Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista

¿De quién son los votos?

¿De quién son los votos? ¿De quién son los votos?

¿De quién son los votos?

Los resultados del 28A han abierto un amplio debate sobre las motivaciones de la migración de voto de un partido a otro. Unos por la izquierda otros por el centro y otros por la derecha. Todos se sienten concernidos y conceptualmente se refieren a "sus votos" y aquí viene la pregunta, ¿de quién son los votos? Antes de las primeras elecciones democráticas de 1977 parte de mi trabajo consistió en tratar de investigar, conocer y analizar el espectro político tras cuarenta años de un régimen donde no hubo elecciones ni expresión política. Estuvo claro que la "prima de voto" favorecía al Presidente, no electo, Adolfo Suarez afable y comunicador y autor junto a otros de los primeros pasos de la transición. Efectivamente la victoria de UCD no fue sorpresa alguna y reforzó el liderazgo indiscutible (entonces) de aquel Suarez sonriente y seguro de su destino. UCD era la marca definitiva, el centro político se había afianzado en la nueva España democrática con 6.310.391 votos y 165 diputados. En las segundas elecciones de 1.979 se mantuvo aquella inercia y UCD volvió a ganar por similar número de votos, 6.291.341 con 163 diputados. Suarez y sus ministros irradiaban seguridad y miraban el futuro infinito. A finales de 1.980 fui invitado a estar presente en una reunión directiva entre Moncloa y UCD. Yo conocía las tormentas internas de UCD, algunas traiciones solapadas y también las lecciones históricas de otros tiempos pasados. Al final me quedé redactando unas notas y Suarez se me acercó y me dijo, ¿ cómo ves todo esto?, bien le contesté pero no tan seguro de esos " cien años del centro político" y menos de esos seis millones de votos. Suarez reflexionó unos segundos y me dice, ¿porqué?. Parte de mi sueldo era la sinceridad, tuve dudas pero le dije lo que pensaba; Estos dos triunfos están asentados en la confusión sobre el futuro de España y la propia democracia incipiente, tu eres la única figura conocida que ha salido a la calle con un mensaje positivo y entusiasta y eso ha bastado, la gente se ha aferrado a ti en estos momentos de excepción y también has logrado por tu forma de ser conectar con las emociones de la gente. Habrá que tomarlo como excepcional y emocional pero ambas circunstancias no suelen dar sustento político duradero. Que mal lo pones, me dijo, y dime ¿ qué piensas de mi liderazgo?. Esa pregunta llega al límite de mi propios conocimientos , le respondí. Pues a pesar de ello quiero saber; me armé de valor; tu carisma tendrá alguna fecha de caducidad que yo no conozco y sinceramente a UCD no le veo la consistencia ideológica de un partido político sino una coalición muy dispar . Me dio una palmada en el hombro y me dijo, no extiendas estas opiniones fuera de este despacho. Yo no sabía entonces que Suarez ya conocía el amargo sabor de la traición y que en su ánimo estaba anidando la idea de dimisión, menos un que abandonara UCD y formara otro partido político el CDS.

El final de esto lo conocen ustedes; Suarez dimitió y se formó un nuevo gobierno tras el 23F. Yo fui llamado otra vez a Presidencia de Gobierno. Leopoldo Calvo Sotelo adelantó las elecciones generales y en 1982 el PSOE, la izquierda, ganó arrolladoramente con 10. 127,392 votos y 201 diputados. Alianza Popular (AP), la derecha, segundo partido con 5.548.107 votos y 107 diputados , UCD, el centro, se quedó en 1.425.093 votos y 11 diputados y Centro Democrático y Social (CDS)de Suarez, centro izquierda , con 604.309 votos y 2 diputados. UCD de los "cien años" despareció tres años después de aquel triunfo y aquel caballero honesto Iñigo Cavero Lataillade se quedó en la oficina de aquel partido fracasado pagando las facturas . CDS finalmente también despareció y fue el comienzo del final de Suarez. Todo esto ocurrió en apenas cinco años. Un día al salir yo del hotel Ritz me encontré con Adolfo Suarez y su cuñado Aurelio Delgado que tenían oficina cerca a ese hotel, fuimos a tomar un café y Suarez recordó aquella conversación en su despacho..,. ¿donde están aquellos votos.?.... Dicen que me quieren pero no me votan. Hube de disimular mi ánimo y mi tristeza. Amigo Adolfo, ¿te refieres a aquellos votos de 1977 y 1979?... aquellos votos no eran de UCD, ni tuyos, eran resultado de circunstancias irrepetibles, Y se fueron a lugares con identidad política, la mayoría al PSOE y los demás a Alianza Popular, la izquierda y la derecha que habría de gobernar por años la democracia. UCD era una cartonaje útil para entonces. Suarez no era experto en la historia de las derechas y las izquierdas, y tampoco los descalabros del centro político. Largo relato para llegar a esta fecha. El Partido Popular se lamenta de la pérdida de sus votos. El PP como el PSOE, como ningún partido, son propietarios de ningún voto, los votos son de los votantes y la voluntad de los votantes cambia y vuelve a cambiar según las circunstancias. El arte de la política es saber conectar con esa voluntad y trasladarla en propuestas que no confronten con el marco ideológico del partido. Refiriéndome al PP, el gran derrotado en estas elecciones está claro que en los últimos años no ha sabido conectar con la voluntad mayoritaria y ha desarrollado políticas que han confrontado con su marco ideológico traicionando a veces su programa electoral. ¿Donde fueron aquellos 10.678.932 votos y 186 diputados del PP en la dulce victoria de 2.011? Las políticas de los gobiernos de Mariano Rajoy ganador de aquellas elecciones fueron causa de perder en las siguientes elecciones 3.823.245 votos. Y ahora en las recientes elecciones del 28 A el PP ha vuelto a perder otros 3.600.000 votos quedando en 66 diputados. ¿donde están aquellos votos de 2011..? Unos se han ido al Cs y otros a VOX, otros se han abstenido. Derrota. ¿Hay alguna lección válida de lo anterior? Valida pero difusa. Nadie es dueño de la voluntad de otros, excepto que esos otros quieran vender su voluntad o alquilarla a tiempo tasado como ha comprendido muy bien un partido ahora triunfador. Las ideologías en el sentido clásico han dejado paso a la oportunidad, los cambios constantes, los impulsos súbitos, los deseos efímeros. Si esos millones de votos que ha logrado el PSOE hubieran sido suyos, estaría gobernado desde Felipe González. Igualmente ocurre con el PP. Y así podría ocurrirle a Cs si fuera alguna vez el partido más votado. Hasta ahora solo hay un ejemplo que escenifica todo esto, UCD y el propio Suarez. Pablo Casado transita en estos momentos un súbito viaje al centro. ¿Conectará así con las emociones y la identidad de sus posibles votantes?. Son estos votantes que dieron sus triunfos y sus derrotas al PP. Es momento que algunos dirigentes repasaran la historia.

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