El confinamiento impuesto por la crisis sanitaria del coronavirus puede dar para mucho. Desde ponerse al día con el atraco al Banco de España de ‘La casa de papel’ a convertiste en un maestro repostero (gracias a los tutoriales). En el caso de la alicantina Ana Beltrán, maestra del colegio Ángel de Haro de Vera, estos días de encierro domiciliario le han servido para escribir, ilustrar y publicar un libro. En definitiva, para hacer realidad un sueño que tenía hace tiempo.

“Yo me quedo en casa” es un libro infantil de 36 páginas que aborda el confinamiento desde la perspectiva de un niño, Alfonso. Cuenta lo que vive durante la cuarentena, cómo afronta esta situación nueva y el aprendizaje que saca de todo ello. El objetivo de la autora es “tratar de normalizar la situación lo máximo posible para los niños. Quitarles un poco el miedo y que puedan sacar un aprendizaje”. Por otro lado, el libro también puede ser interesante para los adultos, “pues nos hace pensar sobre las cosas a las que le damos importancia en nuestro día a día; en cómo se paraliza nuestro mundo”, explica Ana Beltrán. En definitiva, muestra cómo enfrentar la vida con valor, actitud y toque de magia. Como reza su contraportada, “este libro transformará tu forma de pensar, consiguiendo que vuelvas a soñar”.

La autora lee el libro en su confinamiento en Alicante.

El protagonista es Alfonso, un niño que vive con sus padres esta extraña y novedosa situación en la que un malvado virus ha llegado para cambiar por completo su vida. A través de las páginas de la novela, los más pequeños aprenden el origen de esta enfermedad, cómo se puede combatir y qué se puede y no se puede hacer.

Cada página cuenta con ilustraciones a todo color que la propia autora ha realizado a mano, por lo que resulta muy atractivo para niños más pequeños. No obstante, y aunque es apto para todos los públicos, Ana Betrán lo recomienda especialmente para niños de entre 4 y 12 años. “Es sencillo de leer, con un vocabulario fácil, por lo que es ideal para que los padres lo lean a los más pequeños o para niños de primaria que ya han adquirido la lectoescritura”.

Una de las ilustraciones del libro.

Desde la visión de los niños

Trabajar a diario con niños en el colegio le ha a servido a Ana Beltrán para saber cómo piensan y poder meterse en su piel. “A diario estoy acostumbrada a ver las cosas con sus ojos”, admite. De hecho ellos, sus alumnos de 5º de primaria del CEIP Ángel de Haro, fueron de los primeros en ver algunas de las páginas del libro.

Escribir la historia de Alfonso y su familia le llevó poco más de un mes. “Fui escribiendo el cuento a la vez que realizaba las ilustraciones, aunque al final siempre tenía que ir dando pasos hacia adelante y atrás porque quería añadir más detalles”, explica Ana. Sin posibilidad de salir de casa y con las copisterías cerradas, el proceso se convirtió en una verdadera obra artesanal. Los dibujos están hechos a mano, coloreados a mano y después digitalizados para añadirlos al texto. “Lo que más trabajo me costó fue hacer la portada”, admite. Y es que la propia autora se ha encargado de la edición del libro a través de la herramienta de autopublicación de Amazon.

Alfonso, protagonista del libro.

Aunque este es su primer proyecto literario en serio, Ana Beltrán ya había escrito antes para usarlo en sus clases del colegio. También acostumbra a hacer dibujos con los que ilustrar la enseñanza de algunos temas, como el cuerpo humano: “me gusta más usar mis propios dibujos, porque los que encuentras por ahí ya están muy vistos”, reconoce.

La primera tirada de “Me quedo en casa”, que se puede comprar en Amazon por 9,10 euros, salió a la venta el 17 de abril y se agotó en pocos días. Ya se están imprimiendo más unidades. Los primeros niños en poder disfrutarlo han sido los hijos de algunos compañeros de trabajo.

La autora admite que con este libro no busca ganar dinero, pues el margen que le queda de cada ejemplar es ridículo. Su intención es “poder llegar al máximo público posible y que el día de mañana sirva para poderles contar a futuras generaciones lo que vivimos en estos días”.

La historia de Alfonso tiene un final feliz, como lo tendrá la aventura particular de tantos y tantos niños que viven confinados por culpa del coronavirus. Con este cuento, esos extraños días de 2020 que les tocó vivir y que alguna vez parecerán tan lejanos, quedarán grabados para siempre en papel, con todo lujo de detalles y a todo color.