Tribuna

Amalia Tesoro; Marcelino López; Francisco del Río; Margarita Laviana

Psiquiatras

¿Una nueva reforma de la salud mental?

En conjunto, entre insultos y propuestas como estas, pobres bases para una pretendida "nueva reforma de la salud mental"

¿Una nueva reforma de la salud mental? ¿Una nueva reforma de la salud mental?

¿Una nueva reforma de la salud mental?

Raro En una columna reciente, el Sr Cervilla parece ofrecerse al nuevo gobierno andaluz como líder de una "nueva reforma de la salud mental", haciendo una breve valoración crítica de algunos aspectos de la situación y algunas propuestas de reforma. Hasta ahí, todo dentro de lo normal en las políticas públicas.

El problema, más allá de los análisis y propuestas concretas es que, concordando con lo que vienen haciendo algunos líderes políticos, enmarca sus posiciones en la descalificación y el insulto hacia quienes tenemos o tuvimos alguna responsabilidad en la Reforma Psiquiátrica Andaluza. Sus opiniones y propuestas concretas personalmente nos interesan poco pues ofrecen lo que viene siendo habitual en sectores tradicionales del mundo académico, pero los insultos ("enrocamiento ensimismado talibán", "miscelánea de idealismo y oportunismo") exigen una respuesta.

La situación de la atención en Salud Mental es sin duda susceptible de mejora en bastantes aspectos. La existencia de alternativas teóricamente posibles, la aparición de nuevos problemas y contextos, los inevitables errores y dificultades de un proceso complejo y la interrupción del desarrollo de los servicios por la combinación de la crisis y las políticas restrictivas subsiguientes, dejan sin duda flancos a la necesaria crítica y a la formulación de propuestas de cambio.

Pero un mínimo de honestidad profesional y de conocimiento de la realidad actual y de la historia exigirían, a quien se postula como líder alternativo, una valoración más matizada de lo conseguido en estos años, más allá del socorrido reconocimiento de que "la reforma fue una mejora". Unificar los entonces dispersos recursos públicos (Diputaciones, Seguridad Social, Administración central, Universidades) y multiplicar su dotación y capacidad de actuación en dispositivos y profesionales, superar los manicomios y establecer recursos sociales y de empleo complementarios de los sanitarios, son resultados reconocidos por organismos internacionales como la OMS y difícilmente alcanzables por la supuesta mezcla de "idealismo y oportunismo" que el señor Cervilla nos achaca.

La situación actual en todo caso merecería un análisis más serio, detallado y justificado, que permitiera situar los problemas en su magnitud y contexto. Ni las Comunidades Terapéuticas son "mini psiquiátricos", aunque quizás lo sea la que él dirige, ni FAISEM se ocupa solo de alojar personas autónomas y manejables. Se ocupa sí de quienes aceptan razonablemente convivir en un espacio residencial y no sanitario, considerando que quienes no lo aceptan, o ejercen su derecho ciudadano o tienen problemas de salud que necesitan una atención sanitaria, atención para la que precisamente están las Comunidades Terapéuticas y no, como él dice, "el albur del cuidado familiar". Lo que no cuenta es su pretensión de "derivar" a FAISEM el cuidado de los pacientes de la Comunidad Terapéutica que dirige, ante su incapacidad de hacer un mejor trabajo con ellos.

Sus propuestas concretas de hacer más humanas, activas y respetuosas de derechos las Unidades de estancias cortas o potenciar los equipos comunitarios y su relación con la Atención Primaria, son ya objetivos del III Plan Integral de Salud Mental. Pero no reforzando un modelo de "derivación" desde el nivel primario al especializado sino mediante la cooperación entre ambos niveles.

Tampoco mejorar la capacidad de atención al conjunto de personas con problemas de salud mental pasa por parcelar "agudos", "subagudos" y "crónicos" o residentes involuntarios, tradicional en los Hospitales Psiquiátricos y característica de quienes siguen pretendiendo generar espacios de abandono para quienes no les resultan fáciles y agradables de atender. Política característica también de Comunidades Autónomas, como Cataluña, uno de los "sistemas" en que el Sr. Cervilla presume de haber trabajado. Los pacientes no son "agudos" o "subagudos", son personas que necesitan atención en redes de servicios, que ofrecen contextos e intervenciones diversas pero coordinadas simultanea y sucesivamente, en función de las necesidades concretas de aquellas. Y no espacios de depósito con filtros que separan progresivamente lo que no se sabe o se quiere atender. En conjunto, entre insultos y propuestas como estas, pobres bases para una pretendida "nueva reforma de la salud mental".

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