Veratenses | Gentes de la ciudad
  • Es la escritora más joven que llega a la final del prestigioso concurso literario

  • Su novela Desde dentro está ambientada en un mundo que conoce bien: el ecuestre

Marta Navarro Ros: de la muerte de Peter Pan a la final del Premio Planeta

Marta Navarro Ros: de la muerte de Peter Pan a la final del Premio Planeta

Ha vuelto a casa por navidad. “Muchas felicidades, Marta”, es el saludo recurrente de todos con cuantos se cruza en el camino hacia el Club Hípico de Vera, donde ha quedado con este diario para charlar. Con una camiseta de ‘El ascenso de Skywalker’, un pantalón ancho de chándal y varios colgantes, entre ellos el de una guitarra eléctrica, podría pasar por una chica corriente de 20 años. Pero no. No está en manos de cualquiera colarse en la final del Premio Planeta de novela, uno de los más importantes del mundo. De hecho, la veratense Marta Navarro Ros es la persona más joven que lo consigue en los casi 70 años de historia del concurso.

Desde dentro es el resultado de tres años de trabajo. Una novela que comenzó siendo menor de edad, cuando estudiaba 2º de bachillerato en el Colegio San Jorge de Murcia. “Iba escribiendo en las clases en las que me aburría”, confiesa. Ese primer año de gestación del libro fue de locos: “estaba estudiando, sacándome el título de técnico deportivo de hípica, hacía boxeo y me gustaba mucho salir de fiesta; la literatura me servía para soltarlo todo”.

Los dos primeros años los dedicó a la escritura y el último a las correcciones. “Reescribo mucho y tuve que ponerme una fecha límite para acabarla porque si no aún estaría cambiando cosas. Nunca te da la sensación de que tu obra esté perfecta”, reconoce. Así, el 28 de febrero daba por concluida su primera novela — antes, con 16 años, había escrito RAM, una noveleta de 20.000 palabras que autoeditó y de la que logró vender unos 200 ejemplares— .

Precisamente esa primera experiencia literaria fue la que le animó a emprender un proyecto más ambicioso. “A la gente le gustó cómo escribía”, cuenta, así que se puso manos a la obra. En su cabeza tenía las ideas, pero le faltaba darles forma. "Llegué a avanzar bastante en una primera versión que estaba ambientada en California, pero me di cuenta de que no funcionaba, porque no puedes escribir sobre algo que no conoces”.

Marta Navarro Ros practica hípica desde los ocho años. En la foto está con Pandora, la que fue su primera yegua en el Club Hípico de Vera. Marta Navarro Ros practica hípica desde los ocho años. En la foto está con Pandora, la que fue su primera yegua en el Club Hípico de Vera.

Marta Navarro Ros practica hípica desde los ocho años. En la foto está con Pandora, la que fue su primera yegua en el Club Hípico de Vera. / V. Visiedo P.

Antes de ponerse a escribir Marta llenó las paredes de su habitación de murales con esquemas, mapas de los lugares que aparecerían en la novela, tarjetas sobre los personajes, el proceso policial, textos que le iban surgiendo y anotaba para no olvidarlos… “Cada escritor tiene su proceso, pero yo necesito tener la novela muy hecha antes de sentarme”, explica.

Marta escribe sobre todo de noche. “Me gusta ese romanticismo del novelista, a las 3 de la mañana, con el cigarro en la boca en el balcón o en una habitación llena de humo”. Cuando se pone, no le cuesta trabajo avanzar. “Nunca he sufrido lo que se conoce como síndrome del folio en blanco. Soy muy constante”. Con esta novela le ha ocurrido varias veces que dio con “esa pieza del puzle que falta por encajar” y no podía parar de escribir, perdiendo por completo la noción del tiempo. “Te da un subidón de adrenalina”, cuenta.Pero tres años dan para mucho y Marta admite que tuvo algunos altibajos: “había días que pensaba que estaba haciendo un bestseller y otros que creía que era una puñetera mierda”, cuenta con naturalidad.

Reconoce que es muy exigente con ella misma. Por eso nadie pudo leer la novela hasta que estuvo completamente terminada. Tan solo le iba contando la trama a Miriam, su mejor amiga. Por supuesto fue una de las primeras personas en leerla, pero también se la envió a una de sus tías que es amante de las novelas negras y al abuelo de un amiga que es profesor de Literatura. “Si solo la leían mi novia y mis amigos me iban a decir que era perfecta, así que busqué gente que me pudiera hacer una crítica más o menos objetiva”.

