Tribuna

Fran García

Escritor

El lastre político

Voy a usar uno de los diálogos de Harvey Dent en el filme de 1989 de Tim Burton: "Ciudadanos de Gotham, soy hombre de pocas palabras, pero lo que llevo a cabo lo demuestro con acciones"

El lastre político El lastre político

El lastre político

No dejo de leer y escuchar, cada vez más, críticas y quejas hacia el sector político; algunas bastante contundentes; un buen número de ellas a modo de adaptación específica en Almería.

No son pocas las ocasiones en las que, incluso, suelo compartirlas en las redes sociales y debatirlas en grupo, y ello no quiero decir que las respalde, ni mucho menos, pero sí que las acojo y abordo siempre como críticas "leídas", reflexionadas y anotadas.

Los mensajes a veces son muy duros, pero nada ilógicos o irreales hoy en día, en múltiples ocasiones.

Como expuse hace días, lo irresponsable sería no prestar la debida atención a todo tipo de comunicados dirigidos desde la ciudadanía. Todos tienen "porqués" y reflejan, literalmente, el buen o mal desempeño de sus representantes, incluida Almería.

Las fotos, los vídeos, las campañas publicitarias y los intentos de teatro pueden quedar divinamente para intentar tapar realidades como castillos, pero, efectivamente, solo intentan ocultarlas... y en el ciudadano "inteligente" no logran calarlas ya ni a presión...

Aceptar críticas, específicas o generales, no significa bajarse los pantalones; significa "pensar", "reflexionar", "evaluar"... "aprender"...

En esta provincia, tal como expone en una reciente entrevista un cómico muy querido, cuesta enormemente digerir las críticas desde el sector político, cual insensata y estólida pataleta que nubla, a veces por completo, los intereses generales en cuestión.

Por otro lado, no dejan de presenciarse disputas sin sentido de todo tipo, apaños de melodrama, "yo perdono pero no olvido", auténticos desaguisados, ofensas y hasta pérdidas reales de amistad (luego ya, en la foto pública, puede ser otro cantar).

Desde luego, yo jamás consentiría perder una amistad por cuestiones de ideología. No existe situación más penosa que lapidar un milagro tan valioso por ello.

La condición de 'centro' siempre coadyuva en términos ideológicos, pues ello permite siempre empatizar realmente con casi toda postura, independientemente de la decisión escogida finalmente.

Hoy en día, se oye y habla mucho, pero apenas se escucha al "otro", que no al "contrario" o "adversario"... ni qué decir en cuanto al ciudadano...

Aquella persona que antepone su diálogo abierto a su escudo cerrado, jamás tendrá que buscar amigos ni compañeros ficticios; ellos mismos valorarán el tesoro político que prioriza lo institucional por encima de lo sectario.

A veces nos cegamos en seguir el patrón de personas en lugar de siglas; incluso de esas siglas en lugar de la institución y el ciudadano; en sacar cualquier medio de demostración (muchas veces falso) de teorías y no de prácticas (hechos); en defender el "gilipollismo" de uno mismo por encima de toda razón...

La política también necesita medicina, y esa medicina comienza a tener efecto con la reflexión, la aceptación, la humildad, el consenso... y también la evitación prospectiva de lo social y políticamente inútil.

Almería solo avanza, cual fundamentada ecuación lineal, con el servicio de representantes realmente funcionales, institucionales, abiertos y comprometidos, no con sus siglas, sino con sus ciudadanos.

Tener en las listas a personas sectarias, no cualificadas, desfasadas, desgastadas, acomodadas, insensibles o ignorantes es como aplicarse el mejor maquillaje del mundo y, acto seguido, darse con un canto en las narices.

Las formaciones políticas, profundizando igualmente en Almería, deberían recoger y retomar los ejercicios de análisis ciudadanos para hacerse, de vez en cuando, una sana introspección; como aquel enfermero que acude a las revisiones periódicas integrales como método preventivo.

Los males, también en política, solo pueden aplacarse siendo verdaderamente reflexivos y objetivos.

En el artículo anterior, usaba el plano de la ciudad ficticia de Batman para "burlar" un poco el sinsentido específico cultural capitalino.

Hoy, para terminar, voy a usar uno de los diálogos de Harvey Dent en el filme de 1989 de Tim Burton: "Ciudadanos de Gotham, soy hombre de pocas palabras, pero lo que llevo a cabo lo demuestro con acciones".

...Qué pena que el pobre de Harvey se haya convertido en el "dos caras" en última instancia...

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