Copagos

El coste en salud por la existencia de barreras es evitable y sin justificación

Llevamos unos días con un debate social sobre el copago a raíz de las declaraciones de la ministra de sanidad en las que al parecer se planteaba la posibilidad de subir la aportación del copago sobre los medicamentos a los pensionistas con ingresos superiores a los 18.000 euros al año.

Esta es una polémica clásica cada vez que alguna autoridad sanitaria propone subir o imponer copagos por cualquier servicio sanitario.

En sanidad, los copagos tienen el potencial de influir en la demanda de servicios o de medicamentos y por lo tanto tiene un efecto potencial condicionando las decisiones de los pacientes.

Las reflexiones relevantes que se suelen generar se refieren a si un determinado copago se constituye en barrera de acceso al servicio perjudicando a quien necesita ese servicio. Esta es la cuestión clave porque desde el punto de vista de los valores sociales prevalentes, los servicios de salud deben estar accesibles para todos los que lo necesiten y no debería haber barreras al acceso. El copago puede ser una barrera según se formule. En 2012, con el Real Decreto Ley 16/2012, se instauró un nuevo copago farmacéutico a los pensionistas que generó enorme polémica y debate social.

Aunque no es fácil conocer el impacto de la medida desde el punto de vista económico y sede el punto de vista social y sanitario (el Gobierno no ha publicado ninguna evaluación) se estima que los pensionistas españoles está aportando unos 700 millones de euros al año con esta medida. Desde el punto de vista sanitario, la sociedad española de médicos generales de España (Semergen) ya ha estimado que alrededor del 15% de los pensionistas interrumpen sus tratamientos con fármacos por razones del copago.

De igual forma, algunos otros colectivos profesionales farmacéuticos han señalado similares consecuencias.

Para que un sistema público de salud pueda cumplir su función social de asegurar la igualdad de acceso y la equidad de los servicios, necesita asegurar que se eliminan las barreras de todo tipo que puedan perjudicar la accesibilidad porque el coste en salud por la existencia de barreras es algo evitable y no tiene justificación. Yo soy partidario de que los pensionistas españoles (que tienen rentas bajas, no se olvide) no tengan copago alguno porque el riesgo de alterar la adherencia a los tratamientos no puede no debe aceptarse.

Convendría disponer de un riguroso análisis del impacto de estas medidas para que las decisiones en estos asuntos de hicieran con evidencias y con garantías de protección de la salud de las personas. Es más que probable que esta sea una polémica que quede en nada porque entre todos, se obligará a la ministra a rectificar y dejar la medida en el cajón del olvido.

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