Sus amigos, aunque no lo saben, también forman parte de su libro. “A veces cojo cosas de personas que conozco para mis personajes, pero luego van creciendo por ellos mismos y evolucionando”. Pero incluso ella misma está escondida tras uno de ellos. “Todos los personajes tienen algo de mí, porque si no es muy difícil transmitir emociones, pero Sofía, la hermana de uno de los protagonistas, soy yo. He decidido que en todas las novelas que escriba haya un personaje con un hurón que me represente”. Y es que, efectivamente, en la vida real también tiene un hurón: Federico.

Marta con otro de los caballos del Club Hípico de Vera. Marta con otro de los caballos del Club Hípico de Vera.

Marta con otro de los caballos del Club Hípico de Vera. / V. Visiedo P.

La novela cuenta el asesinato del dueño de un hipódromo de Madrid, Pedro Juárez, un exmilitar que competía en saltos. Marta conoce bien los entresijos del mundo ecuestre, ya que ha montado desde muy niña. De hecho, admite que se ha inspirado en un club hípico murciano de élite al que iba cuando estudiaba en esa ciudad. “Los protagonistas tienen 15 y 16 años y son unos críos apasionados de la equitación, como lo fui yo, pero este golpe hace que cambien muchas cosas”. Es un thriller de 120.000 palabras (unas 600 páginas) dividido en dos partes separadas entre sí por diez años.

En marzo comenzó a enviar Desde dentro a las editoriales. “Solo recibía rechazos. Yo sabía que tenía una buena novela, pero muchas ni la leían porque era de una muchacha de 20 años”, cuenta. De hecho, antes de la grata sorpresa de entrar entre las diez finalistas del Premio Planeta ya acumulaba una treintena de negativas. Ahora aún no sabe bajo qué sello se publicará. Planeta ya le ha dicho que no. Seix Barral la está leyendo y tiene seis meses para decidir. Y si tampoco se decide, ya hay algunas editoriales independientes que se han interesado por el libro.

La niña que leía cosas de mayores

Antes del prematuro éxito que supone colarse entre las diez novelas preferidas del jurado del Premio Planeta con solo 20 años, hay una trayectoria que ha hecho que Marta Navarro Ros sea hoy lo que es. El artista, el escritor, nace, pero desde luego también se hace. Y para ello es imprescindible haber leído mucho.

Marta, de padre veratense y madre murciana, se crio en una coqueta casa junto a la urbanización Verasol donde nunca faltaron los libros. “A mis padres siempre les han gustado mucho el cine, el teatro, y demás”. Pero no le hizo falta que nadie la motivase para leer. “Ya con seis años leía libros para niños de 10 u 11. No necesitaba juguetes, solo con las aventuras que me formaba en mi imaginación era feliz. Los libros me ayudaron a crear historias más potentes para jugar con mis amigos. Las típicas de sirenas, piratas, dinosaurios y vaqueros”, bromea.

Marta conoce a cada uno de los caballos del club veratense, donde ha pasado muchas horas desde los ocho años. Marta conoce a cada uno de los caballos del club veratense, donde ha pasado muchas horas desde los ocho años.

Marta conoce a cada uno de los caballos del club veratense, donde ha pasado muchas horas desde los ocho años. / V. Visiedo P.

Pero de todos esos libros que habitaban en las estanterías de su casa recuerda perfectamente el primero que le marcó. “Tenía unos siete años y aún seguía con mi universo de ficción de Papá Noel, los Reyes Magos, Peter Pan existe y todo eso. Vi un libro rojo que ponía Peter Pan 2 (Peter Pan de rojo escarlata, de Geraldine McCaughrean). En ese momento me lo tomé como un insulto pero ahora creo que era un libro que reflejaba el despertar de la inocencia. Narraba la muerte de Peter Pan pero de forma metafórica. Cómo dejaba de ser un niño para siempre. Me dejó chafadísima”.

Estudió primaria en el colegio Reyes Católicos, donde empezó a escribir algunos cuentos que incluso le valieron algún premio. Hace poco, en el confinamiento se puso a rebuscar en polvorientas cajas en el sótano de sus padres y encontró algunos de aquellos primeros relatos. “Eran un poco locos. Tenían un personaje masculino, en primera persona, y había dinosaurios y tal. Estaban guay”, sonríe.

Pero fue en el paso al instituto El Palmeral donde se cruzó con un profesor que ha sido muy importante en su desarrollo. “Me daba Lengua Juan Antonio Lorenzo y fue una persona que me motivó mucho, porque vivía apasionadamente la literatura. Te leía dos versos y te entraban”. Marta empezó a escribir relatos y se los enviaba para que le diera su opinión.

Luego, en bachillerato ya en el colegio de Murcia empezó a experimentar con diferentes géneros. “Me dejaba aconsejar por Maite, mi profesora de Literatura, para ir acercándome hacia mi propio estilo, porque eso cuesta encontrarlo. Uno empieza a escribir, pero no sabe como lo hace. Es un proceso”.

Marta Navarro Ros durante la entrevista con Diario de Almería. Marta Navarro Ros durante la entrevista con Diario de Almería.

