El consumo de tranquilizantes y ansiolíticos ha aumentado en los últimos años. Algunos de los más comunes pertenecen al grupo de las benzodiacepinas, con nombres reconocibles como Valium, Diazepam o Lorazepam.

Se trata de productos muy usados, pero cuyo consumo implica también riesgos, por lo que es fundamental tomar estos fármacos solo cuando hay una pauta y un seguimiento médico. Por ello, es también tener claras una serie de cosas como el tiempo que duran los efectos de estos medicamentos y qué ocurre si se toma más cantidad de la aconsejada. 

¿Cuánto duran los efectos de los ansiolíticos?

La duración de los efectos de los fármacos depende de una serie de factores, como el organismo de la persona que los toma o el tiempo que se lleva tomando dicho medicamento (cuanto más se tome más resistencia se podrá desarrollar a sus efectos). Otro factor a considerar es el tipo de acción del medicamento, pudiendo ser de acción larga, media o corta, entre otros.

Según el Ministerio de Sanidad, el pico de acción de las benzodiacepinas consumidas por vía oral suele encontrarse entre los 30 minutos y las 2 horas tras la ingesta. Los efectos aparentes duran varias horas, pero pueden tener efectos menos visibles pero más duraderos (y que serán más patentes a través del uso continuado). 

Por otra parte, la desaparición aparente de los efectos no implica que estos hayan desaparecido del cuerpo, sino que dependiendo del tipo de benzodiacepina podrán pasar horas o días. 

¿Qué pasa si consumo más de la cuenta?

El problema de la diferencia entre el tiempo que tardan en desaparecer los efectos aparentes y lo que realmente tarda en hacerlo es que se puede sentir el impulso de consumir más para volver a tener esos resultados. Esto es peligroso, puesto que se puede producir una sobredosis (en el peor de los casos), se puede crear una mayor resistencia a sus efectos y porque son productos susceptibles a crear dependencia (que puede transformarse en adicción). El riesgo de desarrollar dependencia aumenta conforme más tiempo dura el tratamiento.

Es fundamental seguir las pautas del médico conforme a dosis, tiempo del tratamiento y qué medicamentos y bebidas se pueden o no tomar, para evitar un consumo excesivo o una mezcla de fármacos que puede llevar, entre otras cosas, a sufrir una sobredosis que puede causar la muerte. 

Los síntomas de una sobredosis pueden ser los siguientes: somnolencia severa, confusión, problemas a la hora de hablar (arrastrando las palabras), debilidad muscular, problemas de equilibrio o de coordinación, sensación de desvanecimiento, latidos cardíacos lentos y respiración débil o superficial. Como efecto de una sobredosis, la víctima puede entrar en coma.

Por otra parte, para evitar o reducir los efectos secundarios de una posible dependencia lo más probable es que su médico opte por reducir la dosis de forma gradual conforme se acerque el final del tratamiento. Algunos de los síntomas asociados al síndrome de abstinencia de estos medicamentos son los siguientes: problemas a la hora de concentrarse o de memoria, zumbido en los oídos o ansiedad.