Salud mental y derechos humanos

Aún faltan derechos fundamentales relacionados con la salud mental

  • Los profesionales coinciden en que pese a contar con un buen sistema, una de las grandes asignaturas pendientes de la sanidad española es la mejora de la atención a las personas con patologías psiquiátricas

Javier Romero es psiquiatra en el Hospital Virgen de la Victoria de Málaga.

Javier Romero es psiquiatra en el Hospital Virgen de la Victoria de Málaga. / M.G.

odos los expertos coinciden en que España tiene uno de los mejores sistemas sanitarios, sin embargo, uno de sus grandes asignaturas pendientes es la mejora de la atención a la salud mental. Mucho se ha avanzado desde los tratamientos radicales y los debatibles características de los centros psiquiátricos del siglo pasado, pero pese a ello, aún seguimos lejos de estar en un modelo ideal. Un área importante, si se tiene en cuenta que 1 de cada 4 españoles sufrirá un problema de salud mental a lo largo de su vida. Es por ello que la Fundación Manantial ha centrado su XVII Jornada anual en el respeto de los derechos humanos en la atención a la salud mental.

Tal y como explicaba el presidente de la Fundación, Francisco Sardina, si bien hay pautas concretas para la atención a la salud mental, en cuestiones tan básicas como el internamiento involuntario “aún hay mucho margen para la discrecionalidad de la actuación del médico”, además de “bastante asimetría en las distintas Comunidades Autónomas”. Si bien cabe entender que “tampoco se trata de abolir el internamiento involuntario, porque hay muchos casos en los que lamentablemente no se puede concebir otra opción”, sí se trata apuntar que todavía se abusa de esta medida.

De la misma forma, Sardina también señalaba otras acciones abusivas como las sujeciones mecánicas que, en ocasiones, “se usan como sucedáneo del acompañamiento, por falta de personal suficiente en salud mental”. A este respecto, Javier Romero Cuesta, psiquiatra en el Hospital de la Victoria (Málaga) aportaba que los retos aún son muchos. “Necesitamos muchos más recursos, modificar nuestras unidades de hospitalización, dirigirnos no tanto hacia la medicalización, sino a abordajes más psicoterapéuticos y fomentar una mayor participación de los usuarios y los familiares”.

Según el experto, “seguimos teniendo muchos problemas sobre todo en instituciones con respecto a medidas coercitivas y en la falta de autonomía”. En este sentido, Romero Cuesta aportaba que en cuanto a la capacidad del paciente, hay que distinguir que tenga o no la capacidad de decidir, a que esas decisiones puedan ser o no erróneas, en cuyo caso lo que precisa es de apoyo. También, en cuanto a los familiares, recordaba la importancia de que la familia o representante pueda participar de una manera más horizontal, con una planificación anticipada, y no quedando como un agente pasivo y al margen del proceso. Asimismo, el psiquiatra iba un paso más allá, y hacía hincapié en el concepto de dignidad. “No es raro encontrar unidades donde el trato no es digno, personas en pijama, muy aisladas del mundo exterior, y donde quizás la labor de cuidados no es la más adecuada etc.” En este sentido, la línea de trabajo de las nuevas unidades es buscar espacios más amables, con habitaciones individuales, donde puedan llevar su ropa de calle, donde se fomente su autonomía y se permita una mayor participación de los familiares.

Más allá de los aspectos sociosanitarios, desde la perspectiva propia del derecho, Encarnación Roca, vicepresidenta del Tribunal Constitucional, recordaba que nuestra legislación hace titular de los derechos fundamentales a todas las personas, sin distinción, y entre estos derechos destaca el derecho a la libertad. Así recordaba que para realizar un ingreso involuntario era imprescindible cumplir ciertos requisitos.

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