La lección de hillary clinton

En principio he de confesar que ninguno de los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, eran para entusiasmar y es difícil comprender que ambos hubieran podido superar el complejo sistema electoral que rige en las elecciones norteamericanas. Más que la victoria de Donald Trump, que a pesar de no superar a Hillary Clinton en los votos personales de los electores, hay un hecho que, visto desde el panorama de la política española, me ha causado una profunda impresión.

Aunque es cierto que por causa del impacto que le produjo la derrota electoral, la candidata demócrata tardó más de diez horas en comparecer ante los medios informativos, hay que reconocer que a los partidos políticos españoles nos ha dado una gran lección. Esto es que, al contrario de lo que ocurre o está sucediendo en nuestro país, la señora Clinton, después de admitir su derrota, -cosa que aquí es últimamente muy poco frecuente-, no sólo la admitió abiertamente, sino que alentó a sus votanntes a unirse en la tarea común de apoyar al que las urnas y consecuentemente los votos del electorado había designado como próximo presidente.

Qué distinto ha sido el proceder de nuestros líderes políticos en las últimas elecciones generales, en las que ha costado un mundo el que se reconocieran las repetidas y consecutivas elecciones del señor Rajoy, hasta el punto de pretender la creación de gobiernos alternativos imposibles, con el sólo fin de negar la continuidadde un gobierno que sólo los más cerriles pueden poner en duda su legitimidad en el triunfo electoral, con la casi única excepción de Ciudadanos, al resto de representantes de los partidos políticos, pués, les ha primado más el afán de conseguir parcelas de poder que la necesidad de apoyar, por activa y por pasiva, la formación de un gobierno que, a estas alturas y después de más de diez meses de absurdos titubeos han tenido que claudicar ante la evidencia de los resultados derivados de la voluntad popular en las urnas. Sólamente cuando por la actuación soterrada del extinto exsecretario general del PSOE, cuando para conservar su interés personal, con las veladas negociaciones con los partidos independentistas catalanes,han hecho peligrar la fundamental unidad territorial de España y la igualdad de todos los españoles, provocando la reacción del Comité Federal del PSOE, que hizo posible la defenestración del señor Sánchez, que no pudo rectificarse con la abstención mayoritaria del grupo socialista, la formación del nuevo gobierno. ¿Qué repercusión tendrá para España la elección de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos?

En principio resultan alarmantes algunos de los postulados lanzados por Trump, de su campaña electoral, sobre todo, aquellos que se refieren a las trabas que el candidato pretendía poner en contra del libre comercio, restringiendo las importaciones de productos europeos y denunciando los tratados que en la materia tiene firmados Estados Unidos con sus vecinos del norte y sur, Canadá y México y la propia Unión Europea, así como los delirantes criterios lanzados contra la inmigración y sus reiteradas afirmaciones sexistas frente a las mujeres, además de las injustas acusaciones vertidas contra los inmigrantes sudamericanos. No me cabe duda, como se ha demostrado en su primer discurso y ante su visita al presidente Obama, la actitud del Trump presidente, que será diferente a la del candidato Trump, pués no deben olvidarse los mecanismos de contra-poder que existen en los Estados Unidos, puesto que, controlando la mayoría absoluta, el Congreso y el Senado, el partido republicano que en principio estaba contra la candidatura presidencial de Trump, serviría de freno a las desafortunadas propuestas del candidato, amén de que la propia realidad esté en contra de las mismas. Acaso, ¿es realmente posible la expulsión de once millones de indocumentados mexicanos y la construcción del famoso muro que frene la inmigración sudamericana hacia el país?

Lo cierto es que Europa debe y tendrá que acostumbrarse a que Estados Unidos dejará de ser el garante de nuestra seguridad europea, pués hasta ahora, recuérdense que desde la primera guerra mundial ha sido Estados Unidos,con su dinero y con sus muertos, el garante de nuestra seguridad europea y el defensor, en definitiva, de nuestro Estado de Bienestar, por lo que debemos ser conscientes de que para la conservación de nuestros valores, no sólo los de defensa, sino de los púramente democráticos, debemos contribuir económicamente y con nuestros medios personales a su defensa. Demos a Trump,antes de demonizarle, un margen de confianza.