Tribuna

Juan José García

Experto en Inteligencia Económica y Competitiva

Estamos en medio de una nueva guerra fría

Otra dimensión de los enfrentamientos es la rivalidad tecnológica, que en la actualidad se centra en las disputas para imponer el desarrollo del 5G o la inteligencia artificial

Estamos en medio de una nueva guerra fría Estamos en medio de una nueva guerra fría

Estamos en medio de una nueva guerra fría

Para los observadores de la realidad internacional no ofrece ninguna duda que desde hace unos años está teniendo lugar una nueva guerra fría en la que, si bien no hay dos bloques tan marcados como en la que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX, sigue un patrón de enfrentamiento muy similar.

En la actual, podríamos señalar por un lado una unión de intereses entre China y Rusia con algunos aliados ocasionales como Irán o Turquía y por otro, la parte occidental liderada por EE.UU. junto con la Unión Europea. Los componentes de ambos bloques tienen algunos intereses comunes y comparten la rivalidad hacia el otro bloque, pero también mantienen diferencias importantes entre ellos en cuanto a intereses particulares y estrategias.

En las últimas semanas hemos asistido a la participación del presidente estadounidense Biden en la reunión del Consejo de la Unión Europea y la de su Secretario de Estado Blinken en una reunión de la OTAN, en ambos casos buscando reforzar la alianza con los países europeos, dañada durante el mandato del presidente Trump, y llamando a la unidad contra las ambiciones chinas y rusas. Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Exteriores ruso Lavrov viajaba a China para seguir afianzando la relación con este país y su estrategia de actuación conjunta.

En paralelo, durante los últimos meses ha habido incursiones aéreas chinas en espacio aéreo taiwanés; sanciones chinas a políticos de la Unión Europea y del Reino Unido por posicionarse en favor de los derechos humanos en la provincia china de Xinjiang; Rusia llamó a consultas a su embajador en Estados Unidos después de las declaraciones del presidente Biden en las que llamó asesino al presidente ruso Putin; la reunión en Alaska de representantes de alto nivel de Estados Unidos y China terminó con sonoras discusiones entre ambas delegaciones y han continuado los movimientos en favor de la democracia en Hong Kong.

La lista de incidentes conocidos es muy larga y sin duda hay muchos más casos de fricciones entre ambos lados que se producen entre bastidores y que no llegan al gran público, pero la muestra es suficientemente representativa como para concluir que,

efectivamente, se está librando una guerra fría de forma más o menos notoria.

En el caso de Rusia, ha habido intentos de acercamiento por parte de la Unión Europea, pero su trato a los disidentes y su actitud durante la visita del Alto Representante Josep Borrell han hecho que las relaciones entre ambos atraviesen uno de los momentos más difíciles de las últimas décadas.

Desde hace unos años la diplomacia de China ha adoptado un tono más agresivo dejando claro que ellos tienen agenda propia, es la conocida como diplomacia de los wolf warriors, en referencia a una película muy taquillera en ese país en la que un guerrero defiende los intereses chinos en el extranjero contra los occidentales. El perfil bajo que en otros tiempos mantenía la diplomacia china se ha acabado y ahora intentan cambiar el tradicional prisma occidental que dominaba en el mundo.

Otra dimensión de los enfrentamientos es la rivalidad tecnológica, que en la actualidad se centra en las disputas para imponer el desarrollo del 5G o la inteligencia artificial, de la misma forma que en la guerra fría de la segunda mitad del siglo XX lo fue la carrera nuclear y la del espacio.

Hasta ahora, parecía que la Unión Europea podía quedarse al margen, pero no parece probable que pueda hacerlo porque una potencia económica como la europea no puede aislarse de unas disputas en las que una de sus dimensiones más importantes es la económica y una muestra de ello es el acuerdo sobre inversiones firmado con China recientemente que, dada la situación actual y las presiones de EE.UU., es posible que no se llegue a ratificar.

Para los países, tomar algunas decisiones o posicionarse a favor de uno de los contendientes en asuntos de política internacional tiene su precio en forma de represalias que pueda adoptar algún país, como es el caso de los aranceles o de penalizaciones a alguna empresa. Cuando se trata de introducirse en nuevos mercados, es importante para las empresas tener en cuenta el contexto geopolítico para tomar las decisiones adecuadas y evitar repercusiones negativas.

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