Arquitectura

Edificios que tocan el cielo

  • Las Torres de Hércules, en Los Barrios, y Torre Laguna, en El Ejido, superarán en altura a la Giralda a finales de año. En 2012, la Torre Cajasol, en Sevilla, será el techo andaluz con 178 metros

A finales del año pasado, el arquitecto valenciano Santiago Calatrava visitó Huelva, por primera vez en su vida, para presentar su flamante estación del AVE en maqueta. En esa reconstrucción llamaba la atención, junto al apeadero de Renfe, un inmenso edificio que dominaba toda la urbe y su entorno. Todo a su alrededor parecía diminuto. Y no era para menos: la idea de Calatrava era la de construir un hotel de 353 metros de altura. Actualmente, en toda Europa, no hay ninguna edificación más alta.

La torre está ideada, pero no es nada probable que se construya según la concepción inicial. Los técnicos de Adif, la empresa pública encargada de las infraestructuras ferroviarias, ya se han apresurado a afirmar que están “redimensionando el proyecto”. Porque, como explica Gonzalo Prieto, el decano de los arquitectos de Huelva, “para hacer algo así debe de haber una justificación; se podría estudiar si la ciudad necesita 500 habitaciones de hotel, pero no parece lógico y es absurdo construir un edificio que luego resulta que se va a quedar vacío”.

La de Calatrava es la última idea de un fenómeno relativamente reciente en Andalucía: el de la construcción de rascacielos. A día de hoy, y sin contar infraestructuras tales como chimeneas, torres eléctricas o repetidores de telecomunicaciones, la Giralda sigue siendo el edificio más alto de Andalucía, con 97,5 metros, seguido de la Catedral de Málaga, con 84. Hay que descender al Hotel El Puerto, en Fuengirola, para encontrar la construcción civil más elevada, con 69,7 metros.

Este ranking será historia, por dos razones. La primera, los 105 metros de Torre Laguna, en El Ejido (Almería); y la segunda, los 126 de las Torres de Hércules, en Los Barrios (Cádiz). Ambas estarán finalizadas a finales de año. Los dos proyectos son privados, aunque el almeriense es sobre todo residencial y el gaditano de negocios. Éste, en concreto, está situado en el Parque Empresarial y Tecnológico Las Marismas de Palmones, y gestionado por el Ayuntamiento de Los Barrios y la Zona Franca de Cádiz. Promovido por la empresa cordobesa Valcruz Gestión, ejecutado por Sando y diseñado por el arquitecto Rafael de la Hoz, consiste en dos torres cilíndricas inspiradas en las columnas de Hércules que aparecen en la bandera andaluza. En El Ejido es la constructora granadina Dórica la que está finalizando una torre con 119 viviendas y una galería comercial. Será el referente indudable del paisaje urbano del pueblo, y de hecho, es el Ayuntamiento de la localidad el que más empeño ha puesto en que así sea.

Habrá que esperar a la primavera de 2012 para ver un rascacielos de estas características en un entorno mucho más urbano. Los 178 metros de la Torre Cajasol, que estará ubicada en la sevillana Isla de la Cartuja, consagrarán a esta edificación como el techo andaluz. La nueva sede de la Caja de Ahorros tiene defensores y detractores, no tanto por el diseño del argentino César Pelli como por su ubicación. Los partidarios creen que sí se integra en el paisaje y que, lejos de distorsionar la vista, la enriquece con un nuevo hito. Otros, sin embargo, creen que un edificio así representa “una anomalía” en el diseño de una ciudad que no está pensada para albergar edificaciones propias de grandes metrópolis. “El edificio conocido como rascacielos no es una tipología de las ciudades andaluzas”, señala Ángel Díaz del Río, decano del Colegio de Arquitectos de Sevilla, que alerta de que “el paisaje urbano también hay que cuidarlo y los políticos lo suelen distorsionar para mal”. La propia Unesco está implicada en el asunto y, previsiblemente, anunciará un dictamen en otoño sobre la idoneidad de la ubicación. De ser negativo, el castigo puede ser incluir a Sevilla en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro, una verdadera deshonra para la ciudad.

El profesor de arquitectura Julián Sobrino avisa, por su lado, de los problemas de movilidad. “Está justo a la entrada de Sevilla y habrá que prever una infraestructura anexa, para absorber a toda la gente que sale y entra del trabajo. Quizás hubiera sido mejor trasladar el edificio a la zona del Puerto y diseñar allí una zona de negocios con este tipo de edificios”. De la misma opinión, aunque trasladada a Málaga, es el arquitecto Rafael Benedicto. “No hay ninguna razón urbanística para que no pueda haber edificios altos. El problema no es la altura. En Málaga se han proyectado cuatro torres residenciales en los antiguos terrenos de Repsol, la más alta de 169 metros, en una zona con alta densidad urbana y que todos pensábamos que sería sólo zona verde. Se dice que será una nueva centralidad, pero esto ya está en el centro”. El Ayuntamiento cree más que suficiente la zona verde prevista e incide en que los proyectos de rascacielos consagrarán la imagen de gran ciudad de la capital malagueña.

Junto al mencionado, hay dos planes más: el de la Térmica, zona más cercana al mar y más alejada del núcleo de la ciudad, con cuatro edificios de entre 20 y 30 plantas y 870 viviendas; y el de Martiricos, con dos torres de 30 plantas. En este caso, el proyecto inicial de situarlas junto a bloques de viviendas fue desechado por las protestas de los vecinos y se recolocaron junto al río Guadalmedina. Repsol, la Térmica y Martirico ya están contemplados en el PGOU, pero todavía falta el visto bueno de la Junta de Andalucía.

En Córdoba, los promotores de la Torre Prasa, en la céntrica avenida de la Victoria, desistieron hace dos años de su intención de construir un hotel de 75 metros de altura. La causa: la contestación ciudadana fue tal que al final optaron por un complejo menor, de siete plantas. El arquitecto Rafael Obrero, entonces decano del Colegio de Córdoba, afirma que el edifico, “aisladamente, era bueno”. “El problema es que se quiso aprobar con una revisión del PGOU al efecto y eso hubiera creado un agravio comparativo y hubiera abierto la caja de Pandora para construcciones similares en esa zona”. No será, pues, la torre Prasa la primera en rivalizar con la Mezquita en impacto visual, sino la Torre Noreña, que, enclavada en el poniente cordobés, ha sido diseñada por Guillermo Vázquez Consuegra para ser el nuevo edificio de equipamientos de la Junta de Andalucía en la ciudad. Tendrá 56 metros, uno más que el emblema de la ciudad.

En el nuevo siglo, las ciudades andaluzas buscan nuevas señas de identidad. Y, en esta ocasión, el tamaño sí importa.

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