Tradiciones andaluzas

Las 'charlas al fresco' aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad

  • Algar impulsa una iniciativa que quiere elevar al máximo reconocimiento los tradicionales corros de vecinos en las calles 

  • Los vecinos del pueblo gaditano se muestran "encantados" con la propuesta municipal de proteger una actividad social que practican “de toda la vida”

Las 'charlas al fresco' de Andalucía aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad

Las 'charlas al fresco' de Andalucía aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad

Algar, un municipio de la sierra de Cádiz de unos 1.400 habitantes, quiere convertir en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad sus "charlas al fresco", una tradición que relaciona a los vecinos en las calles durante las tardes y noches de verano y que desean conservar y proteger.

En plena era digital, esta tradición de comentar los acontecimientos del día sentados en las puertas de las casas contrasta con la que mantiene hoy en día gran parte de la población, pegada a la pantalla de sus teléfonos móviles y tabletas.

Para lograr ese reconocimiento y la protección de la UNESCO, el pequeño municipio gaditano ha empezado una movilización entre sus habitantes que comenzó a través de un mensaje en el perfil oficial de Facebook del Ayuntamiento de Algar, en el que animaba a sus vecinos a salir a las puertas de sus casas y sentarse al fresco “como siempre se ha hecho”.

“Nuestro lema es que las redes sociales no acaben con una tradición tan popular como las charlas al fresco y eso es lo que estamos intentando, que vuelvan las familias a las calles, los adultos, los niños, los mayores, y se junten”, comenta a Efe el alcalde de Algar, Jose Carlos Sánchez Barea.

Redes sociales a pie de calle

Teresa, Genoveva, Pepi, Isabel y Miguel conforman una de las decenas de corrillos que pueden verse en las calles de Algar cuando cae la tarde. Para ellas, este momento es su descanso, un instante en el que dejar a un lado el trabajo, fuera y dentro de casa, y comentar la actualidad del día como si estuvieran navegando por la red social Twitter.

“Aquí te informas del tiempo que va a hacer mañana, del politiqueo y de todo”, cuenta Miguel, un madrileño con familia en Algar que viene cada verano a pasar parte de sus vacaciones a este municipio gaditano.

El tema que está siendo estos días “trending topic” en estos encuentros vecinales es la ola de calor que azota Andalucía, como asegura Miguel a Efe, quien sostiene que al fresco “es donde mejor se está”.

Un par de calles más allá, Francisca, Catalina y José no piensan entrar de nuevo en casa hasta la medianoche y se cuentan lo que han hecho este día, sin quitarles un ojo a sus nietas, que corretean a unos metros, y que aprenden, sin saberlo, una tradición que quiere ser Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

“Todos los días, cuando se va el sol, salimos y nos sentamos en nuestras puertas”, explica Catalina, que aprovecha para mostrar orgullosa las fotos que conserva de la antigua cárcel del pueblo como si de Instagram se tratara. Le faltan seguidores pero le sobra ilusión por enseñar cómo era antes su hogar.

Pero no solo se comenta la actualidad y los cotilleos del día, en estas “charlas al fresco” también hay tiempo para hacer memoria y explicar los orígenes de Algar, como si se navegase por Google en busca de una entrada de Wikipedia.

Un lugar en el que aunar esfuerzos

En el pueblo de Algar están encantados con la iniciativa municipal de proteger una actividad social que practican “de toda la vida”. Por eso, la respuesta vecinal fue inmediata cuando se anunció la campaña, y desde entonces, no faltan a su cita con el aire fresco del atardecer, sorteando incluso los días de más calor.

“Siempre hemos estado al fresco y ha pasado una temporada en que casi nadie lo hacía, por eso me encanta la iniciativa”, valora la algareña Josefina, quien espera que esto sirva para que el pueblo “se espabile un poco”.

El apoyo vecinal es prácticamente unánime, como confirma Miguel tras asegurar que “la iniciativa nos parece fenomenal porque estas costumbres no se pueden perder”.

Hablar tomando el fresco es una tradición extendida en muchos pueblos de España, sobre todo en verano, cuando se aprovecha la caída de la tarde para sacar las sillas a la calle. Pero Algar no es el único pueblo donde esta costumbre se pone en práctica. Estampas como estas son habituales en otros municipios pequeños.

Sin embargo, Algar sí es el primero que ha decidido apostar por que este legado no se pierda y ha comenzado esta particular campaña para que la UNESCO proteja sus “charlas al fresco”.

El alcalde de Algar no pierde la ilusión por que se reconozca esta tradición y anima a otros pueblos a que se unan a ella y así “hacer más fuerza”. De hecho, avanza, no descarta crear una plataforma para que haya “más unión” y se haga “más presión”.

La singular iniciativa de este pueblo gaditano ha llamado la atención incluso de medios internacionales como el periódico británico The Guardian, que hace unos días se hacía eco de esta campaña, enseñando al público extranjero que existen costumbres y tradiciones en España que aún requieren protección.

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