Marta Navarro Ros durante la entrevista con Diario de Almería. / V. Visiedo P.

Si la ‘muerte’ de Peter Pan fue el libro que marcó su infancia, el de la adolescencia fue La verdad sobre el caso Harry Quebert de Jöel Dicker. “Lo leí en 2014 y dije, esto es lo que yo quiero hacer”. Este libro le ha aportado muchas claves de cómo debe ser una buena novela: “Hace muchas comparaciones con el boxeo, por ejemplo, te dice que el primer capítulo de un libro tiene que ser como un derechazo a la mandíbula en el primer round”. Sin embargo, precisamente el inicio de ‘Desde dentro’ es la única parte que jamás ha modificado. “Quería que empezase con un programa de radio en directo en el que tres locutores hablan de una competición de hípica. No es uno de esos principios que lo leas y digas qué librazo, para nada, pero a mí me gusta”, confiesa.

No obstante, la novela engancha hasta su última página. “No te quedas tranquilo cuando cierras el libro; desde un cierto punto ya hay tensión todo el rato”, asegura la joven escritora mordiéndose la lengua para no contar más. “Es que al final te voy a hacer spoiler”, bromea.

Pero si la literatura es uno de los pilares de la vida de Marta Navarro, otro sin duda son los caballos. “Monto desde los ocho años, cuando empecé con ponis en el Club Hípico de Vera”. Por eso no podían faltar en su primera novela (ni en la entrevista con este diario). Mientras charlamos, en las cuadras descansaba Pandora, la primera yegua que alquiló con 14 años. Tiene un vínculo tan fuerte con ella que incluso la tiene tatuada en la espalda. Cada vez que viene a Vera va a visitarla y a dar un paseo con ella por el Salar de los Canos o la playa.

Y es que Marta lleva ya varios años fuera de Vera. Primero se fue a Murcia para estudiar bachillerato. “Quería salir del pueblo y mi hermana estudiaba allí, así que me fui con ella”. Ahora vive en Barcelona, donde estudia Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra y Filosofía en Universidad de Barcelona. Compagina ambas carreras y la literatura como buenamente puede. “Soy muy organizada y además Comunicación es más práctica y Filosofía muy teórica”, explica.

La nominación al Premio Planeta —de la que se enteró apenas unas horas antes de la gala— no le ha cambiado la vida, pero sí le ha reportado la atención de los medios y algunas editoriales. “Si no hubiera presentado la novela al premio seguramente se habría quedado sin publicar”, confiesa. Sin embargo, que ahora puedan poner el foco sobre ella y miren con lupa sus trabajos no le mete presión, al contrario, “me pone contenta”. Para estar a la altura de las expectativas se ha obligado a sí misma a leer novelas más densas, “más gourmet, por así decirlo”. Ahora está con La neblina del ayer de Leonardo Padura y después se pondrá con Una novela criminal de Jorge Volpi.

Marta Navarro Ros junto a los murales que usó para escribir la novela. Marta Navarro Ros junto a los murales que usó para escribir la novela.

Marta Navarro Ros junto a los murales que usó para escribir la novela. / Aida González Solano

Mientras la publicación de Desde dentro sigue sus tiempos y su curso, Marta ya se ha puesto a escribir su próximo libro. “Es también una novela negra, ambientada en Barcelona. Aria, la protagonista, tiene una doble vida. Sale con Eva desde hace muchos años, pero sabe que hay algo de ella que no conoce y que nunca va a saber. Un día Aria desaparece misteriosamente. Años más tarde cuento la historia de Carlos, un universitario que estudia Filosofía, que tiene su novia, hasta que un día también desaparece”. Ya tiene muy avanzada la fase previa a la escritura y su intención es que no le lleve tanto tiempo como con su primera novela.

Pero por si dos carreras universitarias, una novela recién acabada y otra en ciernes no fueran ya suficiente, Marta está pensando en optar a una plaza en una de las residencias para escritores. “Me encantaría la Fundación Antonio Gala o la Escuela de Escritores de Madrid, pero ahora mismo tengo mi vida en Barcelona, así que no sé si me decidiré a presentarme”, confiesa. Algo más cerca, en Mojácar, tiene la Fundación Valparaiso, en la que también le encantaría estar becada.

Los siguientes pasos de Marta Navarro Ros aún están por escribir. Los caballos, el boxeo, esos folios con cuentos de dinosaurios que duermen en un sótano y las habitaciones llenas de humo y de murales con esquemas de novelas ya forman parte de su pasado, ese que ha hecho que la niña que sufrió porque Peter Pan se había hecho mayor haya llegado a la final del Premio Planeta con solo 20 años. Vera tiene entre sus hijos a una de las plumas con más futuro de la narrativa española.

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