Tribuna

Javier Pery Paredes

Almirante retirado

La mar de Almería

El interés de Almería por la Armada viene de antiguo, pero en esta retrospección histórica me quedo con la celebración del Certamen Naval de 1900

La mar de Almería La mar de Almería

La mar de Almería

La mar de Almería es más que las aguas que la rodean. Es "lamar de Almería" por lo mucho que tiene que ver con la historia de la Armada. El interés de Almería por la Armada viene de antiguo, pero en esta retrospección histórica me quedo con la celebración del Certamen Naval de 1900, de la que dio cuenta el Coronel Soriano en esta misma tribuna pública hace un año. Aquel concurso fue un hito singular porque se preguntaba a los ponentes si era necesaria una marina después de lo acaecido 1898 en Cuba y Filipinas y, en caso afirmativo, que se diera su composición. Toda una manera de desafiar al pensamiento naval de los españoles.

De la importancia del evento, convocado por una entidad civil almeriense, la Sociedad Económica de Amigos del País presidida por don José López Pérez, se extrajeron muchas ideas de índole técnico y marinero que orientaron los planes navales del primer cuarto del siglo XX. Planes ajustados a la situación nacional de su tiempo, en su concepción y ejecución, diseñados por los almirantes Ferrándiz, Miranda y Cornejo y sancionados por los gobiernos de Maura, Dato y Primo de Rivera. Programas realistas porque lo que se proyectó se construyó, algo que sólo se repetiría en 1977 con el Plan General de la Armada del último Ministro de Marina y la presidencia del Presidente Suárez, que incluyó el primer portaaviones de construcción española, el "Príncipe de Asturias", y las tres primeras fragatas de la clase "Santa María" que formaron el Grupo Aeronaval de la Flota.

Dicho lo dicho, vuelvo al Certamen Naval de Almería de 1900 porque el concurso tuvo otras connotaciones dignas de destacar en otros órdenes. Políticamente fue un aldabonazo a la nación para que atendiera los asuntos del mar, sonido escuchado por presidentes de gobierno y cortes generales que percibieron la importancia de la mar y la necesidad allí para contar en el concierto de las naciones. Económicamente por la naturaleza de la organización que convocaba el certamen, la Sociedad Económica de Amigos del País, cuyos miembros peleaban por sacar adelante una economía nacional deprimida y revitalizar la industria con el contenido de las ideas expuestas. Socialmente porque puso a la ciudad de Almería ante la opinión pública nacional al reunir en sus sedes administrativas y recreativas toda la actividad asociada al certamen. E intelectualmente por la capacidad innovadora de figuras que, con los años, tuvieron mucho que ver con la historia de la Armada. Me refiero en concreto al vencedor del Certamen, el alférez de navío don Pedro María Cardona y Prieto.

Lo primero que llama la atención en esta designación es la escasa antigüedad del vencedor, lo que pone de manifiesto que el jurado se centró en las ideas y se apartó de cualquier prejuicio al ver los escasos galones que portaba ese joven oficial. Si hubo bondad en el trabajo de don Pedro, también lo hubo en un jurado que incluía, además de oficiales de marina, al Delegado de Hacienda en Almería. Si nos resulta curioso tal resultado final hoy, será porque en la actualidad se juzga con parámetros diferentes a la capacidad de pensar y al mérito en el hacer.

Por seguir con esta figura, hay que pensar la influencia positiva que tuvo el Certamen Naval de Almería en su designación como miembro de distintas comisiones para la reorganización de la Armada en la primera década del siglo XX, su elección para crear la Aeronáutica Naval en 1917, equiparla de aviones e hidroaviones, dotarla del primer buque porta-hidroaviones y aerostatos, el primer "Dédalo", organizar sus servicios y bases aeronavales como la de San Javier en Murcia, así como formar y adiestrar sus dotaciones para estar listos para las campañas del norte de África en 1925, sin dejar al margen su nombramiento de ayudante de S.M el Rey Alfonso XIII que, en aquellos tiempos, era como ser hoy consejero militar.

Lo que sale a relucir al evocar acontecimientos como el Certamen Naval de Almería de 1900 es la delicada inquietud de la sociedad civil de una ciudad por la situación nacional, la apertura de pensamiento del debate público del concurso, la influencia de las conclusiones de las ponencias y de sus autores en el futuro y, visto con la perspectiva del tiempo, la ejemplar contribución al perfeccionamiento de una institución militar como la Armada. Gracias por ello, Almería.

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