Tribuna

Javier Soriano

Coronel en la reserva

La nueva Barcelona del exilio

Hoy, algo más de tres siglos después, Casanova es un héroe, de los exiliados de Nueva Barcelona nadie se acuerda, y lo que fue una guerra de Sucesión

La nueva Barcelona del exilio La nueva Barcelona del exilio

La nueva Barcelona del exilio

Sen noviembre de 1700 moría sin descendencia el último Rey de España de la casa de Habsburgo, Carlos II, el cual había nombrado como su sucesor a Felipe V, primer Rey español de la casa de Borbón y nieto del Rey francés Luis XIV.

La apertura del Imperio español al comercio francés, con el temor de las dos potencias marítimas de la época, Inglaterra y las Provincias Unidas, de que Francia pudiera adueñarse del comercio español con América, fue uno de los motivos por el cual en enero de 1701 se firmó una alianza de un bloque de naciones europeas encabezadas por estas dos potencias marítimas para dar su apoyo a las aspiraciones al trono español del Archiduque Carlos de Austria, segundo hijo del Emperador Leopoldo I, dando lugar a la Guerra de Sucesión española, una guerra en la que las potencias europeas dilucidaron su hegemonía sobre el imperio español y que desembocó en una cruenta guerra civil, básicamente entre los territorios de la antigua Corona de Aragón, partidaria del Archiduque (austracistas), y el resto de España, partidaria de Felipe V (borbónicos).

En esta guerra jugaría un papel esencial Barcelona, que fue tomada por las fuerzas austracistas el 9 de octubre de 1705 después de casi tres meses de asedio, forzando con ello al exilio a los borbónicos y convirtiéndose en el bastión de la causa austracista hasta su rendición el 12 de septiembre de 1714, aunque la guerra no acabó en Cataluña hasta el 18 con la entrega del castillo de Cardona.

Durante la guerra, en Barcelona se concentraron partidarios del Archiduque procedentes de todos los rincones de España, generándose con su derrota una oleada de refugiados hacia Nápoles, Flandes, Cerdeña, Sicilia, Austria, Hungría y demás territorios controlados por los Habsburgo. Pero cuando Nápoles y Sicilia fueron reconquistadas por Felipe V en 1733, los que habían huido a estos territorios tuvieron que hacer de nuevo las maletas y marcharse esta vez a Viena, la capital del imperio de los Habsburgo. Eran exiliados sin linaje ni recursos a los que se les reubicó en la frontera con el imperio turco cumpliendo con ello dos objetivos, uno, el repoblar estos territorios apuntalando con población la frontera con los turcos y otro, "limpiar" Viena de refugiados españoles que malvivían en sus calles.

El lugar elegido fue un territorio pantanoso reconquistado a los turcos en 1716, en lo que hoy es la ciudad de Zrenjanin (en la provincia serbia de Voivodina), una franja de terreno ovalada de poco más de un kilómetro de largo marcada por un cerrado meandro del rio Begej, a escasos 10 kms del Danubio. Los refugiados españoles fueron llevados a través del Danubio para fundar allí la ciudad de Nueva Barcelona, siendo la primera ciudad en esta parte del mundo donde se plantó por primera vez el árbol de la morera para la confección de la seda.

Pero las desgracias de estos refugiados españoles de Nueva Barcelona no acabaron ahí, ya que en 1737 estalló una nueva guerra entre austriacos y turcos, cayendo la ciudad en poder turco entre 1738 y 1739, periodo durante el cual destruyeron la incipiente industria de la seda levantada por los españoles. Recuperada la ciudad por los austriacos, la peste bubónica terminó por arrasarla, forzando a los españoles que aun sobrevivían en ella a abandonarla en 1740. De Nueva Barcelona hoy solo quedan las moreras en las orillas del rio Begej. La ciudad volvió a resucitar con otros colonos y el nombre de Petrovgrad, hasta que en 1945 tomó su actual nombre de Zrenjanin, siendo la mayor parte de sus habitantes de origen serbio.

Cuando este 11 de septiembre se conmemore en Barcelona la derrota de los austracistas en 1714, no debe quedar en el olvido la memoria de estos exiliados españoles que tuvieron que huir de su tierra para acabar en la frontera de los imperios austriaco y otomano.

Y aunque como en todas las guerras civiles, los derrotados se ven abocados al exilio, no siempre es así para todos, como fue el caso de Rafael Casanova, máxima autoridad militar y política de Cataluña durante el sitio de Barcelona que, a pesar de su liderazgo y compromiso con la causa austracista, recibió el perdón del Rey borbónico contra el que había luchado y siguió viviendo en Barcelona hasta su muerte en 1743.

Hoy, algo más de tres siglos después, Casanova es un héroe, de los exiliados de Nueva Barcelona nadie se acuerda, y lo que fue una guerra de Sucesión, ahora la llaman de Secesión. Así reescriben algunos la memoria histórica.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios