VERA

José Ramón ‘El Alicantino’ ya le da nombre a la plaza donde pasó su vida

  • El domingo se descubrió una placa en su honor en la antigua Plaza del Sol

  • Durante décadas regentó un bar y un estanco en la placeta

  • El Pleno aprobó el homenaje a título póstumo

Placa de la Plaza de José Ramón El Alicantino, en Vera.

Placa de la Plaza de José Ramón El Alicantino, en Vera. / Diario de Almería

Este domingo, José Ramón ‘El Alicantino’ volvió a su placeta de Vera, en la que tanto tiempo pasó en vida. Aquella en la que regentó durante décadas un bar que era parada obligatoria para veratenses y visitantes, y después un estanco. Lo hizo con una placa que recordará por siempre su figura, para las generaciones que lo conocieron y las que están por venir.

En aquella placeta estuvo siglos atrás la puerta de entrada a la ciudad de Vera. Por estar orientada hacía levante, recibió el nombre de Plaza del Sol. No obstante, popularmente también se le denominó Placeta del Berro, probablemente porque siempre ha sido un lugar de mercadeo de verduras. No obstante, desde hace décadas todo el mundo la llamaba “Plaza de José Ramón El Alicantino”, un nombre que ya es oficial.Este domingo, a la una de la tarde, los coches dejaron su sitio a centenares de personas que no quisieron perderse el homenaje a uno de sus vecinos más queridos. Un reconocimiento póstumo, pues José Ramón Sogorb fallecía hace unos meses, en julio.

Miembros de la Corporación Municipal junto a la placa. Miembros de la Corporación Municipal junto a la placa.

Miembros de la Corporación Municipal junto a la placa. / Diario de Almería

Por unanimidad, el pleno aprobó el 31 de julio de 2019 el cambio de denominación de la plaza “con motivo del reciente fallecimiento del vecino de Vera, José Ramón Sogorb Salas, y en reconocimiento de su labor al frente del negocio hostelero regentado durante más de 45 años en la llamada Plaza del Sol, por donde han pasado generaciones de veratenses y visitantes de todos los puntos de la comarca”.

Una persona muy querida

Durante el acto de descubrimiento de la nueva placa con su nombre, su hija Pepa Sogorb leyó unas emotivas palabras sobre la figura de José Ramón. Lo describió con su eterna sonrisa, semblante afable, siempre charlando con cualquiera. Recordaba como, tras pasar el día en la calle luego en casa les decía: “Me quiere la gente, no sé por qué, si soy un simple tabernero”.

Habló sobre el origen del Bar del Alicantino, “negocio que mi padre afrontó con apenas 18 años y que era una pequeña tienda-cantina donde se podía tomar un vaso de vino, una copa de anís, unos torraos o comprar azúcar, arroz, jabón...”.

Fue su bar un sitio de paso y parada para todos, sin distinción de clases. “ Los labradores venían los sábados y hacían su compra semanal; mientras que a primera hora de la mañana pasaban los trabajadores de la fábrica de Miguel Jiménez, los pastores y albañiles, para tomar una paloma o una barrecha. Siempre con José Ramón tras la barra”.

Fue el Bar del Alicantino también el lugar donde tomaron sus primeras cervezas los alumnos del instituto laboral durante los recreos. También fue centro de negocios, pues allí se cerraban tratos de todo tipo. Fue, sobre todo, un lugar lleno de vida.

Una vida que recuperó este domingo por unos instantes. Volvieron las cañas a la barra, las copas de vino y de coñac. La familia Sogorb, con la colaboración de Terraza Carmona reabrió el bar para el homenaje y el disfrute de quienes sintieron que con ello revivía una pequeña parte de la historia de Vera.

El bar recuperó su vida este domingo. El bar recuperó su vida este domingo.

El bar recuperó su vida este domingo. / Diario de Almería

José Ramón Sogorb, una vez que cerró aquel bar, no abandonó la plaza a la que ahora da nombre. En la acera contraria abrió un estanco, que aún hoy perdura con buena salud. Allí, siempre sentado en la puerta, charlaba con amigos y transeúntes hasta los últimos días de su vida.

Pasarán los años, las décadas, y quizás alguna vez alguien que pase por aquella placeta se pregunte por qué se llama de José Ramón ‘El Alicantino’. Para darle respuesta, bien podrían servir los versos que recitó su hija el domingo, al estilo de su padre: “Nombre le han puesto a esta plaza, de un vecino muy querido, de nombre José Ramón y apodo El Alicantino. Como justificación, y no con poca razón, alegan como motivo, su carisma, su bien vino y un enorme corazón. Yo también estoy de acuerdo con las tres alegaciones, aunque como hija tengo muchas más motivaciones. Pero hemos de reconocer, que es poderosa razón, decidir que lo sencillo, merece esta distinción”.

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