Tribuna

Manuel Peñalver

Catedrático de Lengua Española de la Universidad de Almería

El periodismo de la verdad en wuhan

Los más de veinte mil muertos, que ya hay en España, merecen que el latido infinito del periodismo busque la verdad allí dónde esté

El periodismo de la verdad en wuhan El periodismo de la verdad en wuhan

El periodismo de la verdad en wuhan

Confundir el periodismo de investigación con la conspiración supone un dicterio para la esencia de la democracia. Hay que averiguar dónde está el origen del virus, quién fue el paciente cero, de qué modo funncionan los centros de investigación biológica de la ciudad china, qué organismos subvencionan los proyectos, cuáles son las medidas de seguridad y otras cuestiones que ayuden a exoplicar la propagación de la COVID-19. El elevado número de muertes y el multiplicado de contagios así lo demandan. Aumentan las interrogantes, las cuales se relacionan con los laboratorios del coloso asiático. La pregunta que surge como un tráiler de Hitchcock en el enigma del escenario es si el coronavirus pprocede de un murciélago, pero manipulado por silencios indescifrables. La verdad, por mucho poder que tengan las fake news, debe alumbrar los caminos del periodismo de Bradlee y Wolfe, el gran Talese y Kapuscinski.

¿Fue el mercado de annimales de la ciudad china el foco de la pandemia? ¿Quizá hubo una negligencia en las instalaciones del Institute Virology de Wuhan, creado con la ayuda de Franncia? La teoría del nobel Montagnier constituye una opinión, que exige pruebas. Sin embargo, lo que, hace unas semanas, era considerado como una extravagancia, ya no lo parece tanto; debido al oscurantismo de las autoridades del régimen chino, que devuelven la partida a Estados Unidos, como el mejor revés a una mano de Federer o Denis Shapovalov. Es esperanzador que el periodismo haya iniciado la andadura de esta investigación, con el fin de que las metáforas caligrafaíen el tiempo proustiano como testigo excepcional de lo que ha sucedido hasta convertir el porqué en silogismo. El misterio de la zona dividida por los ríos Yangtsé y Han avanza tal una escena que el confinamiento proyecta como una tragedia, que ha paralizado al mundo, y una amenaza, que, pareciendo ficción y cine, de La venganza de Andrómeda, de Robert Wisse, es real como lo cotidiano. Apagadas las horas, que tantos sueños habían encendido, antes de que la urgencia pernoctara, perseguida por ell huracán, la ignorancia se muestra tan atrevida como diez minutos antes de hacerse percibir como un encabalgamiento que, imperturbable, se convierte en trending topic de un político, que pasa de 198 a Zara, sin desconocer que el dueño es Amancio Ortega.

Iker Jiménez se hace muchas preguntas en su canal de Youtube cuando el genoma del sida y de la COVID-19 parecen gemelos in vitro: genética a cámara lenta, como patente y experimento, con la iniquidad en las sílabas que se deslizan en la madrugada. El periodista y Montagnier ya no están solos. The Washington Post es la voz, la cual clama para que enmarquemos el enunciado de Bradlee: "El fundamentno del periodismo es buscar la verdad y contarla". Sumando medias verdades y tecleando noticias de agencias, compradas y corrompidas por Xi Jimping o Trump, Putin o el dr. No, las páginas de la propaganda son, mar adentro, putrefacción y COVID. En el mapa del mundo, segada la vida de cientos de miles de hombres y mujeres, los cuales creían en la existencia con la inocencia de un niño, se hacen eternas las

fechas. Porque son cadáveres en la orilla de un mutismo que aflige, mientras permanezcan, encubiertos los arcanos de la capital de la provincia de Hubei. Un patógeno, manipulado o creado, sigue matando, a pesar de los héroes de las ucis y los aplausos de las ocho. Hoy es el presente de indicativo de una incógnita. Los más de veinte mil muertos, que ya hay en España, merecen que el latido infinito del periodismo busque la verdad allí dónde esté. Las intrigas de Wuhan, donde los semilleros de virus constituyen el jeroglífico de un idioma secreto, a modo de preguntas, cuya respuesta inquirimos, no pueden desaparecer en las aguas turbias de una mentira imperfecta: cómplice de una plaga que es la peor verdad en el espejo de las mil caras de siniestros personajes. Bufones; mas también verdugos en las esquinas de ayeres inciertos. Vuelven Los ojos de la oscuridad (The Eyes of Darkness)) de Dean Koontz. La corbata, de color morado, que lleva Sánchez, y la chaqueta, de Inditex, de Iglesias, no han podido impedirlo. Los libelos de Casado y Abascal, tampoco. Filípicas y Catilinarias, pergamino de época, con injertos en tapa posterior, son oda y manuscrito en los anaqueles..¿Cuántos diputados y cuántas diputadas han leído a Demóstenes y Cicerón? Alonso Quijano duerme y sueña. Tres preguntas para concluir: ¿quién es Garganta Profunda en Wuhan?; ¿lo adivinará Bob Woodward?; ¿es Harbin, en la frontera con Rusia, otra Wuhan?

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