Tribuna

José Mª Martínez de Haro

Escritor y periodista

El país del abrazo y la alegría

¿qué está ocurriendo en España? Una tristeza espesa se extiende de norte a sur, de este a oeste y cubre el cielo de un gris infinito. Lo más perceptible es que ha desparecido la alegría, el bullicio de las calles, la sonrisa y el abrazo. Era previsible que el virus habría de cambiar nuestras vidas pero tras esa percepción hay otra que ahora se hace presente; la inseguridad ante el presente y el futuro y un panorama desolador con el desplome de actividades, negocios y empresas que sucumben desprotegidas por la incapacidad del Gobierno para paliar los devastadores efectos de este otro virus que ya no es crisis sino destrucción económica. Lo anterior se debe en parte a la calamitosa gestión de la pandemia donde la única iniciativa de "éxito" del gobierno fue el Estado de Alarma y el confinamiento total de la población durante tres meses deteniendo de facto la capacidad productiva del país. Lo mismo que en el siglo XII cuando el cólera morbo. Es cierto que casi ningún gobierno ha logrado gestionar con éxito esta crisis sanitaria creada por un virus desconocido. Pero las medidas en materia económica, laboral y fiscal han dado resultados muy dispares. También las urgentes políticas de ayudas a los sectores más castigados por la pandemia. Menos en España donde el sector comunista del Gobierno enemigo declarado de la iniciativa y del éxito ha empujado a unas políticas claramente ideologizadas orientadas al gasto público donde de manera explícita no se han previsto ayudas directas a la hostelería, restauración, bares, comercios, taxistas, ocio, cultura, tauromaquia, y otras actividades al borde de la extinción. Queda visto que la energía política de este gobierno ha fijado sus preferencias en asuntos alejados de la angustia vital de millones de familias que no tienen siquiera para alimentos básicos, pagar la electricidad, la gasolina, el teléfono, el gas, lo que significan vivir con dignidad en este mal llamado Estado del Bienestar. En tanto todo esto ocurre y se alargan las "colas del hambre" los miembros del Gobierno carecen de rubor para aumentar el gasto inabarcable de su propio status, mayores salarios a ellos mismos, mayor número de Ministerios, de Secretarias de Estado, de Direcciones Generales, de alquileres de edificios, de altos cargos, de asesores, de un tropel de primos, cuñados y amigos enganchados a la nomina inagotable de los dineros públicos. En ningún país de democrático de Europa o del mundo se conoce semejante atraco a las arcas públicas de parte de los gobernantes. Y ocurre que hay que suplicar a Europa urgentes ayudas para paliar esta crisis que devora el presupuesto, aumenta la deuda, desborda el desempleo, paraliza la productividad y deja un rastro de hambre que se enfrenta al descaro de este Gobierno "progresista". Es evidente que las riendas de este Gobierno las lleva Podemos partido comunista y revolucionario que conoce a la perfección el método para desestabilizar el Estado , desnaturalizar la Nación , propiciar la inseguridad institucional, confiscar y expropiar el sector privado y productivo, sembrar la confusión e igualar hacia la pobreza a la sociedad cuyo único refugio sería la colectivización al arbitrio del Estado. Conociendo la historia de los regímenes comunistas en Europa, Asia y América, el manual y doctrina desde Lenin, Trosky y Stalin para implantar el totalitarismo marxista es invariablemente el mismo que ahora. En España lo están aplicando fieles discípulos de Stalin como miembros del Gobierno. Un país prospero, satisfecho y razonablemente feliz no es base social para el comunismo. Un país conocedor y heredero de su historia, afincado en su territorio, en su Estado, confiado en sus órganos políticos y representativos, orgulloso de su presente y su pasado y con proyecto de futuro, no encaja con el sentido revolucionario del comunismo. Un país que eleva la condición humana al sentido trascendental de la fe, que respeta la dignidad de la persona como base de una sociedad libre, que entiende la capacidad, el esfuerzo y el mérito como motor de la prosperidad, no es un país que se entusiasme con una dictadura férrea donde la persona se convierte en apenas un numero carente de libertades y derechos. Es por todo esto que el comunismo avanza y llega a triunfar en un país que desprecia o desconoce su historia, que aborrece su pasado, no se enorgullece de su identidad, no ama cada región del territorio donde se asienta el Estado, desprecia el valor de la persona a la que considera estadística, niega el sentido profundo de la existencia y la dignidad humana y suplanta al sentimiento y el alma por la consigna del Comité Revolucionario o el Estado. Esto sería un país que ya ha fracasado de antemano. La dramática historia de la URSS, y otros países comunistas han dejado un rastro de horror, hambre, torturas, y crímenes que estremecen a cualquier persona de mente sana. España no es ajena a una experiencia que sembró el enfrentamiento y llevó, entre otras razones a una guerra civil que ahora pretenden revivirla avivando las cenizas de la hoguera que destruyó España en 1.936. Pero estamos en el siglo XXI y mal que pese la Batalla del Ebro parece que acabó según señalan los libros de historia. Han pasado más de ochenta años y los hados del destino vuelven a colocar en el gobierno a los mismos partidos que ganaron las elecciones en octubre de 1.936, con los mismos idearios y con los mismos impulsos. El PSOE vuelve al Largocaballerismo marxista y el PCE histórico se ha travestido en Podemos, Anti Capitalistas y una serie de siglas que diluyen ante los despistados el signo revolucionario y marxista de su ideario. Ahora como antes se necesitan otras alianzas para gobernar con despotismo totalitario. Separatistas, golpistas, nacionalistas radicales y por supuesto terroristas activos o en la reserva. Los componentes son un producto tóxico de resultados siniestros. Hay pruebas palpables de hacia dónde conduce España esta coalición. El apoyo decidido de Bildu a los Presupuestos Generales del Estado ata al PSOE con los asesinos de aquellos socialistas que jamás hubieran pactado con quienes tienen como capital político no condenar los asesinatos en los que algunos de quienes apoyan ahora al PSOE colaboraron activamente. Por esta razón estos Presupuestos se podrán aprobar con el sello de 894 cadáveres que ennegrecen la historia de España y la firma de sus ejecutores. Llegará algún día que este virus sea derrotado por la ciencia. Incluso que se pueda restablecer la confianza y mejoren las perspectivas económicas porque la política es cambiante y nadie es eterno en el poder. Lo que será difícil recuperar es la dignidad de una nación y de un país despreciado y humillado por sus gobernantes en los peores momentos de su reciente historia. De triunfar los objetivos declarados de esta coalición y sus apoyos actuales, esta Nación dejará de existir como la conocieron siglos. Ni este será el país de la sonrisa, el abrazo y la alegría.

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