Tribuna

Juan José García

Experto en Inteligencia Económica y Competitiva

La primavera árabe, de la ilusión al olvido

No tomar medidas a tiempo o no formar parte de la solución de esos conflictos hace que sus consecuencias para nosotros normalmente tengan unos efectos peores de lo esperado

La primavera árabe, de la ilusión al olvido La primavera árabe, de la ilusión al olvido

La primavera árabe, de la ilusión al olvido

BREAD, freedom and social justice" uno de los lemas utilizados en la plaza Tahrir de El Cairo. Se cumplen 10 años desde que comenzó la denominada primavera árabe, que fue la explosión de un movimiento social que se venía gestando desde tiempo atrás en países del norte de África y Oriente Medio, con el denominador común de ser países árabes con unos regímenes poco o nada democráticos.

Empezó a finales de 2010 y la llama prendió sobre todo a lo largo de 2011. Su inicio se produjo en Túnez y en un corto periodo de tiempo se propagó por Egipto, Libia, Yemen, Omán, Bahrein y Siria y en menor medida en Argelia, Jordania, Qatar y Emiratos Árabes. Se puso de manifiesto a través de manifestaciones y protestas masivas como resultado de las malas condiciones de vida, el alto nivel de desempleo y la falta de libertades y de justicia social.

Aunque hay diferencias en la evolución histórica de esos países hasta ese momento, en general a lo largo del siglo XX la mayoría de ellos lograron la independencia y fueron gobernados primero por nacionalismos árabes moderados y posteriormente por regímenes dictatoriales en mayor o menor medida. Como consecuencia de la primavera árabe, algunos de los países consiguieron pequeños avances sociales, otros cayeron en manos de movimientos islamistas, en algunos el Ejército se hizo de nuevo con el poder y en otros se iniciaron guerras civiles que aún continúan hoy en día.

Lo que en sus comienzos se veía con gran esperanza en Occidente, por la posibilidad de que esos países pasaran a ser democracias similares a las nuestras, se ha ido viendo con el paso del tiempo que en la mayoría de los casos no ha sido así.

Una característica común a todos estos países es una población joven muy numerosa, con escasas expectativas y a los que el acceso a internet, redes sociales y en general al mundo exterior les hizo rebelarse contra su destino. A ello se deberían unir las influencias interesadas en cada caso de otros países y otras organizaciones que

alentaron, apoyaron y financiaron a los grupos que lideraban las revueltas internas de cada país.

¿Por qué no cumplieron sus objetivos? Habría que hacer un análisis para cada caso, pero, en general, se trata de sociedades muy fragmentadas, tribales en muchos casos, que se habían mantenido unidas por el régimen autoritario que las gobernaba. Al desaparecer éste, las diferencias se transformaron en rivalidades y después en disputas, llegando en algunos casos a los enfrentamientos armados que aún siguen en la actualidad.

Además, en el momento del cambio aparecieron los intereses de otros países por ganar aliados e influencia y el escenario geográfico se convirtió en un tablero de ajedrez internacional. Esto siempre ha sido así a lo largo de la historia y los perjudicados siempre son los habitantes de cada país, que se encuentran en medio de una disputa y son utilizados como peones de las estrategias.

También a los líderes que iniciaron las manifestaciones, que luchaban por unos objetivos que podían parecer utópicos, pero que estaban al alcance de la mano, la realidad los puso en el camino de las estrategias de alto nivel que les han arrastrado hacia la triste realidad actual.

Este repaso excesivamente simple, aunque no muy alejado de la realidad, nos sirve para recordar la historia reciente de un fenómeno que, aunque lo veamos alejado en el tiempo y fuera del foco mediático, por centrar demasiado la atención en nuestros problemas, lo tenemos al lado y la realidad internacional, cuanto más cercana, más nos afecta.

Hoy en día, en lo relativo a la situación del mundo exterior y la política internacional se debe analizar cada caso y su evolución para prever las consecuencias. Sin ir más lejos, el caso de la primavera árabe ha supuesto un incremento del terrorismo internacional, el aumento de la inmigración ilegal y otras derivadas de todo tipo, económico, comercial, etc.

No tomar medidas a tiempo o no formar parte de la solución de esos conflictos hace que sus consecuencias para nosotros normalmente tengan unos efectos peores de lo esperado.

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