Cuevas del Almanzora vivió ayer el día grande de su feria y fiestas, con la intensidad de siempre y su declarado fervor a su patrón, San Diego de Alcalá, que procesionó por las principales calles de la localidad que siguió a la eucaristía. La del 13 de noviembre no es una jornada más para los cuevanos.

La Feria y Fiestas de San Diego gozan de un gran arraigo entre la población, ya que estas celebran el patronazgo de la localidad. La tradición de honrar al patrón tiene su origen en la residencia de la orden de unos monjes franciscanos en el municipio, cuya comunidad residió en la ermita de San Diego.

En 1591, ya finalizada la ermita de San Diego, se instauró el patronazgo de San Diego de Alcalá en la población, celebrándose con una misa solemne y una procesión.

El origen de la feria según el cronista oficial de Cuevas, Pedro Enrique Martínez Navarro, estaría vinculado a la indulgencia plenaria que otorgaban los monjes franciscanos en su convento, y que hizo florecer el comercio en los aledaños del inmueble, atrayendo a numerosos mercaderes para así vender sus productos a la gran cantidad de personas que transitaba durante estos días en la población.

La gran concurrencia de comerciantes y compradores provocó que el concejo de la villa, promoviera la legalización de la feria, viéndose obligado por tal afluencia, la cual fue reconocida por el Supremo Consejo de Castilla.

Primero, con la misa que se ofició en su honor en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, el edificio más emblemático del municipio por su grandiosidad. No en vano, es el segundo edificio más grande de la provincia de Almería. Este templo parroquial juega un papel fundamental en el desarrollo de la feria y fiestas de San Diego Alcalá, pues es en este inmueble donde permanece la imagen religiosa durante todo el año. Se trata del espacio en el que se inició la tradicional procesión.

Una edición más, acogió a muchos fieles que esperaron a las puertas del templo al finalizar la misa, para ver como los costaleros sacaron la imagen religiosa. La santa misa en su honor estuvo amenizada conjuntamente por las voces y la música del Coro Rociero de la Tercera Edad y el de’ Hasta siempre’.

La procesión con la venerada imagen de San Diego salió del iglesia de La Encarnación -el edificio religioso levantado a mediados del siglo XVII y la acompañaron, además de los fieles, la Corporación municipal, bajo la presidencia del alcalde Antonio Fernández Liria, la Agrupación Musical, así como las reinas y damas infantiles y juveniles.

Los cuevanos se pasaron después por la fería del Mediodía, que ayer fue inaugurada, y asistieron por la tarde a una amplia y muy variada agenda de atuaciones.