TENDENCIAS

Moda de Otoño

  • La nueva temporada trae el regreso de las hombreras y los encajes de los años 80. Pichis, cuadros escoceses y el talle alto en los pantalones vuelven a estar presentes. El morado y el mostaza, los nuevos colores

Global y plural. En la próxima temporada todo es válido, todo es tendencia. “La moda es un reflejo de la sociedad actual”, según apunta el estilista Pedro González, editor de moda de la revista Surrealista. La mezcla de roles influye en la moda y deja a un lado el alegato a un género en concreto. Los estilos se funden y la mujer combina “prendas propiamente de corte masculino con guiños románticos como blusas de sedas o abrigos de pieles”, describe Agustín Velasco, editor de moda. Este invierno, la clave volverá a ser el pantalón de cintura alta y pierna ancha.

No será necesario rebuscar en el fondo del armario. No habrá grandes cambios en comparación con el año pasado. Vuelven los pichis, los brocados y los encajes, al igual que el tartán o el cuadro escocés, “ya sea en vestidos muy aristocráticos de Ralph Lauren, en pantalones pitillo como los de Balmain o en looks más cómodos”, explica Agustín Velasco. Pero a pesar de la ausencia de grandes rupturas entre temporadas, los diseñadores rinden homenaje a la moda de los 80. Hombreras, baggy pants, encajes y prendas oversize. Pedro González anuncia el regreso de lo gótico, el neorromanticismo, los punk. “Mucha simbología de muerte”. Las prendas se separan del cuerpo. Formas estructuradas y geométricas que componen figuras arquitectónicas. Faldas con forma de tulipán, mangas y piernas con mucho volumen y enormes cuellos y solapas en abrigos y chaquetas. “Se trata de diseños inspirados en ideas arquitectónicas, en el cubismo”, señala Pedro González.

 Jordi Labanda se apunta a este estilo y ha utilizado míticas canciones para diseñar su colección otoño/invierno´08, como la ochentera Tainted love y la eterna Who’s that girl de Madonna. Los cuellos healter y barco y los patrones asimétricos destacan en su catálogo, al igual que los sofisticados estampados con efecto espejo donde impera el acero, gris y plata.

Bimba&Lola, por su parte, recupera el streetwear de los años 70. La simplicidad de líneas, formas, cortes y tejidos se mezclan con accesorios de cierto aire futurista.

La piel y el cuero serán otros de los tejidos que destacarán este invierno, sobre todo la peletería en cuellos y mangas, tal como se puede apreciar en la colección de Stuart Vevers que debuta al frente de Loewe.

El color de la temporada es más difícil de definir. El negro y el blanco son dos tonos clásicos que nunca pasan de moda y que, según Agustín Velasco, “se afianzan en el armario en tiempos de crisis”. Dejando a un lado estos dos clásicos, Velasco apuesta por el mostaza como el color de la temporada, tanto en ropa como en complementos, y el cereza “ que cobra fuerza en la paleta de rojizos”. Sin embargo, para González el color del año es sin duda en morado y, en segundo lugar, el mostaza.

Este otoño, muchos diseñadores proponen una auténtica vuelta alrededor del mundo. Desde la Rusia de los zares, a la Pampa argentina pasando por Escocia, Japón, Nepal y México. Además, los diferentes acontecimientos influyen en sus colecciones. Para el editor de revistas de moda Agustín Velasco, “la excitación creada a raíz de los Juegos Olímpicos de Pekín ha ejercicio una decisiva influencia en las colecciones de Kenzo, Óscar de la Renta y Antonio Marras donde destaca un sabor asiático”.

La creatividad de los diseñadores también llega a los pies. Los zapatos serán muy variados, desde los botines hasta las botas que superan las rodillas, pasando por los zapatos de salón. Esta temporada la originalidad reside en los tacones. Plataformas y tacones de vértigo acompañados de pespuntes. “El calzado se desprende del pie, se descontextualiza de su entorno”, apunta Pedro González. Estructuras originales como los de Miu Miu. Pero como no todas las mujeres se sienten cómodas con este tipo de calzado, en el mercado hay sitio para las bailarinas.

En los próximos meses habrá cabida para todos los estilos porque, al igual que la sociedad, destacará la variedad. Pedro González considera que el ambiente económico influye en la mezcla de tejidos y estilos. “Hay que motivar el consumo”. Este año todo vale.

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