Los terremotos, una lección clave para los nuevos bomberos

Leer los libros de historia sirve para prepararse ante lo que pueda venir en el futuro. En Berja lo han entendido y los nuevos bomberos reciben un curso especializado en gestión de alerta por terremotos ante lo que pueda suceder.

La antigua alcoholera del municipio fue el lugar escogido para un entrenamiento para los Bomberos del Poniente que deben empezar en sus funciones a partir del 16 de agosto. El simulacro duró doce horas, empezando a las ocho de la tarde del lunes y finalizando a las ocho de la mañana del martes. “Los aspirantes a bomberos del poniente tuvieron que afrontar diferentes escenarios de salvamento de víctimas en estructuras colapsadas, apuntalamiento de fachadas y perforación de muros, desplazamiento de árboles caídos de gran tamaño, rescate en estructuras colapsadas inundadas de agua y en accidentes de tráfico provocados por el sismo”, relatan fuentes de los bomberos del Poniente sobre los retos que tuvieron que asumir los nuevos trabajadores del servicio, que superaron la prueba con nota.

“Se ha puesto de manifiesto la gran preparación y efectividad en las tareas de rescate de los bomberos en prácticas”, destacó José Juan Rodríguez Guerrero, presidente del Consorcio de Bomberos del Poniente, que estuvo supervisando el simulacro. Junto a él estuvieron Juan Carlos Lupión, alcalde de Berja, y la concejala de Seguridad Ciudadana, Cecilia Martín. Juntos revisaron las maniobras.

Almería es una provincia que tiene experiencia en terremotos. El 19 de septiembre de 1522, la capital protagonizó el que hasta hoy es el terremoto más destructivo de la historia de España. Un movimiento telúrico que tuvo de 6,8 a 7 grados en la escala de Richter pero que tuvo una profundidad bastante superficial, a apenas un kilómetro.

El terremoto destruyó la capital, con un epicentro que estuvo junto a Alhama de Almería, y provocó daños en ochenta municipios más. El número de fallecidos producidos por el sismo no está claro oficialmente, pero se habla de varios millares de personas, una tragedia que no se quiere volver a vivir en caso de que se produzca un nuevo terremoto de gran intensidad.

Berja ya vivió un fuerte terremoto hace ahora treinta años. La víspera de la Nochebuena de 1993, la tierra se movió bajo los pies de los vecinos, en un sismo de magnitud de cinco grados en la escala de Richter que provocó cuantiosos daños materiales pero donde no hubo que lamentar la perdida de vidas humanas.

La educación es el mejor arma para luchar contra los desastres de la naturaleza como los vividos hace años y que se pueden suceder en cualquier momento.