada mayoritariamente en la religión judeo-cristiana. Desde estas premisas habrá de abordarse un fenómeno que de manera constante ocupa las noticias de los más influyentes medios de comunicación de España y de Europa. Y habrá de abordarse con rigor y sin complejos, asumiendo la que se trata de eludir por razones de oportunidad política; el modelo de desarrollo continuado del capitalismo presenta signos de desgaste en relación a la oferta y la demanda laboral, el bajo nivel de natalidad en Europa y las políticas “sociales” de subsidios implementadas en algunos países de Europa, con especial énfasis en España han “ desmotivado” a millones de jóvenes españoles y europeos a no concurrir al mercado laboral. Las cifras de desempleo en España son singularmente preocupantes sin indicios de que vayan a rebajarse en los próximos años. Como dato relevante la tasa de desempleo juvenil alcanzó 26,6% según estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado el 12 de agosto de 2024. Gobiernos de ideologías políticas diversas en Europa han de asumir que para continuar en ese objetivo de crecimiento y productividad, la única mano de obra disponible son millones de jóvenes inmigrantes empujados por el hambre, las persecuciones, las guerras y un deseo de alcanzar una vida mejor atraen a decenas de millones de personas desde África y de otros continentes a llegar a Europa. Los países de procedencia no disponen de medios para ofrecer salarios mínimamente “dignos”, con alto nivel de natalidad y sistemas políticos y económicos fracasados mayoritariamente gobernados por dictaduras y regímenes corruptos y sanguinarios dominados por guerrillas tribales.
En estas circunstancias la inmigración crece año tras año a niveles de invasión pacífica que alcanza cifras para algunos analistas alarmantes. Y será tal vez por las alarmas de racismo y xenofobia que vienen produciéndose en el Reino Unido tras varias intentos fracasados de frenar la llegada de inmigración ilegal, el nuevo Primer Ministro británico, el laborista Keir Stamer ha viajado a Italia para entrevistarse con la Presidenta del Gobierno italiano Georgia Meloni para tratar sobre la inmigración. Cabe resaltar que un dirigente socialdemócrata busque una posible solución a los graves problemas que afectan a Gran Bretaña en relación con la inmigración y vaya a pedirle consejos a una dirigente política de la “extrema derecha” italiana, según la etiqueta el gobierno de España y sus medios afines. Habíamos creído según la homilía semanal de Sánchez que la “extrema derecha” es el prolegómeno del fin de las democracias liberales, un peligro que le sirve de barrera electoral frente a la oposición; “ peligro que llega la ultra derecha”. Este slogan del sanchismo, único programa de gobierno del socialismo hispano, no parece haber espantado un Primer Ministro del partido laborista, es decir un socialista británico. Será tal vez por ese pragmatismo que ha llevado a la política del Reino Unido a las mayores cotas de éxitos y bienestar. Será también que Keir Stamer se sienta atraído por el indudable éxito de Georgia Meloni en relación al problema de inmigración alcanzando cifras espectaculares; en dos años las políticas restrictivas de Meloni han logrado rebajar un 60% la llegada de inmigrantes a las costas de Italia. Unos datos muy similares al aumento de llegadas de inmigrantes a España. Así de rotundas son las cifras.
¿Que ha ocurrido en España en estos mismos años? Las Islas Canarias y Ceuta son el exponente más evidente junto las costas de Andalucia y Murcia. El gobierno de España no parece sentirse concernido por esta situación. En algunos lugares como Canarias y Ceuta claramente desbordadas la inmigración alcanza niveles de alarma ciudadana ,social y política. El gobierno se ve atado por ideologías extremas de partidos de ultra izquierda radical que le mantienen en el poder y hasta esta fecha el gobierno de Sánchez se ha mostrado incapaz de frenar , menos aun de una solución para detener el flujo incesante de inmigración ilegal a las costas insulares y peninsulares de España. Tal vez convenga detenerse en una reflexión. ¿Por qué los inmigrantes no se dirigen a las costas de Portugal a escasas millas de las costas españolas? Los españoles habrán de saber que el gobierno socialista de Portugal promulgó una serie de leyes muy restrictivas sobre inmigración incluso las deportaciones, tal como viene haciendo el gobierno de Georgia Meloni en Italia.
La evidencia de los miles y miles de inmigrantes ilegales que logran entrar en España nos coloca en el país de mayor afluencia de la UE. Parece evidente que las políticas en relación a la inmigración han fracasado estrepitosamente en los últimos años. O bien no existe una política en el sentido estricto de la palabra o son netamente perjudiciales para los fines que se pretenden; una regulación ordenada y proporcionada a las necesidades reales de cubrir puestos de trabajo .Un estudio reciente de la entidad financiera Bankinter señala datos preocupantes sobre el mercado laboral en España; “actualmente hay en España 15,7 millones de españoles considerados inactivos, es decir que no tienen trabajo, ni tampoco lo buscan por lo que no realizan ninguna actividad económica”. Cualquier ciudadano que conozca estos datos le resultara inaudito y alarmante que se pueda sostener una situación semejante . En su reciente visita a países de Äfrica el presidente del gobierno este ofreció contratos para 250.000 nuevos inmigrantes que serían laboralmente regulados en España. ¿Qué ocurriría si solo una cuarta parte de los millones de españoles que no quieren acudir al mercado laboral se les pusieran algunas dificultades para percibir ayudas que les incentiva a la inactividad subvencionada? En primer lugar no habrían tanta necesidad de inmigrantes `para mantener la actividad productiva y como dato importante los presupuestos generales del Estado podrían detraer esos capítulos de ayudas y subvenciones a los desocupados para cubrir otros capítulos sociales absolutamente precarios; sanidad, educación, infraestructuras...
Los datos señalan que en España hay un “efecto llamada” que no será fácil contener. Los propios datos del gobierno indican que en las costas africanas próximas a España hay más de 90.000 inmigrantes esperando turno en los cayucos y pateras. Urge una solución eficaz, asumir la preocupación social es responsabilidad del gobierno y las mentiras no ocultan la realidad.
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