Huércal de Almería

Un jardín didáctico en el instituto Carmen de Burgos de Huércal

  • Creado sobre un terreno de tierra baldía, en sus nueve años de historia, ha crecido gracias al esfuerzo de toda la comunidad educativa

Un jardín didáctico en el instituto Carmen de Burgos de Huércal

Un jardín didáctico en el instituto Carmen de Burgos de Huércal

Enseñanza y aprendizaje basados en un modelo participativo y cooperativo, más allá de la enseñanza enciclopédica, que además de la teoría permite asumir aprendizajes que van más allá de la teoría y se convierten en valores, es lo que encontramos al entrar en el Instituto de Enseñanza Segundaria Carmen de Burgos, en Huércal de Almería, gracias a su jardín didáctico

Hace una década, tras las obras de ampliación del centro, lo que hoy es un espacio verde que además de engalanar es sinónimo de trabajo en equipo, pues para su creación ha participado toda la comunidad educativa, en aquel momento era un triángulo de tierra baldía llena de escombros. Ahora, es un espacio que te permite entrar al centro cargado de buenas sensaciones.

“Nada más llegar al centro, lo ves y te alegra la vista. Y ya entras con buenas sensaciones. De hecho, cuando alguien entra en el instituto por primera vez siempre resaltan lo bonita que es esta vista. Es la primera impresión que te da antes de entrar al edificio”, explica orgulloso Horacio Sánchez, profesor de Tecnología en el instituto desde hace diez años y uno de los artífices de este original jardín. 

En esta línea, Presentación Soler, conserje del IES Carmen de Burgos desde hace 12 años, y la persona más implicada en el cuidado, conservación y crecimiento del jardín considera que “además de dar mucha alegría nada más entrar, cuando lo riego da mucha frescura”. Para transformar ese trozo de tierra baldía en el hermoso jardín que hoy es “empezamos por mejorar el suelo, con los alumnos y la ayuda de Presen, nos pusimos a ararlo porque todo estaba muy apelmazado, añadimos abono, y logramos que el Ayuntamiento nos cediera un camión de tierra roja. Con esto, el suelo mejoró lo suficiente como para que pudiéramos empezar a plantar” , explica.

Al principio iban colocando plantas donadas por el profesorado e incluso algunos alumnos. A veces, “incluso salíamos del centro y nos acercábamos a las rotondas. La primera uña de gato que plantamos es un injerto que cogimos de una rotonda, también el árbol central es un retoño de chopo que cogimos de la zona de jardines públicos. Cogimos 20 y solo uno ha agarrado. También, en una excursión a la que fuimos nos trajimos olivos y aquí hay cuatro plantados. Dan aceitunas comestibles”, recuerda con orgullo Sánchez. Poco a poco a estas plantas y árboles se han ido sumando cientos en su mayoría cogidas por Presen de la calle, que, sin dudarlo, recicla todo lo que encuentra embelleciendo además este original espacio de en torno a 60 metros de terreno, y que cuenta ya con unas 300 plantas. En su mayoría hay cactus, pero no faltan palmeras,  olivos, un chopo, un bellotero, donado por el Jardín Botánico de Rodalquilar e, incluso, la exótica pitahaya también conocida como fruta del dragón, que da frutos y que cuida con mucho mimo.

Un jardín didáctico en el instituto Carmen de Burgos de Huércal Un jardín didáctico en el instituto Carmen de Burgos de Huércal

Un jardín didáctico en el instituto Carmen de Burgos de Huércal / Tito S. (Huércal de Almería)

“Cuando ha salido la flor he tenido que venir con una brochilla a polinizar. Algo que yo desconocía, pero me lo aconsejaron y logré que diera frutos”, explica sonriente. No faltan las aloe veras “casi veinte me encontré una mañana viniendo al trabajo tiradas junto a un contenedor. No lo dudé, di varios viajes con el coche y me las traje para plantarlas con los alumnos”, afirma.

Presen cuenta con orgullo como cada mañana a las 7:00 am llega al centro, una hora antes de su hora de entrada al trabajo, para coger su manguera y regar mientras canta y habla a sus cientos de plantas. Una dedicación que lleva a cabo por vocación. Y es que podría decirse que es conserje de profesión y jardinera de vocación. La misma que heredó de su madre, Carmen, quien pese a tener 19 hijos conseguía sacar tiempo para cuidar las innumerables plantas que tenía en casa. Como ella, que tiene más de doscientas en casa. Tiene muy buena mano con las plantas y, aunque ella no ha estudiado jardinería, su esta la lleva a que sus compañeros del centro le pidan consejos sobre el cuidado de las plantas. Ella, con humildad, asegura que “no sé mucho, pero a mí no se me secan las plantas. Es que me gusta mucho cuidarlas”.

Un jardín que es un auténtico ejercicio de responsabilidad con el futuro. Todos los materiales utilizados son reciclados. Desde los palets, “que los busco por la calle. Siempre hay quien los tira. Los recojo, me los llevo a mi casa, los pinto y me los traigo. Con ellos pude cercar el jardín”, explica. “La gente tira cosas que aún sirven”, apostilla, mientras señala el tiesto de una maceta que se encontró tirado en la calle “estaba un poco rajado, pero lo arreglé y me lo traje aquí”. Caminar por este original jardín es concienciarse. Gracias a Presen, han encontrado una nueva vida elementos como una jaula de pájaros, ahora convertida en macetero, ruedas de coche y un sinfín de elementos. Ahora está inmersa en la creación de un jardín colgante con materiales reciclados, concretamente con cajas de galletas. Ya lo intentó utilizando botellas de plástico, en las que plantó cactus, pero “al pesar tan poco por ser un material blando, con el fuerte viento se volaron”, cuenta. Además, en mitad de este hermoso espacio hay un original camino de piedras, que Presen ha ido trayendo de la playa.

Durante el confinamiento, “cuando ya estaba permitido salir, pero con muchas restricciones, para no ir a sitios indebidos, me iba con mis nietos a la playa. Las piedras que encontraba las cogía y poco a poco las he ido colocando hasta convertirlo en un camino”, afirma. El jardín poco a poco se iba convirtiendo también en huerto. Para ayudar a su riego, Horacio instaló un sistema de riego por aspersión, pero diferentes factores han impedido que el riego continúe siendo este, ahora es Presen quien riega cada mañana con una manguera, también instalada por Sánchez. Instalaron el sistema de riego porque incluso hubo un pequeño invernadero “en el que sembrábamos en bandejas, lo regábamos, y conseguimos plántulas que íbamos sacando, pero con el paso del tiempo las plantas dejaron de agarrar,  se fueron marchitando y un día de vendaval, el viento lo arrancó y lo tuvimos que quitar del jardín”, explica.

El otro de los factores fue que al crecer tanto las plantas, “los aspersores ya no podían llegar a todo el terreno, cuando la planta era baja sí, y por eso tuvimos que terminar regando con manguera”, apostilla. Añadiendo además que, la cal del agua obstruye mucho las boquillas difusoras impidiendo que el agua salga bien y al final tuvimos que optar por regar con manguera. Un riego que Presen realiza incluso los sábados y que no descuida ni durante la época estival cuando el centro permanece cerrado. Ella acude al menos dos veces por semana para regar y cuidar el que, sin duda, es uno de los tesoros del centro.

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